Trouvaille | Scarzzie

22. No lo hagan

Pasaron exactamente unos diez meses desde que nos vimos por última vez y quisiera decir que avanzamos o que éramos felices por nuestro lado, algo así como que el cariño y la añoranza seguía, pero nosotras teníamos una vida normal.

Pero no... era un día más doloroso que el anterior, no sé cómo explicarlo y es algo que le confesé a Lizzie mucho después de reconciliarnos, ella igual lo hizo conmigo, normalmente te haría bien alejarte y lo superarías, pero no podíamos cargar con esto, no es común que pase tanto tiempo y por una aventura de verano suframos tanto.

Yo de todo corazón no le recomendaría a nadie como Lizzie y yo llevamos nuestra relación en un principio, no es bueno ni sano, si alguno de mis hijos me cuenta que le pasó algo así, sin importar si estuvo en la posición de irse o la mía, le diría que en serio se olvide de esa persona, que no la busque y si vuelve a verla, simplemente no entable ni siquiera una conversación, aunque dicen que los mejores consejos que das, son los que más te cuestan seguir...

Siempre que me preguntan por el inicio de mi relación, aunque les parezca romántico, Lizzie y yo les reiteramos que no es algo que debería pasar, ambas no avanzamos, pero considero que sí crecimos, aunque no lo parezca; yo tenía un apartamento vacío y dormía en el sofá de Maria, mientras que Lizzie se abrazaba a ese dinosaurio como si fuera suyo, eso explica el porqué no avanzamos... ahora... crecimos porque la vida te fuerza a crecer, no importa lo que pienses o sientas, la vida te lleva a afrontar el día a día por lo que creces, yo le hice frente a todas las especulaciones aclarando que sí me divorcié, ya estaba en conversaciones con mi nueva editorial, tenía que continuar con mi día a día; Lizzie hizo lo mismo, tomó las riendas del negocio familiar, tenía que pretender que todo era perfecto con Liana, pues ella no podía enterarse de que estaba herida, hacía todas las labores de casa, criaba una niña y trabajaba... ambas sólo teníamos nuestras noches de soledad para demostrar lo que sentíamos.

No todas las historias de amor pueden ser iguales ni parecerse, no busquen inspiración o aspiren a una historia como la nuestra, porque aunque suene pretencioso, nadie tiene la fortuna de conocer a su futura esposa de esta manera.

Entró a la casa que solía compartir con su ex esposa, ni siquiera sabía por qué estaba ahí, sólo que buscaba a Sylvie, el pasillo de la entrada se le hizo gigante, cuando pudo atravesarlo, entró a la sala.

– Hola – Emitió Scarlett con una sonrisa

– Hola – Respondió de la misma manera

– ¿De qué querías hablar?

– Bueno... – Empezó diciendo, aunque la presencia de una tercera persona que aparecía por la cocina la alertó, era Elizabeth – ¿Qué haces aquí? – Preguntó sorprendida y extrañada

Elizabeth sólo le sonrió viéndola a los ojos y se acercó a Sylvie, ambas empezaron a besarse, Scarlett se alejó sorprendida, las dos tenían los ojos abiertos viéndola a ella.

Su respiración empezó a agitarse, sentía pánico, abrió y cerró los ojos repetidamente hasta que se dio cuenta que estaba en un lugar oscuro, se tardó unos minutos en intentar reconocer dónde estaba, era la sala de Maria exactamente se encontraba dormida en su sofá.

Trató de respirar correctamente, se sentó viendo una lata de soda al lado suyo, no volvería a tomar azúcar antes de dormir, tomó su celular, eran la cuatro de la mañana, aún podía dormir un poco, revisó su agenda con lo que tenía que hacer ese día, después de aplazarlo tanto tiempo, por fin iría por sus muebles, había contratado a una diseñadora de interiores, su nombre era Katherine o Kat como le había dicho que la llame, era bonita, la ayudó a elegir los tipos de muebles que irían en el lugar, bueno Kat eligió todos mientras Scarlett le daba la razón, necesitaba un lugar en el que estar, eso era lo único que le importaba.