Capítulo XXII: El peor recuerdo de Snape

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POR ORDEN DEL MINISTERIO DE MAGIA

Dolores Jane Umbridge (Suma Inquisidora) sustituye a Albus Dumbledore como director del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.

Esta orden se ajusta al Decreto de Enseñanza n.°28.

Firmado:

                                                                                    Cornelius Oswald Fudge

                                                                                       Ministro de la Magia

Los carteles habían aparecido en el colegio durante la noche, pero eso no explicaba cómo era posible que todo el mundo, sin exceptuar a nadie en el castillo, supiera que Dumbledore había burlado a dos Aurores, a la Suma Inquisidora, al ministro de la Magia y a su asistente júnior, y había escapado. Era el único tema de conversación que existía entre el alumnado, y por lo visto, Todos sabían que Harry, Fiorella y Marietta habían sido los únicos estudiantes que habían presenciado la escena en el despacho de Dumbledore, pero como Marietta estaba en la enfermería, Harry y Fiorella se vieron asediados por sus compañeros, que le pedían un relato de primera mano.

— Dumbledore no tardará en volver – aseguró Ernie con aplomo cuando regresaban de Herbología, tras escuchar atentamente la historia de Harry – Cuando estábamos en segundo, no consiguieron alejarlo de aquí mucho tiempo – Fiorella, que se había negado a participar en la conversación, por primera vez los miro con atención – y esta vez tampoco lo conseguirán. El Fraile Gordo me ha dicho – adoptó un tono confidencial y bajó la voz, de modo que Harry, Ron, Fiorella y Hermione tuvieron que acercarse más a él para oírlo – que anoche, la profesora Umbridge trató de entrar en el despacho del director después de buscar a Dumbledore por todos los rincones del castillo y los jardines. Pero la gárgola no se apartó de la puerta. El despacho se había cerrado para impedirle la entrada. – Ernie sonrió con suficiencia –. Por lo visto, le dio un berrinche de aquellos.

— Seguro que le habría encantado sentarse en el despacho del director – dijo Hermione con rabia, mientras subían la escalera de piedra hacia el vestíbulo –. No soporto la prepotencia con que trata a los demás profesores, la muy estúpida, engreída y arrogante...

— A ver, Granger, ¿cómo termina esa frase? – Draco salió deslizándose por detrás de la puerta, seguido de Crabbe y Goyle. La malicia iluminaba su pálido y anguloso rostro –. Me temo que tendré que descontar unos cuantos puntos a Gryffindor y a Hufflepuff – sentenció arrastrando las palabras.

— ¿Él puede hacer eso? – le preguntó Fiorella a Ron. El pelirrojo se encogio de hombros.

— Los prefectos no pueden quitarles puntos a sus colegas, Malfoy – saltó Ernie de inmediato.

— Ya sé que los prefectos no pueden descontarse puntos unos a otros – dijo Malfoy desdeñosamente. Crabbe y Goyle rieron por lo bajo –. Pero los miembros de la Brigada Inquisitorial...

— ¡¿La qué?! – exclamó Hermione con aspereza.

— La Brigada Inquisitorial, Granger – repitió Malfoy, y señaló una «B» y una «I» diminutas y plateadas que llevaba en la túnica, debajo de la insignia de prefecto –. Un selecto grupo de estudiantes que apoyan al Ministerio de la Magia, cuidadosamente seleccionados por la profesora Umbridge. – Fiorella lo miró, y abrió los ojos desmesuradamente, miró a los chicos y les hizo señas, pero sus compañeros continuaban mirando al rubio. – Los miembros de la Brigada Inquisitorial tienen autoridad para descontar puntos. Así que, Granger, a ti te voy a quitar cinco por hacer comentarios groseros sobre nuestra nueva directora.

La prometida de Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora