Capitulo VIII: Los cuatro campeones

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Miré al chico de lentes, que ya conocía desde el campeonato de quidditch, permanecía sentado y realmente sorprendido.

Nadie aplaudía. Un zumbido como de abejas enfurecidas comenzaba a llenar el salón.

Se giró hacía el chico pelirrojo y hacía Hermione, y les dijo algo.

— ¡Harry Potter! – llamó Dumbledore –. !Harry! ¡Levántate y ven aquí, por favor!

Hermione empujo a su amigo, obligándolo a levantarse.

El chico de lentes avanzó por el hueco entre las mesas de Gryffindor y Hufflepuff.

— Bueno... cruza la puerta, Harry – dijo Dumbledore, sin sonreír.

Harry se adentró por la puerta que había cruzado los campeones.

Dumbledore dio por finalizado el banquete y la profesora McGonagall se acercó a mi cuando todos salían del gran comedor y dijo:

— Srta. Abbondanzieri – Llamó – acompáñeme – Asentí y comencé a caminar junto a ella.

Me acerqué a ella y vi su cara de preocupación.

— Profesora – dije y ella me miró mientras caminábamos – no creo que él haya puesto su nombre en el cáliz, para eso se requiere saber hacer un hechizo para confundir muy complicado. Es magia muy avanzada para nosotros.

McGonagall me miró asombrada

— ¿Cómo sabe eso? – preguntó

— Solo me gusta leer. - Contesté, como si eso respondiera la pregunta de McGonagall.

Ella solamente asintió y siguió subiendo las escaleras. Cuando llegamos al último piso caminamos hasta el final del pasillo, donde colgaba el retrato de una mujer regordeta, con un vestido de seda rosa.

— Buenas Noches, profesora McGonagall – dijo la mujer del retrato

— Buenas Noches, Sra. Gorda – contestó la profesora

— ¿Nueva alumna? – Preguntó mirándome

— Sí – asintió – necesito entrar, por favor – dijo

— ¿Contraseña? – Preguntó

— "Tontearías" – dijo la profesora McGonagall 

El Retrato se balanceo hacia adelante y dejo ver un agujero redondo en la pared, pasamos a través de él y entramos a la sala común de Gryffindor.

La sala común era una habitación redonda y acogedora, llena de cómodos sillones , de grandes armarios y mesas, y en una pared había un pizarrón donde los estudiantes dejaban anuncios, encontraban noticias, avisos, etc. Una ventana que da hacia los terrenos de Hogwarts y una gran chimenea dominaba la pared. Había dos escaleras, las cuales estaban en lugares contrarios, estas dirigían a los dormitorios (como en Slytherin).

— Bien, – espetó de pronto la profesora Mcgonogall – al ser un caso especial, tendría que hacerte un recorrido por aquí – dijo refiriéndose a la sala común y los dormitorios – pero con lo de Potter...

— Comprendo – asentí

— Tendrás que esperar a los prefectos, Jane Cole y Gabriel Hilliard, para que te indiquen todo – explicó 

 Asentí y ella salió de la sala común

Minutos después entraron, por la abertura de la pared, una linda morena y un chico rubio. Esperé que se despidieran y me acerque a la chica.

La prometida de Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora