— Supongo que ahora lamentarás haberte dado de baja de Adivinación, ¿verdad, Hermione? – comentó Parvati con una sonrisita de suficiencia.
Era la hora del desayuno, dos días después del despido de la profesora Trelawney, y Parvati se estaba rizando las pestañas con la varita y examinaba el resultado en la parte de atrás de una cuchara. Aquella mañana iban a tener la primera clase con Firenze.
— Pues no, la verdad – contestó Hermione con indiferencia mientras leía El Profeta –. Nunca me han gustado los caballos.
— Centauro – la corrigió Fiorella, tranquilamente, mientras Hermione pasaba la página del periódico y les echaba un vistazo a las columnas.
— ¡No es un caballo, es un centauro! – exclamó Lavender, indignada.
Fiorella y Hermione intercambiaron una fugaz mirada.
— Un centauro precioso, por cierto – añadió Parvati.
— Sí, pero sigue teniendo cuatro patas – comentó Hermione fríamente –. Además, ¿ustedes dos no estaban tan disgustadas porque habían despedido a la profesora Trelawney?
— ¡Y lo estamos! – le aseguró Lavender
— Como se nota – espetó Fiorella con sarcasmo.
Harry y Ron se mordieron la lengua para no reír. Lavender por su parte, la miró de reojo, con evidente fastidio, y continuó:
— Fuimos a verla a su despacho y le llevamos un ramo de narcisos, y no eran de esos que graznan de la profesora Sprout, sino unos muy bonitos.
— ¿Cómo está? – preguntó Harry, que había recobrado la compostura.
— No muy bien, pobrecilla – respondió Lavender con compasión –. Se puso a llorar y dijo que prefería marcharse para siempre del castillo a permanecer bajo el mismo techo que Dolores Umbridge, y no me extraña, porque la profesora Umbridge ha sido muy cruel con ella, ¿no les parece?
Fiorella asintió con pesar.
— Tengo la sospecha de que la profesora Umbridge no ha hecho más que empezar a ser cruel – dijo Hermione misteriosamente.
Narra Fiorella.
— Imposible... - escuche decir a Ron.
Pero no pude continuar poniendo atención a la conversación que mantenían los chicos, pues ante mí apareció un, horrible, pergamino rosado. Sabía perfectamente de lo que se trataba, ya lo había recibido antes.
Lo abrí, por educación. El mensaje era corto.
En mi despacho a las 17:00 en punto.
Suspiré con cansancio, gracias a Merlín esta sería la última sesión de castigo... bueno, solo si esa maldita arpía lo decidía así.
— ... No puede volverse peor de lo que es – termino de decir Ron.
— Oh, ya lo creo – dije, mientras guardaba el trozo de pergamino en mi túnica.
Hermione asintió y dijo:
— Intentará vengarse de Dumbledore por haber nombrado a un nuevo profesor sin consultarlo con ella – sentenció Hermione mientras cerraba el periódico –. Y más aún tratándose de un semihumano. ¿Se fijaron en la cara que puso al ver a Firenze?
Asentí sonriendo, recordando su cara al ver a nuestro nuevo profesor.
Después de desayunar, Hermione fue a su clase de Aritmancia, y Harry, Ron y yo seguimos a Parvati y Lavender al vestíbulo, pues teníamos clase de Adivinación.
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La prometida de Draco Malfoy
FanficHistoria basada en los libros de JK Rowling, la gran escritora de Harry Potter. Todos los personajes le pertenecen a JK Rowling, excepto Fiorella Abbondanzieri.