CAPÍTULO 2

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LIBRO I
TRIOLOGÍA: MATICES TÓXICOS

ABRAZA MI OSCURIDAD


Renée Sthibensson
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¡DISFRUTA TU LECTURA!

El auto de mi hermana está destrozado por lo que las calles nos reciben caminando a pie. Para mi mala suerte las nubes se forman grises dando paso a la lluvia, así que le cedo el abrigo a Hagata. Mis zapatos están mojados, al igual que mi cabello, mientras las gotas frías caían sobre mi piel, un posible resfriado de seguro.

-Agh, que mierda- se queja Shaira a mi lado.-se corrió todo mi maquillaje.- toca su rostro con dos de sus dedos para luego mirarlos con algo de asco, como si hubiera tocado comida podrida y la estuviera viendo.

Tuerzo los ojos acomodando a la pequeña sobre mis hombros, ya que la señorita perfecta no puede estrujar su ropa, que según ella es el último grito de la moda en no sé dónde, cargándola.

***

-¡Mis niñas!- habla mamá al entrar a la casa de la cual ya me había despedido-Vi las noticias. ¿Ningún rasguño?¿Qué sucedió?¿Tienen hambre?

Nos revisa de arriba a abajo y dejo a la niña en el suelo:

-Yo si-dijo Hagata, escondiéndose detrás de mí antes de que pudiera responder.

Mamá mira a la niña con curiosidad, y Hugo está sobre el sofá, (y si suponían que jugando con algún videojuego, están en lo correcto) sin prestar atención a la plática, ni mirar a la niña motivo de atención para todos menos para Shaira.

-¿Y ella quien es?-preguntó papá, señalando a la pequeña y llegando hasta nuestro lugar.

-Se llama Hagata, Renée la salvó del incidente en el aeropuerto-habla mi hermana recibiendo la toalla que mamá buscó para ella.

-Shaira también ayudó, fue muy valiente siguiendo mis instrucciones- digo con algo de diversión, guiñando un ojo a la chica, la cual hace un gesto de "agh" y se pierde entre el pasillo directo a su habitación.

Mamá mira la dirección en la que ella se fue, y sonríe con algo de orgullo. Papá abre la boca para hablar, pero es interrumpido por los gritos de mi hermano:

-¡No!- sujeta su cabeza con ambas manos-¡No puede ser!¡Estaba a punto de llegar al último nivel!

Papá lo mira algo pensativo y dice solo para los dos:

-Creo que debemos llevar a Hugo al psicólogo.

Lo miro con algo de culpa y recuerdo el cable roto que usé con Slogan para desactivar las bombas ¿Cómo le digo que arruiné su videojuego?

-¿Tu crees?- susurro al mismo tono que él.

Asiente y mi hermano deja de lado sus gritos para luego irse directo a la cocina.

-Hugo, de hecho hay algo muy importante que tengo que decirte- digo siguiéndole hasta la isla- pero tómatelo con calma ¿si?

-¿Que pasa?

Mostré el cable defectuoso y casi que le da un infarto, para Hugo, una consola era más importante que su vida, juega con ellas desde que tiene diez años. Tomó el cable, como si su vida dependiera de ello, para luego dedicarme una mirada de odio.

-Tu Xbox, he cogido tu cable para hacerte una broma y luego lo necesité con Sloan para...

-¡No te perdonaré esto nunca en tu vida!- seguido de decir eso se fue a su habitación-¡Nunca!- finalizó gritando desde el segundo piso, dando un portazo.

Abraza mi Oscuridad - Tomo 1 ©[Matices Tóxicos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora