Capítulo 26

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Renée

—UNO...DOS...TRES....UNO...

Mis ojos comenzaron a abrirse y el olor a chatarra cubrió mis fosas nasales. Poco a poco recuperé la conciencia mientras sentía las sirenas de los autos de policía. Divisé a Jeremiah, quien me estaba comiendo con la mirada de sus esmeraldas. Me he ganado un gran regaño.

Me puse de pie como pude de la camilla y la máscara de oxígeno me molesta. Miro a todos lados en busca de reconocer a los rostros de los oficiales del escuadrón. Mis ojos solo ven manchas espesas. Siento las manos de Lucia en mi hombro y espero las de Oto en el otro pero no llegan.

—¡Todo esto es tu culpa!— reconozco su voz gruesa

—Jeremiah yo, no...— sin terminar la frase, mi cuerpo calló al piso y mis ojos se volvieron a cerrar.

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El escenario ha cambiado y ya no huele a gasolina, una habitación de hospital me rodea.

—Al fin has despertado. Hemos detectado un infarto cerebrovascular.

—¿Eso que significa?

—Esto sucede cuando el flujo de sangre de una parte del cerebro se detiene. Aunque algunas veces se denomina ataque cerebral. Si el flujo sanguíneo se detiene por más de pocos segundos, el cerebro no puede recibir nutrientes y oxígeno.— habla la enfermera

—¿He estado a punto de morir?

—Tuviste mucha suerte, tienes un astigmatismo.

—Si, tengo problemas de la vista desde los 12. Soy miope.

—Tienes que cuidar más tus ojos.

—Trataré

—Aquí tienes tu nueva refracción, debes actualizar tus anteojos.

—Muchas gracias.

Salió y proveché para cambiarme, en lo que entró Lucía.

—Hola Re.

—Lucy, ¿estás bien?

—Si, el observatorio quedó hecho escombros, aún hay muchos oficiales ahí dentro—su semblante de torna triste

—¿Que pasa? Siento que algo no está bien, cuéntame

—Renée, Oto...el

—¡Por el amor de dios habla!

Pequeñas lágrimas salen de sus ojos mostrándome un semblante preocupado.

—Oto está entre los desaparecidos— sus lágrimas brotaron con más fuerza y no pude contener las mías— hay más de 20 desaparecidos, se cree que ya está muerto.

—¡No!, El no está muerto, no te atrevas a decir eso.

—Las posibilidades de que esté vivo son muy bajas

—No me importa.

Salí dando zancadas grandes en busca de mi escuadrón.

—¡Los quiero a todos listos! Porque tendrán la misión del rescate y salvamento del oficial del rango dos Oto Freeman— me pasee por la sala— hay 20 soldados, compañeros, amigos y hoy vamos a rescatarlos a todos. ¡Tenemos el tiempo en nuestra contra, ya que no sabemos en que estado se encuentran! Necesito a los mejores para esto, no estamos jugando, por lo tanto el que esté dispuesto a esta misión que de un paso al frente.

En menos de cinco minutos ya tenía a dos escuadrillas a mi favor. Oto es mi hermano, mi amigo y mi confidente, el no va a morir, porque yo haré todo lo posible para que eso no suceda.

Abraza mi Oscuridad - Tomo 1 ©[Matices Tóxicos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora