Capítulo 39

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Renée

«Hay que estar loca para casarse con un psicópata»

Cito los pensamientos que tuve cuando conocí a Charlotte, y ahora que lo pienso, estoy en su lugar.
El destino tiene caminos muy distintos preparados en un expediente llamado "vida" para nosotros.

Se que solo somos caminos que se están entrelazando en estos momentos, pero no me gustaría imaginar que pasaría cuando el nudo se desenrede.

Me miró, diciendo mil palabras. Y es tan patético no saber si sientes o no por esa persona. Es patético amar.
Es patético que el amor sea un papel de dos caras y es más patético aún que el ser humano siendo la especie más desarrollada, aún no logra vivir sin ese sentimiento.
Las sábanas están frías y me siento totalmente sola. No es mi casa, no es mi lugar. Estoy entre caníbales que aman ver la sangre correr.

¿De verdad, estoy amando a Jhon Cooper? ¿De verdad todo esto está pasando?
Es como sentir una alegría rara, algo acumulado. El día de hoy he sonreído más hipócritamente que nunca, mi vida es un fiasco.
No lo he pensado mucho, pero... Ahora soy Renée Cooper.

"Cooper" es gracioso, un apellido que tanto odié, que tanto quise tener al menos a uno solo de ellos tras las rejas.
Aún lo deseo, en el fondo, solo un poco, volver a los días en dónde era yo.

Las horas pasan y solo logro dar vueltas. Tengo poder, tengo riqueza, un marido guapo y la mitad de su familia odiandome y la otra mitad ni siquiera sabiendo si existe.
Nadie dijo que el caos que traía Jhon consigo era tan difícil de superar.

El tiempo pasa lento cuando está pasando. Es de madrugada y las sábanas se vuelven más frías con cada movimiento en busca de somnolencia.
Odio estar totalmente sola, aunque en un tiempo lo disfruté, cuando estoy sola sobrepienso, intento solucionar problemas que ni siquiera tienen punto de partida, el giro que dió la montaña rusa de mi vida fue demasiado trascendental.
Ese extraño reflejo involuntario de levantarse, dar vueltas, ir a la cocina en busca de agua y volver a la cama es la rutina nocturna que trae consigo la falta de sueño.

El trasfondo que parecía tener esta relación tóxica, fue más allá de lo que mis ojos captaron.

Vuelvo a la cama y empieza a picarme sin motivo aparente ya que no hay mosquitos en el ambiente ni algún insecto, la pierna.
No sé dónde están la mayoría de medicamentos y solo ubico el lugar donde está mi ropa, comprada por los sirvientes, nada es mío, pero si de mi talla.
Solo encuentro una solución y es echar agua caliente en busca de solucionar el problema pero no, hay algo duro bajo mi piel en el lugar de la comezón, algo como...

El sonido de las aspas de un helicóptero suenan en la habitación por lo que rápidamente salgo del cuarto de baño.

«No puede ser»

La bandera de tres franjas negra, roja y amarilla, aparecen sobre la pintura verde camuflaje del artefacto. En la puerta se mantiene fijo Jeremiah, intentando buscar el objetivo.

¿Están aquí gracias a mi?

—¿¡Que mierda esperas para salir de ahí!?— me habla al oído.

No sé cómo lo hizo pero logró cambiar el pijama, por el traje negro de siempre.
¿Nunca va a usar ropa ordinaria?

—¡¿Que está pasando!?— preguntan corriendo por los pasillos junto a el.

Las bombas caen en las habitaciones por las que pasamos y verdaderamente parece un matadero, sangre por doquier, de empleados, guardias o sabe dios. Corre sin mirar atrás simplemente sujeta mi mano, supongo que ha puesto a salvo a Ashlen.

Abraza mi Oscuridad - Tomo 1 ©[Matices Tóxicos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora