Capítulo 27

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Benjamín

—Bueno, ya descansa, ser doctor trae sus consecuencias— dijo Hugo

—No pensé en ellas cuando tenía 19.

Subí los escalones casi sin ganas y en poco tiempo estaba en la habitación. Dejé mi cuerpo caer en la cama con todo y uniforme. Siento que mi trabajo me consume y últimamente todo es monotonía, despertar, trabajar, volver a casa, despertar...
Mis ojos se cerraron y por fin pude descansar.

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No sé cuántas horas pasan pero siento las lamidas de Mayha en toda mi cara.

—Basta, ¡quieta!— logro hacerla bajar de la cama y al mirar el despertador habían pasado cinco horas.

Valla que necesitaba un descanso. Tomo una ducha caliente por varios minutos. Al salir me envuelvo en una toalla mientras busco una camisa y unos pantalones, cuando me doy cuenta de unos boxers que nunca había visto. No le di mucha importancia importancia y seguí buscando, seguro es mío o Renée lo compró para mí, hasta que llegó una llamada a mi móvil.

—¿Que quieres?

Benjamín, ya se que no quieres saber nada de mi, pero necesito hablar contigo urgente.

No tengo nada que hablar contigo. Te dije que esto se acabó, entiéndelo.

¡Es importante! Por favor, necesito que hablemos  en serio— literalmente el drama es lo suyo

Está bien. En dónde te veo

¿Puedes venir a mi casa?

mmm está bien.

Mi tarde quedó totalmente arruinada pero sé que necesito deshacerme de María de una vez por todas. Escojo una camisa gris y unos pantalones de algodón de camuflaje, y en 15 minutos ya estaba en su apartamento.

—Que bueno que viniste— dijo con una amplia sonrisa

Se acercó a saludarme como si aún tuviéramos algo y por inercia sujeté sus brazos con mis manos.

—¿Porque me llamaste?

—Yo, estoy teniendo dudas sobre algo y quiero que veas— me entregó una prueba de embarazo positiva— estoy embarazada, de ti

‹¡¿Pero que mierda...?!› 

—¡¿Estás loca o que!?— estrellé el pequeño dispositivo que tenía en mis manos y ella me miró atónita.

Siento el sudor recorrer por mi frente y mis ojos sin saber a dónde mirar. ¿Me había tenido una puta trampa? Renée no me lo perdonaría.

—Benjamin,— habló calmada—es tuyo lo sé, yo no he estado con nadie más, y si quieres me hago otra prueba para que veas que es positivo y hasta la de ADN, yo...

Mis oídos no captan una sola puta palabra de lo que dice, tenía un anticonceptivo, yo mismo revisé su historial, ¿Cómo carajo estaba pasando esto ahora? 

—No, no, —me sostuve la cara con las  manos—no, ¡No! y ¡NO!, esto no puede ser posible tu tienes un anticonceptivo de seis meses.

—Era mentira, me lo quité justo cuando nos conocimos después de que llegara al hospital.

‹¡Maldita!›

Se había quitando la porquería de anticonceptivo, pero claro era parte de su maldito plan.

—¡Pero es que si estás loca! Yo tengo esposa y te deje precisamente por ella.

Sus ojos se volvieron llorosos y ya no siento que pueda creer otra palabra más.
¿Has sido infiel alguna vez?¿Has sentido el miedo de que te descubran? Yo lo estoy sintiendo ahora mismo, y me siento como la peor rata de la historia, no debí caer en sus juegarretas, no debí aceptar ese vino la primera vez.

Porque Renée por muchos defectos que tuviera nunca se atrevería a traicionarte, ella me ama y yo lo estoy jodiendo todo.

—Lo se, pero...yo no lo planee.

—¡No jodas María! No lo planteaste y te quitaste el anticonceptivo cuando nos conocimos. No seas idiota.

—¡Oye no me ofendas! Es tu bebé y sabes una cosita—volvió el tono de "no rompo un plato" al de "harás lo que yo quiera"— no me lo voy a sacar.

Ahora sí estaba convencido de que es una loca.

—Si claro sabe Dios cuántos embarazos te has sacado.

Seguido de mis palabras una de sus manos tocó mi rostro formando un eco en el lugar por la bofetada.

—¡Yo no soy una puta! no me trates como tal

—El que te metas sin bragas a mi oficina demuestra lo contrario. ¿O ya se te olvidó?

—No se me olvidó, pero tú te harás cargo del bebé, y no me importa Renée ni tus papás ni nadie. Vas a aceptarlo.

—¿O que?— me crucé de brazos

—¿No te harás cargo?

—Rotundamente no

—Atente a las consecuencias. ¡Vete!

Salí sin darle mucha importancia pero el problema sigue latente. Es verdad lo de el embarazo pero se acuesta con tantos que es difícil saber si es mío. Y yo nunca dejaría a Renée por una cualquiera.

Conduje casi sin rumbo por las calles centrales, ¿En qué puto problema me había metido? Me estacioné frente a una floristería.

Tomé un ramo de margaritas y le pedí a la recepcionista que escribiera el nombre de Renée en el ramo color crema, y junto a ello, una frase:

El blanco de las margaritas representan la pureza de tus ojos.

Es bella e inocente, pero fuerte. Es mía, yo la enamoré cuando ningún otro lo hizo, me escogió a mí y eso nunca iba a cambiar.

Holi mis hermosos amantes de la oscuridad, aquí les traigo el capítulo 27.
Muchos problemas están por venir😁.

Besitos

A.H

Abraza mi Oscuridad - Tomo 1 ©[Matices Tóxicos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora