En cadenas

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Narrador: tercera persona

El sol se asoma por la pequeña ventana de la celda. Aún no han sido llevados a una cárcel, esperan el juicio que se realizará en tres días. Jhon permanece en su celda atado de manos y pies, con grilletes bastante incómodos.

Hace frío y Renée todavía trae el vestido de la noche anterior, no han dicho una sola palabra. No es la primera vez que un Cooper visita una comisaría, pero si la primera vez de Renée. 
Había pasado por estos pasillos oscuros varias veces, pero no como prisionera, sino como psicóloga, o detective, aplicando su cargo y mostrando la placa que le colocaron el día de su graduación.
Hay más hombres y mujeres al rededor, prostitutas, proxenetas, mafiosos o traficantes.
Ella permanece sentada en el piso, abrazando sus piernas contra su pecho y el piso frío le ha hecho marcas rojas, tiene el cabello enmarañado, y el maquillaje todo desordenado.

Por otro lado Jhon no parece estar aterrado o incluso nervioso. Está sentado en la cama incómoda que posee su recamara, mira a todos con esos ojos negros penetrantes que lo clasifican como uno de los mejores psicópatas. Nadie se atreve a preguntar o hablar, saben quién es, saben lo peligroso que es el tipo.

Varios han Mirado a Renée, haciendo propuestas indecentes pero la misma no hace el mayor caso. Todos esperan el momento de salir, de algo. Pero la Detective está aterrada con  lo que le espera, sus padres han logrado apartar una celda para ella sola, pero las ratas y el olor a podredumbre la hacen arrepentirse de todo.

—¿Renée Sthibensson?

—Soy yo— se levanta rápidamente a la puerta de la celda

—Visita para usted.

El cadete abre la puerta acompañado de dos policías más, las esposas bailotean en sus delgadas muñecas y es cuando Jhon decide mirarla a los ojos.

Ninguno sabe que le espera, solo saben que es el fin... ¿O no?

La llevan a una recamara dónde esperan sus padres, sus hermanos y el delegado.

—Renée— la señora Sthibensson corre a abrazar a su hija de en medio.

—Mamá

Se da cuenta que está pálida y débil, su padre ni siquiera logra mirarla, sus hermanos la abrazan como si hubieran pasado décadas de lejanía.

—Decidí tomar tu caso Re, haré todo lo posible por no dejarte ir a la cárcel— dijo Shaira

—¡¿En qué estabas pensando!?— una sonora bofetada tomó el lugar, su padre está exaltado, nunca había golpeado a su hija, a la cual se sentía tan orgulloso.

La chica solo llora y Madel trata de calmar a Lemon.

—Nos has decepcionado Renée— habló por vez primera el delegado— Eras una de las mejores policías de este lugar.

«Eras»

Renée cariño el señor Jeremiah tiene un trato para ti— Madel toca el hombro de Renée al sentarse en la pequeña silla metálica junto a la mesa en la que reposan las esposas.

—Digame que trato— responde sin ganas

—Hemos decidido con el general que si nos das información sobre los Cooper podemos rebajar tu sentencia en el juicio o incluso dejarte en libertad...

Se le iluminan los ojos llorosos, ¿delatar a Cooper?
Esto pondría fin a su vida, Jhon  tiene algo planeado y ella lo siente.

—Piensa en tu familia, en la carrera que has construido, en ti— continúa— tenemos un plan que proponerte. Dejaremos que Jhon Cooper escape contigo y tú sabrás sus pasos, sabrás que hace y nos mantendrás en contacto sobre todos los movimientos de esa familia.  Colocaremos un rastreador en ti, irás a dónde él diga y estarás atenta a todo lo que hace, con quién se relaciona. Todo. Serás nuestro topo en esa familia.

¿Traicionar a Jhon?

¡¿Que usted cree que pasará conmigo si descubren que estoy dando información a la policía!?— se exalta la chica

—Tendremos una cadena de seguridad a tu alrededor. Guardaespaldas de primera, nada te pasará.

—¿Puedo pensarlo?

—Claro, te dejare con  tu familia unos cinco minutos más, tienes hasta mañana para declarar tu decisión— dijo Jeremiah antes de salir

—Hija piensa bien, no te quiero cerca de ese criminal, pero si haces lo que dice Jeremiah, saldrás ilesa, no tendrás que perder todo— Madel insiste en que acepte la petición del delegado

Shaira la mira apoyando a su madre y Hugo mantiene su semblante espantado y Lemon, Lemon sigue sin saber que decir.

—Mamá no puedo traicionar a Jhon— baja la mirada

—¡¿Pero si puedes traicionar a tu familia!?— interrumpe su padre—¡¿Que acaso amas al desalmado ese?!

—¡Si lo amo! ¡Lo amo!¿Me entiendes? Eso no va a cambiar quieras o no.

—¿Pero es que tú estás escuchando lo que dices? Estás arriesgando nuestra reputación por culpa de ese criminal—su madre sujeta sus brazos

—No me interesa tu reputación ni la de mi padre, ni la mía. Ya me cansé de vivir esperando que dicen los demás que pasa, no voy a definirme preguntando a los demás— tocó la puerta para que el guardia la sacara— no olviden que los amo, y espero que un día puedan entenderme.

Dejó a su familia sin habla y volvió a la celda.

—¿Que esperas? — dijo Jhon después de haber salido los guardias

—¿Que?

Se acercó a la puerta de su celda y la abrió como si nada.

—Vamos a escapar de aquí, los dos.

—Jhon yo no pue...

—Shhh

Un estruendo destruyó una de las paredes sin celda del lugar, haciendo que dejara libre un gran hueco.

—Nuestra carroza nos espera princesa.

Se extiende un gancho desde el jet que los espera y Renée está en duda.

—Vamos— extiende su mano

Las palabras de Jeremiah suenan en su cabeza. No puede hacerle eso a Jhon, pero también recuerda a sus padres, a su vida pasada.

Las alarmas suenan y no tienen mucho tiempo. Renée sigue dudando y el sigue esperando a su respuesta.

—Si

Para cuando llegan los guardias junto con Jeremiah, Renée trata de no mirar hacia abajo pero sin querer, comete el error de hacerlo. Mira directo a los ojos del delgado y este le recuerda el trato con una sonrisa pícara.

No traigo el rastreador

Se repite a si misma. Pero algo impacta en su pierna, no es una bala. Se siente como una picadura de mosquito.

Hola mis amantes de la oscuridad. Ya les traigo capítulos nuevos para compensar el tiempo que estuve ausente.
Besitos
A.H

Abraza mi Oscuridad - Tomo 1 ©[Matices Tóxicos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora