Por eso uso la calculadora (Ryuvin)

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— ¡Lo hiciste muy bien Gyuvin! — felicito el joven profesor cuando vio las respuestas del menor.

— G-gracias Hyung — dijo con un leve sonrojo y una sonrisa.

El mayor le devolvió la sonrisa.

— ¿Quieres algo de tomar? — le pregunto.

— ¿Eh?

— ¿Si quieres algo de tomar?, Aún es algo temprano y tu madre dijo que vendría por ti a las 5 p.m.

— Ah, claro — Pero si son las 4:30 — agua está bien — respondió.

— Bien, sígueme — dijo y se paró del sofá, encaminandose hacia la cocina.

Gyuvin hizo lo mismo y lo siguió hasta la cocina, observando el lugar.

— Por cierto Gyuvin — le llamo mientras servía en un vaso el agua.

— ¿Si? — el mayor volteó a su dirección y lo miro detenidamente, causando un escalofrío en el cuerpo del menor.

— ¿Por qué tienes esa gorra? — pregunto con una mueca de confusión mientras le extendía el vaso.

— Ah... B-bueno, no es nada — le respondió con una sonrisa nerviosa mientras bebía del líquido.

— Si no fuese nada, no lo tendrías puesto — dijo con una ceja levantada.

— B-bueno... Es solo que...

— ¿Te teñiste el cabello? — pregunto curioso.

— No exactamente — se rasco la nuca nervioso.

— ¿Entonces?

Se acercó de manera nada disimulada a Gyuvin, poniéndolo aún más nervioso.

— Yo... Volví a tener mi color natural — contesto en un susurro.

Vio al mayor pararse delante suyo, mirándolo con una expresión neutra.

Sintió la mano del mayor rozar su rostro y luego sobre su cabeza.

Lo miro a los ojos por unos segundos con sus mejillas de color carmesí.

— ¿Puedo ver? — pregunto con una dulce sonrisa.

Gyuvin desvió la mirada avergonzado y asintió lentamente.

Sintió como su gorro era desprendido de su cabeza poco a poco, y luego como su cabello negro caía sobre su frente.

Se mordió el labio inferior tímido, pero se sorprendió al escuchar lo que dijo su profesor.

— Creo que te ves muy lindo.

Creo que te robaste mi corazón.