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Chasquidos y pequeños jadeos era lo único que se escuchaba en aquella habitación

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Chasquidos y pequeños jadeos era lo único que se escuchaba en aquella habitación.

No sabía en qué momento pero la camisa que traía puesta el mayor había desaparecido hace un buen rato y él tenía el privilegio de ver tremenda obra de arte frente a él.

— H-hyung.. — gimoteo el pelinegro al sentir más frías manos del mayor recorriendo y acariciando su cintura por debajo de su playera.

Sintió sus mejillas calentarse cuando este comenzó a subir lentamente su playera.
Hasta que...

— Hey, par de torto-.. ¡Mierda, mis ojos!

“¿Por qué siempre en el mejor momento?”

El grito ocasionó que ambos se separaran con rapidez. Sus rostros parecían un tomate en esos instantes.

— ¡¿No sabes tocar?! — cuestiono el mayor al ver a la persona que había abierto la puerta e interrumpir su maravilloso momento con Gyuvin.

— ¡¿No saben que eso solo se hace cuando no hay nadie?! — les exclamo el contrario, quien tenía sus ojos cubiertos por ambas manos.

El pelinegro no sabía si reírse por la vergonzosa situación o lanzarse por la ventana de la habitación de Ricky.

— ¡Me dejaron ciego! — se quejo Gun.

— Solo... ¿Podrías ir abajo?, nosotros enseguida bajamos — pidió el rubio.

Sin queja alguna, Gunwook salió de la habitación dejando a la pareja completamente avergonzada por lo recién ocurrido.

— ¿Quien salta primero, tu o yo? — pregunto Gyuvin señalando a la ventana de la habitación.

“¿Por qué mejor no lanzamos a Gunwook por ahí?”

Por eso uso la calculadora (Ryuvin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora