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— ¡Ah, eso te queda genial! — chillo la mujer al ver a su hijo mayor con el típico traje de gala

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— ¡Ah, eso te queda genial! — chillo la mujer al ver a su hijo mayor con el típico traje de gala.

— N-no puedo respirar — dijo entrecortado el pelinegro mientras jalaba un poco del cuello del traje.

— Sin quejas — hablo — te queda perfecto. Ahora, ¿Dónde está tu hermano? — cuestiono mientras miraba a los alrededores del local.

Gyuvin se deshizo de la molesta corbata de su cuello para poder respirar mejor. Por otro lado, su madre se encontraba tan entretenida buscando a Taerae, quien se había escabullido hace un par de minutos para poder comprarse un helado.

— Ash, ¿Dónde se metió este niño?

— Mamá — llamo a su progenitora — ¿Ya puedo cambiarme? — pregunta con un adorable puchero.

Ella suspira para luego asentir. El pelinegro se va corriendo a los probadores para cambiarse su ropa.

“Me pregunto que estará haciendo Ricky”

[•••]

— Vamos Ricky, ya sal — volvió a pedir el pelinegro con cansancio.

— ¡Solo un rato!

Hace unos minutos que Ricky no salía de los vestidores y este se negaba a salir.

— Esto me recuerda a la graduación de Ricky — comento la señora Shen, quien estaba sentada en una de las pocas sillas de local con un cachorro durmiendo plácidamente sobre sus piernas — quería verse tan bien que se había probado más de treinta trajes en distintas tiendas — contó — al final no eligió ninguna por qué según el ninguno le quedaba bien.

— Eso no suena muy propio de Ricky — comento el pelinegro sentándose en su lado.

Era muy extraño imaginarse a un Ricky buscando de tienda en tienda un traje perfecto, teniendo en cuenta que lo habían obligado a venir a comprar algo elegante para la graduación.

La señora rió.

— No te imaginas, Gun — dijo de manera divertida — Ricky era un desastre cuando tenía tu edad. Recuerdo que cuando lo llevé a la graduación, estaba tan nervioso que vómito sobre su cita — contó soltando una carcajada. Gunwook se le unió también — el pobre chico no le volvió a hablar nunca.

— No hace falta contar toda mi vida, mamá — la voz de Ricky se escuchó, interrumpiendo sus carcajadas.

Ambos voltearon en su dirección, y abrieron sus ojos al ver al rubio.

— Wow, Hyung — comentó el menor — te vez genial.

— La belleza se hereda, cariño — comento la bella mujer de manera divertida.

Ambos jóvenes rieron por aquello.

Ambos jóvenes rieron por aquello

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Por eso uso la calculadora (Ryuvin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora