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— ¡Mamá! — grito el pelinegro entrando a su hogar

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— ¡Mamá! — grito el pelinegro entrando a su hogar.

— Gyuvin, no hay necesidad de que grites, solo estoy en la cocina — le regaño su madre.

— Lo siento — se disculpo riendo.

— ¿Qué pasa? — le pregunto su madre con curiosidad.

El menor rebuscó en su mochila, y cuando encontró lo que estaba buscando lo saco con una enorme sonrisa y se lo mostró a su madre.

— ¡Mi primer 6.7! — dijo feliz.

La mujer tomo entre sus manos el examen del pelinegro y con una sonrisa se acercó para abrazar a su hijo.

— ¡Felicidades Gyunnie, tus clases de refuerzo si sirvieron después de todo! — dijo contenta y el menor asintió.

— Hablando de eso mamá, el profesor Ricky dijo que en esta ocasión yo no iré a su casa — contó y su progenitora lo miro confundida — el vendra a la nuestra.

— Oh, eso sería execelente — comento y se separó de Gyuvin para dirigirse a la cocina seguido de su hijo — podemos pedirle que se quede a cenar para agradecerle por el apoyo que te está dando.

El menor asintió.

— ¿Podrías avisarme cuando llegue? Estaré en mi habitación — dijo el pelinegro apunto de salir, de no ser por el agarre de su madre.

— Ah no, tu no te vas — sentenció la mujer — me ayudarás a preparar la comida, por qué tengo que salir un momento para comprar algunas cosas después.

— P-pero puede ayudarte Taerae — dijo con un puchero.

— El se quedará hasta tarde en la escuela — dijo — ve arriba, cámbiate y bajas para ayudarme con la comida niño.

— Pero mamá..

— Sin quejas — dijo, y con un puchero, Gyuvin subió a su habitación para hacer lo que le ordeno su madre.

“Vaya regalo por mi primer 6.7 en matemáticas”

7 en matemáticas”

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Por eso uso la calculadora (Ryuvin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora