Malina se sentía perdida en un torbellino de emociones tumultuosas, como si estuviera atrapada en una piel que no le pertenecía. La discusión con Brandon había sido como un choque eléctrico que la había sacudido hasta lo más profundo de su ser.
Sus palabras ásperas, sus respuestas impulsivas, todo parecía haber salido de ella como si estuviera bajo el hechizo de alguna fuerza maligna. Malina sabía que eso no era lo que ella era, no era la persona que solía ser. Se preguntaba cómo había llegado a ese punto, cómo había permitido que la discusión escalara de esa manera.
— ¿Estás bien, Malina? —preguntó Isabella con voz suave, como si temiera quebrar algo frágil dentro de su amiga.
Malina parpadeó, como si despertara de un sueño. Las palabras de Isabella la trajeron de vuelta a la realidad, aunque solo fuera por un momento.
Las lágrimas amenazaron con caer nuevamente, pero Malina se las arregló para contenerlas. Asintió con la cabeza, incapaz de articular sus pensamientos en ese momento. No sabía cómo explicar lo que había sucedido, cómo explicar que se había sentido como una marioneta sin control de sus propias acciones.
—Siento lo de esta noche —Malina sintió que ella era la que debía estar diciendo esas palabras, sin embargo, ahí estaba Isabella, con el rostro lleno de culpa como si ella hubiera provocado la disputa.
—Está bien, no debí haber empujado mucho. Lamento que haya arruinado la salida por segunda vez.
—Esto tampoco fue tu culpa Malina.
—Pude no haber dicho nada.
Isabella negó con la cabeza y tomó sus manos con delicadeza. Malina hubiera rechazado aquel tacto, pero como si Isabella supiera que haría eso, había ejercido más presión en sus manos.
—Brandon es un idiota. El que hayas defendido a una chica a la cual ni siquiera conoces es digno de admirar.
— ¿Tú crees?
—Lo hago. Defender tus pensamientos de esa manera... yo hubiera hecho lo mismo —como era costumbre, su corazón había empezado a retumbar, aún no entendía cómo Isabella causaba esas emociones en ella—. Y si ya no quieres volver a salir con todos ellos, pues ya no saldremos con ellos.
—Está bien, eso no es necesario, los amigos discuten siempre.
—Pero él pasó los límites, se atrevió a lastimarte y pobre de él cuando vuelva a verlo.
—Pero son tus amigos.
—Tú también lo eres —Isabella la consideraba su amiga.
Malina quedó sorprendida por las palabras de la chica. Nunca antes nadie había puesto sus sentimientos por encima de todo. La sensación de que alguien la valorara de esa manera era nueva y reconfortante.
—Lauren y Marcos me agradaron, no quiero dejar la oportunidad de tener amigos por culpa de una discusión —era verdad, antes de la pelea la estaba pasando realmente bien.
—Entonces me encargaré de que recibas la disculpa que te mereces y si llegas a sentirte incómoda en algún momento con ellos, solo tienes que decírmelo ¿Está bien?
—Está bien —sonrió.
—Ahora... ¿Robaremos la llave de tu habitación o nos saltamos esa parte y te quedas en la mía? Estoy realmente cansada y no quisiera despertar a mamá por accidente.
Los latidos del corazón de Malina parecían retumbar en sus oídos mientras la propuesta de Isabella colisionaba con sus pensamientos. La idea de compartir la cama con Isabella la dejó completamente nerviosa. Apenas podía articular una respuesta.
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Pequeñas Criaturas
Misteri / ThrillerEn un regreso enigmático al hogar que una vez conoció, Malina despierta los recuerdos ocultos de una tragedia que destruyó su familia y dejó su corazón sumido en la oscuridad. Las sombras del pasado acechan cada rincón, atormentándola con su persist...