Hidden Love - Choi Yeonjun

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La película con Taesan fue bastante bien.

En realidad, la pase mejor de lo que esperaba, él era muy gracioso y me hizo sentir cómoda, fuimos a ver una película de romance, pero honestamente no le presté mucha atención porque Taesan había comprado el combo de hot dogs y nachos, me pasé comiendo y apenas vi la película, pero luego cuando me llevo a casa caminando tuvimos tiempo de hablar.

—Lo siento, Haerin, mi auto está en el taller y no estaba seguro de que te gustaran las motos—dijo el disculpándose cuando llegamos a la puerta de mi casa.

—Ah, no te preocupes, después de toda la comida que compraste me venía bien la caminata—bromeé—Espera, ¿dijiste moto?

—Um, si, ¿te gustan? —preguntó él.

—Jamás me subía a una como para decírtelo.

—¿De verdad? —negué.

—Pero creo que estaría muerta de miedo—él sonrió.

—Nah, solo la primera vez—los dos nos quedamos en silencio por un segundo—Bueno, yo debería irme—dijo él acercándose y dejando un beso en mi mejilla, ocasionando que me enrojezca—Buenas noches, Haerin.

—Buenas noches, Taesan—dije bajito.

—¡Te besó! —dice Minji emocionada cuando terminé de contarle sobre la noche anterior.

—Solo fue en el cachete, exagerada.

—¿Y?, eso confirma que le gustas—muerdo mis labios pensando en ello.

No quería decir necesariamente que le gustaba, pero ha sido todo un caballero conmigo y había insistido en pagar todo y luego acompañarme a casa. Todo eso era, al menos, un poco sospechoso.

—Pero...Tú sabes quién me gusta—digo avergonzada.

Si bien era cierto que ya tenía claro que Yeonjun jamás me iba a corresponder, no podía olvidarme de él de la noche a la mañana.

—Haerin, no dejes pasar esta oportunidad—dice la pelinegra—Taesan se ve un buen chico y esta buenísimo.

—Tu hermano también es un buen chico y...es bonito físicamente—digo tímidamente.

—Ya, pero la diferencia es que a Taesan si le interesas—ríe.

—Yah, eso dolió—me cruzo de brazos con puchero.

—Ya, lo siento—dice ella pellizcando una de mis mejillas—Sin embargo, sabes que tengo razón, deberías salir con él de nuevo.

—De hecho, ya me invitó—suspiro. Habíamos intercambiado números en la caminata y tan pronto como desperté tenía un mensaje suyo.

—¿En serio? —asiento—Demonios, el chico es rápido, me gusta—le di un golpe en el brazo.

—Solo iremos a su casa a mirar una serie.