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—Gracias por dejarme quedar aquí, señora Choi—digo con una reverencia.

Le dije a la mamá de Minji que mis padres habían salido de la ciudad por una emergencia y se había llevado a mi hermana, así que pregunté si podía quedarme unos días.

Lo sé, excusa tonta, pero ella es tan amable que ni siquiera me cuestionó.

Minji, por todo lado, sabe en el segundo que estoy mintiendo. No pasaron ni dos horas de que me había dejado en casa del salón de belleza.

Ella también había cambiado de look, se cortó el pelo.

Era muy extraño verlo sin su pelo largo, el que he estado viendo por los últimos años, sin embargo, le queda espectacular y la hace lucir más madura.

Cuando su mamá termina de preparar para mí en la habitación de huéspedes, Minji me encierra en ella.

—Habla, ahora.

—Mis padres no salieron de la ciudad—admito—Me escapé de casa.

—¿Qué?!

Pasé un buen rato explicándole a la pelinegra el porqué de mi actuación, hasta le conté de la bofetada, lo que hizo que ella se estremeciera.

—Haerin, lo entiendo, pero no puedes quedarte aquí para siempre—dice ella.

—¿Por qué no?, tus padres me aman.

—Habló en serio, este el primer lugar donde tu mamá va a buscarte.

—Escaparé por la puerta trasera.

—Haerin—dice ella severamente.

—Minji—respondo en un tono más suave y ella suspira.

—No quiero seguir hablando de esto ahora, mejor comamos algo—yo acepto, pero entonces recuerdo que mi teléfono está muerto desde que salí del salón.

—Voy a cargar mi teléfono un rato.

—Está bien, preparé arroz—dice antes de dejarme sola.

Estoy en la habitación que solía ser de Yeonjun.

Recién caigo en cuenta cuando estoy sola.

Me tiro a la cama pensando en que cuando era más pequeña me moría por entrar a este lugar y ver cómo era. Honestamente parecía más grande en ese entonces cuando espiaba un poco a Yeonjun y me fijaba en su cuarto cada vez que su puerta se abría.

Era un niña tonta y flechada.

Conectó el cargador y prendo mi teléfono.

Tengo tres llamadas perdidas de él.

Muerdo los labios porque recuerdo que no le he dicho a Minji que bese a su hermano y su hermano me correspondió solamente para ignorarme casi todo el día siguiente.

Hasta ahora.

Me alegra haber tenido el teléfono apagado o me hubiese sentido tentada a contestar, solo para escuchar lo que probablemente sería una disculpa por parte de la otra línea, una disculpa cargada de un doloroso arrepentimiento.

No está vez, Yeonjun, vas a tener que hacerlo un poco mejor si quieres hablar conmigo.

No está vez, Yeonjun, vas a tener que hacerlo un poco mejor si quieres hablar conmigo

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Hidden Love - Choi YeonjunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora