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Ryujin

He tenido miedo de pedirle una cita real a Beomgyu, porque claro que las mujeres podemos pedirles cita a los chicos, tiene que haber equidad. A pesar de que pasamos mucho tiempo juntos, todavía me da miedo que me rechace.

Si, yo, Shin Ryujin, tiene miedo del rechazo.

Pero no podía seguir así, dándole consejos a Yeonjun sobre ser valiente mientras actuó como una cobarde. Funcionó para mi amigo, tal vez funcione para mi, ¿no?

Beomgyu se encuentra en la cocina, preparando ramen para los dos mientras escojo una película y no me aguanto las ganas de ir tras él.

Esta ahí parado en esos jeans gastados, con su cabello largo suelto, ahora tiene unas mechitas platinadas que lo hacen lucir incluso más hermoso de lo que se ve siempre. No quiero enfrentarlo, pero le doy un abrazo por detrás.

—Ryu... —en el fondo sé que él sabe de mis sentimientos y no los trae a colación a propósito. No es raro en mi darle estas muestras de afecto, pero ya no es suficiente.

—Sal conmigo—digo antes de arrepentirme—Por favor, dame una oportunidad—coloco mi cabeza en el espacio de su cuello y susurro más cerca de su oído—Solo una, Beom.

Para mi sorpresa el responde con un inseguro: —Está bien.

Minji y yo caminamos a casa hoy, porque terminamos demasiado tarde como para ir en autobús y no iba a pedirle a Yeonjun que nos busque porque estoy molesta con él

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Minji y yo caminamos a casa hoy, porque terminamos demasiado tarde como para ir en autobús y no iba a pedirle a Yeonjun que nos busque porque estoy molesta con él.

¿Cómo se atreve a decirme inmadura y a creer que sabe más de mi madre que yo?.

Tenían que ser los hombres.

—¿Vas a perdonarlo? —pregunta la pelinegra cuando estamos a punto de llegar—Bueno, sé que vas a hacerlo, pero me pregunto cuanto te durará el enojo.

—Eso depende de cuánto tarde en disculparse—digo con los brazos cruzados.

—Si, ya veremos—dice ella, riendo.

No nos toma mucho más llegar a su casa y ella abre la puerta, dejándonos pasar. Cambiamos nuestros zapatos por las pantuflas de animales.

—¿Tenemos que empezar a estudiar ya? —suspira ella.

—Si, los finales nos están pisando los talones, Min.

De cierta forma no quiero recordarlo porque sé que después de la graduación ella se ira por tres meses, pero ambas evitamos este tema cada vez que sale a colación.

Mi estómago ruge, así que decido dejar mis cosas en la sala para comer algo y luego ponerme a mirar mis notas de la clase de hoy, pero cuando entro me encuentro con una sorpresa.

Mi madre sentada en el sofá al lado de Yeonjun.

Ambos se paran cuando entró.

—¿Qué es esto? — pregunto con molestia.

Hidden Love - Choi YeonjunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora