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Cuando recibí la llamada de Yeonjun diciendo que había encontrado a Minji, sentí como la vida volvía a mi cuerpo. Dijo que ella se había quedado dormida de camino a casa, y que podía pasar a visitarla al día siguiente, lo cual acepte.

Todavía estaba en el auto con Taesan, quien había estado conduciendo sin rumbo por la ciudad. Ya me estaba llevando a casa cuando eso sucedió.

Cuando estábamos en frente, quise abrir mi puerta, pero de alguna forma el me ganó y terminó abriéndola por mí.

—Gracias—le digo—Por todo.

—No agradezcas. Además, no fui de mucha ayuda—bromea él.

—Claro que sí, si no hubieses estado para calmarme hubiese entrado en pánico—él ríe.

—Cuando quieras, Haerin—él pasa su mano por su cabello, se ve nervioso y adorable—Mmm, ¿crees que pueda darte un abrazo?

—Ya lo hiciste antes, ¿por qué me pedirías permiso? —le digo sonriendo y él se ve más nervioso.

—Te estaba consolando, no es lo mismo.

—Ohh, entiendo—le abro mis brazos y él toma mi cintura aferrándome a su pecho. Este es un abrazo más íntimo y cercano.

—Buenas noches, Haerin—dijo al separamos.

—Buenas noches, Taesan.

Entre a mi casa sigilosamente para no despertar a nadie, no era tan tarde, pero mis padres se acuestan temprano.

Me tiré a la cama con una almohada tapando mi rostro y expulsé un grito silencioso.

Me encuentro muy, muy confundida.

Se supone que estoy enamorada hasta los huesos de Yeonjun, sin embargo, empezaba a encariñarme demasiado con Taesan. Me agrada mucho y me hace sentir segura, pero, ¿era amor?, ¿o tenía potencial de convertirse en eso?

Yeonjun me hace sentir de una forma que ni yo misma podría explicar, pero sé que no tengo oportunidad. Él amor más altruista del mundo, es lo que siento por él más alto, no me importa que no será mío jamás, o al menos solía no importarme.

La cabeza me duele por tantos pensamientos, así que me tomo una aspirina para poder quedarme dormida.

La cabeza me duele por tantos pensamientos, así que me tomo una aspirina para poder quedarme dormida

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Al día siguiente despierto y mis padres estaban en la mesa desayunando.

—Hija, ¿te caíste de la cama?, ¿Qué haces despierta? —pregunta mi padre viéndome entrar a la cocina completamente vestida para salir.

—Olvidé unos libros que necesito para hoy en casa de Minji ayer—me estaba haciendo muy buena en esto de mentir y no sé si me gusta—Tengo que ir a buscarlos porque ella no ira hoy a clases, se sintió un poco mal ayer.

—¿En serio, corazón?, ¿ella está bien? —preguntó mi madre.

—Si, mami, no es nada grave—dije yo.

—Bueno, cariño, cuídate—dejé un beso en su mejilla y salí de la casa.

Toqué la puerta de la casa de Minji, esta fue abierta por Yeonjun dejando un incómodo silencio entre los dos. Como había dicho, las cosas estaban bien entre nosotros hasta lo qué pasó anoche.

—Hola, Haerin—dijo el pasando una de sus manos por su cabello—Pasa, Min está arriba—solo asentí y fui corriendo a la habitación de mi amiga. Escaleras arriba y entró sin llamar antes.

Mi amiga está entre sus sábanas acurrucada, en una posición fetal dándome la espalda, pero voltea cuando escucha la puerta.

—¿Haerin? —me apresuró a ir a acostarme a su lado y la rodeo con mis brazos. La pelinegra se queda congelada por un momento, pero tímidamente empieza a corresponder mi abrazo—Lo siento—susurra—Tenías razón, ayer Niki y sus amigos me dejaron sola en la fiesta cuando no quise probar su maldita droga, no sabes lo qué pasó, Haerin, si Yeonjun no aparecía, pude haber terminado mal, yo... —podía escuchar como su voz se estremecía, no quería que se ponga a llorar así que la mire a los ojos y le dije: —Sabes que no importa, Min. Solo importa que estas bien, ¿ok? —ella asintió con los labios casi en un puchero.

—Igual lo siento.

—No tienes que disculparte—insisto—Solo quiero saber por qué, por qué lo hiciste sabiendo que era peligroso—los ojos de la pelinegra se llenan de lágrimas sin que pueda evitarlo.

—Todo terminó con Beomgyu.

—Oh, Minji—la sostengo mientras ella se desahoga—Shh, tranquila—acarició su cabello intentando tranquilizarla. No me atrevo a preguntar qué pasó, porque probablemente Beom se hartó de la forma en que Minji la rechazaba, si solo supiera lo difícil que es para ella confiar en las personas.

Los sollozos de mi amiga se calmaron, hasta que volvió a quedarse dormida. Yeonjun había mencionado que estas últimas horas sólo se dormía y lloraba, no creí que fuera cierto hasta ahora. Quiero quedarme con ella, pero debo llegar al instituto y ya es malditamente tarde. Gruño por tener que dejar a mi amiga y salgo de la cama.

Bajo las escaleras, encontrando a Yeonjun en el sofá con una taza en la mano.

—Espera, Haerin—dice él.

—¿Si? —le respondo.

—Te llevo—dice él sorbiendo a toda velocidad el contenido de su taza.

—No hace falta, no tengo tiempo, debo llegar a clases.

—Insisto.

—Esta...bien.

—Si—Yeonjun agarra sus llaves de la mesa y apresuradamente abre la puerta, dejándome salir para luego volver a cerrar.

Ambos ingresamos a su auto, sin perder el tiempo el arranca y estamos en la calle.

Abro la ventana tratando de concentrarme en el paisaje y no en el hecho de que de nuevo estoy en un auto a solas con Choi Yeonjun.

—Haerin—dice él—Solo quería decir, que lo siento—miro las manos del mayor en el volante.

—¿Por qué? —digo bajito.

—No debí tratarse así ayer, debí entender mejor tu posición, al final si no fuese por ti y Beomgyu no hubiese encontrado a Min—explica él— En serio te agradezco, y lo siento mucho.

—No te disculpes, yo también fui un poco grosera al momento de contestarte—me sonrojo un poco—M-me encontraba en una cita y no tenía idea del porque llamabas, así que...

—¿Una cita? —sus manos aprietan el volante con fuerza mientras dobla—Eso es genial, Haerin. Me alegro por ti—yo asiento.

Creo que, por un momento, estaba esperando que estuviera celoso.

Que ridículo.

Cuando llegamos por fin al instituto, sé que tengo que bajarme, pero no quise hacerlo, tengo miedo de dejar que la realidad me golpee.

—¿Haerin? —dice él, esperando que baje.

—Si—quito el cinturón y desbloqueo la puerta, a pesar de que mi corazón quiere con todas sus fuerzas quedarse a su lado para siempre. No puedo hacerlo.

Tengo que dejar de armarme escenarios en la cabeza que nunca van a pasar.

Dejar de armar excusas para tener un rato con él.

Dejar de aceptar su amabilidad esperando algo más de él.

Dejar de creer que tengo una oportunidad.

Bajo del auto, pero me volteó solo una vez más para ver su lindo rostro, impecable, aunque recién amanecido.

—Adiós, Haerin—dice él.

—Adiós, Yeonjun—le respondo.

Solo que para mí es un adiós de verdad.

Hidden Love - Choi YeonjunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora