"Dicen que el amor es ciego y apenas entiende de nada. No sabes cuándo va pasar, cómo va a suceder o quién se va a cruzar en tu camino."
"No soy lo suficientemente mayor para él . Sólo estoy esperando hasta tener dieciocho"
-Adaptación de "18- Sooka...
El cumpleaños de Haerin está a menos de dos meses, su graduación a menos de un mes.
Estoy pensando en pedirle que sea mi novia formalmente, probablemente eso signifique enfrentar a sus padres, pero a si soy sincero, en realidad quiero hacerlo. No me gusta sentir que hacemos esto a escondidas como si fuera algo malo, porque empiezo a pensar que Haerin es lo mejor que me paso en mucho tiempo y todo con ella se siente tan...correcto.
Es la primera vez que estamos en su casa, no teníamos planeado vernos hoy, pero sus padres y hermana salieron y no le gusta quedarse sola en casa, o al menos eso dijo para atraerme hasta aquí.
—Vine a cuidar a mi bebé—digo a penas abre la puerta.
—Entonces puedes volver a tu casa, aquí no hay ninguna bebé—se cruza de brazos.
—Si lo eres—me acerco y dejo un beso en su frente, ella me rodea con sus brazos. Ama los abrazos, y a mí me encanta dárselos.
Nos vamos adentro y vuelvo a pisar su casa, pero es la primera que lo hago como algo más que el hermano de su amiga.
—Quiero mostrarte mi habitación—dice ella, haciendo que me sorprenda.
—¿Tu habitación?
—Ajá—dice ella caminando hasta sus escaleras—Queda arriba—ve la duda en mis ojos y sonríe—¿No vas a acompañarme?
—Si, voy.
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Yeonjun lucía a punto de entrar en pánico cuando le dije lo de mi habitación.
No hay nada demasiado interesante en mi cuarto, pero es algo así como mi santuario, pues pasó la mayor parte del tiempo metida allí. Cuando entramos puedo ver que él inspecciona todo atentamente.
—Eres bastante ordenada—dice riendo al observar mi librero ordenado, la cama hecha y mi mochila colgada.
—Supongo—me siento en mi cama—Puedes sentarte.
—No me parece buena idea—dice, retrocediendo.
—Ni que te fuera hacer algo—me burlo.
—¿Y si mejor vemos televisión abajo y te pido algo de comer?
—Tengo televisión—señaló a la tele que esta por la pared—Y aún no tengo ganas de comer—él suspira. Sus pasos llegan hasta el estante donde hay algunos libros que he leído y otros que no. Pegada a la pared esta mi cama y recostados por esta, mi colección de peluches, entre estos el koala que me regaló el día de su sorpresa.
—Ah, ahí está—sonríe, acercándose, por fin sentándose en la cama para tomar el peluche en sus manos—Es lindo que todavía te gusten los peluches.
—Solo los colecciono—robo el koala de sus manos y lo aparto—Dijiste que querías ver la televisión, ¿Qué vemos? —tomo el control.
