Capítulo 11

166 25 0
                                    

***Raphael***

Estos días no tengo tiempo para llamar a bella dama. Los problemas aquí en la empresa son muy serios, más de lo que pensé. Hubo una apropiación indebida de fondos, o mejor diciendo un robo, y ahora estamos luchando para saber quién es el responsable, aunque ya tenemos algunos sospechosos, necesitamos encontrar pruebas para saber quién es el verdadero autor intelectual. Bella dama, bella dama, creí que después de tenerte me sentiría satisfecho, pero fue todo lo contrario. Y ahora es difícil porque quiero más y más de ti. Una noche no me fue suficiente y no sé qué hacer.

No soy hombre para atarme a una relación, y sé muy bien que tú no eres ese tipo de mujer que solo busca una aventura pasajera y dinero. Somos de un mundo totalmente diferente y opuesto, pero como dice el dicho, "los opuestos se atraen". Sí, me siento atraído y encantado por ella, para qué negarlo. Sería mejor para los dos si me alejara y la dejara en paz y tranquila, pero soy demasiado egoísta y terco para hacer eso. Solo imaginarla con otro hombre me revuelve el estómago. Esto no lo puedo permitir. El lugar de la bella dama es a mi lado. ¿Cómo que es a tu lado? Pregúntale a mi mente.

Incluso yo no sé la respuesta exacta, sin embargo, todo lo que sé es que ella pertenece a mi lado. Y para colmo, mi conejito no quiere levantar para otras mujeres, donde se ha visto esto. Antes bastaba con ver a la linda rubia del departamento financiero y se levantaba a pesar de que ella es una mujer casada. Llevamos tres días trabajando juntos y el conejito no da ni señales de vida. Y para mi sorpresa, solo tengo que pensar en Seraphine que despierta como un toro en una tostada. Ninguna mujer puede domar mis bolas. De repente veo a Albert entrando en mi oficina.

—Hombre, ¿sigues vivo?

—Sí, pero prepárate porque voy a matar al cabrón que nos está robando. —Contesto.

—De eso quería hablar contigo. ¿Has averiguado quién es el responsable del robo?

—Todavía no tenemos confirmación, pero los principales sospechosos son Marlom y Elói. Y si esto se confirma, estos dos me pagan. No quiero ni saber si el padre de Elói es amigo del mío. Nadie me roba. —Comento furioso.

—Siempre te dije que Elói no servía para nada, pero creíste que era mi manía por el tema de Luna.

Así es, a Albert nunca le gustó ese hijo de puta. No obstante, ¿cómo sospecharía que este bastardo es un ladrón traidor? Debería haberme mantenido firme en mi decisión de no contratarlo, no obstante mi padre, que es una persona terca a la que le gusta complacer a la gente, hizo caso omiso de mi orden. Ahora mira el resultado.

—No te preocupes, sus días están contados. Laura y yo ya hemos presentado una denuncia ante la policía y juntos estamos investigando sus cuentas. Y en mi opinión no son tan inteligentes como piensan.

—Este es el Raphael Bernard que conozco. —Añade Albert. Me levanto para servirles a ambos dos vasos de whisky y continuar nuestra conversación.

—Albert, necesito preguntarte algo. —Habla que soy todo oídos.

—¿Cómo te enamoraste de Luna? —Mi amigo me mira con la frente arrugada tratando de entender el porqué de esta duda, ya que es la primera vez que le pregunto algo del género.

—Conejito creo que la pregunta correcta sería cómo descubrí que estaba enamorado de Luna y que ella es la mujer de mi vida.

—Lo que sea. Por favor, respóndeme.

—Descubrí cuando anhelaba verla más seguido, buscándola en mis sueños y pensamientos, añorando sus caricias, escuchando su voz que era música para mis oídos. En resumen, necesitaba todo de ella, no quería nada a medias. —Este tipo fue domesticado con éxito.

Madame LeBlancDonde viven las historias. Descúbrelo ahora