***Seraphine***
No puedo más, y esta vez soy yo quien comienza a besarlo. Raphael me correspondió y me toma por parte de atrás de mi cuello para profundizar el beso. Este hombre me rompe el corazón, despierta en mí deseos que habían estado dormidos durante años. Desabrocha mi cinturón de seguridad y el suyo para acercar mi cuerpo lo más posible a él.
—¡Raphael! —Gimo cuando siento su mano dentro de mi vestido, acariciando mis piernas.
—Te deseo Seraphine. Te deseo como no tienes una puta idea. Estoy duro para ti.
Raphael coge la bolsa con la comida y la pone en el asiento trasero, y yo, que ya no me reconozco, me subo a su regazo y me siento a horcajadas sobre él. Estoy a punto de explotar de excitación; estoy tan mojada que creo que ya se ha dado cuenta. Estoy a punto de tener sexo en el auto, y soy yo quien criticó a Heloise por hacerlo. Pero a ese punto supongo que ya no es posible parar, y tampoco quiero que se detenga.
Raphael mueve completamente su asiento hacia atrás para que tengamos más acceso. Mis manos comienzan a acariciar su sedoso cabello y giran las suyas sobre mi vestido, levantándolo hasta mi cintura. Voy abriendo los botones de tu camisa para poder tocar ese cuerpo con el que he estado soñando durante muchas noches. Voy bajando mis besos a su barbilla donde su barba me hacen temblar un poco y es tan placentera esa sensación, bajando por su cuello y llegando a su pecho donde voy dejando besos húmedos. Aun con la poca luz logro detallar que es hermoso tal como lo soñé.
—Seraphine, te haré mía aquí en el auto. Hoy sentirás a mi amigo entrando en ti. Ese que está deseándote en demasiado.
Asalta mi boca de nuevo y comienza a desabrocharme el vestido. Una vez completamente abierto, se desliza por mis brazos, dejándome descubierta en la parte superior, solo mi sostén cubre mis senos. Pero esto se compromete a quitar.
—Eres hermosa, bella dama. —Habla empezando a chupar mis pechos como un hambriento y sus manos siguen los movimientos de su boca. E inclino la cabeza hacia atrás, disfrutando del enorme placer que me ofrece. Es la primera vez que un hombre me toca desde que enviudé. Raphael me levanta de nuevo de la nada y vuelve a besarme. Si esto continúa, este hombre hará que mis labios se hinchen.
Siento sus manos acariciando mi espalda mientras me muevo sobre su erección, y puedo sentir que es realmente está duro. Me agarra el culo y lo acaricia como desea. No quiero que se contenga, quiero explorar todo lo que estoy sintiendo en este momento.
—¡Ahhh! —Jadeo cuando siento que pone mi braguita a un lado para acariciar mi clítoris que baila samba de lo excitada que está.
—Estás empapada Seraphine.
—Sí, estoy así por ti, proyecto de hombre. —Contesto. Raphael toma mi cara con ambas manos y me hace mirarlo directamente y me muerdo el labio porque puedo sentir que él también está muy necesitado.
—¿Seraphine quieres que pare o continúe? —No esperaba esta pregunta. Esta es una buena oportunidad para detener lo que no debería haber sucedido y marcharme de aquí.
—Quiero que sigas Raphael, te necesito como tú me necesitas. —Y ahora solo queda esperar a ver el final de esta noche.
—Así que es hora de que salgan tu braguita bella dama. —Grito cuando lo siento él rasgando la braguita. Este hombre me sorprende todos los días. Vuelve a acariciar mi clítoris que clama por su mano, y apoyo mi cabeza en su hombro cuando siento que introduce un dedo dentro de mi necesitada vagina.
—¡Oh Raphael!
—Sí, soy yo Seraphine, y me gusta cómo gimes mi nombre. —Comenta y empieza a follarme con los dedos. Mi Dios del cielo. Yo, Seraphine LeBlanc haciendo algo así de loco. Si mañana me preguntan si me arrepiento, diré que no me arrepiento de esta aventura que estoy haciendo hoy.
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Madame LeBlanc
Roman d'amourSeraphine LeBlanc, distinguida ejecutiva financiera de 41 años, ha prometido no volver a enamorarse tras la dolorosa pérdida de su esposo. Sin embargo, el destino suele tener giros inesperados y la lleva a cruzarse con Raphael Bernard, un hombre eni...