Madame LeBlanc

Capítulo 37

***Especial Nicolas Bernard***

Llego a la comisaría de policía, donde Louise está detenida. Es increíble cómo mi familia se desmoronó en tan poco tiempo. Mi hermana muerta, mi esposa detenida y acusada de varios crímenes. ¿Cómo llegaron las cosas a este punto? Me pregunto a mí mismo con la esperanza de encontrar respuestas.

Sabía que ella tenía el deseo de casar a Raphael con Sabine. Sus padres son nuestros amigos cercanos, y yo también estaba de acuerdo. Siempre la vi como una joven culta y educada que se adaptaba a nuestro estándar porque pertenecía a nuestro círculo social. Y me preguntaba por qué Raphael no se interesaba por ella.

Raphael siempre tuvo una personalidad fuerte desde niño y no se dejaba influenciar por nuestras decisiones y elecciones, por lo que prefería quedarse en el limbo. Tuvo varias relaciones, pero ninguna seria. Por esa razón, Louise y yo pensábamos que en el fondo le gustaba Sabine, solo hacía esto para molestarnos y ver si lo dejábamos en paz. Pero estábamos equivocados.

No nos dimos cuenta de que él ya no era un niño, sino un hombre capaz de tomar sus propias decisiones. Con el tiempo, me fui distanciando de él, prefiriendo apoyar la obsesión de mi esposa de casarlo con Sabine. En otras palabras, siempre puse a Louise y sus intereses por encima de nuestros hijos.

Todo esto afectó mi relación con él. Cada vez veía a mi hijo más distante de mí: como padre y como jefe. Nunca pude reconocer y elogiarlo por sus logros. Siempre buscaba estar a la defensiva, mientras que los otros socios y trabajadores lo veían como un digno sucesor. Difícilmente apoyaba algún cambio sugerido por él. En el fondo, sentía envidia de mi propio hijo por su talento, dedicación, su inteligencia y también porque mi madre lo nombró su representante legal en la empresa. Es tan triste y vergonzoso que un padre sienta envidia de su propio hijo.

Todo esto porque mi esposa y Daiane se dedicaban a meter ideas en mi cabeza, simplemente porque Raphael no cedía a la presión que le imponían para casarse con Sabine. Ambas repetían constantemente que era un niño mimado, que no tenía idea de lo que quería en la vida, y que Sabine era la mujer ideal para él. Sin embargo, eso no era cierto. Raphael nunca fue un niño mimado. Desde muy joven, siempre mostró mucho carácter y dejó claro su valor como hombre. Nunca se dejó influenciar por nosotros.

Cuando pensábamos que nada podría sorprendernos, Raphael se involucra con Seraphine LeBlanc. La mujer que mi hermana más odiaba en la faz de la tierra. Daiane nunca pudo superar que Louis LeBlanc eligiera a Seraphine en lugar de ella. Daiane, desde niña, siempre fue muy mimada y consentida; mis padres siempre satisfacían todos sus caprichos. Difícilmente escuchaba la palabra "no". Y así fue creciendo, pensando que el mundo giraba a su alrededor.

La noticia de la relación de los dos fue como un jarro de agua fría para mi familia y amigos. Sin embargo, los ojos de Raphael expresaban el amor sincero que sentía por Seraphine. Fue entonces cuando me di cuenta de que no hay nada más que hacer, porque mi hijo había encontrado el amor. Aunque nos opusiéramos, él no la dejaría.

Después de mucho reflexionar, afortunadamente me di cuenta a tiempo de que estaba fallando como padre y de que es un pecado enorme sentir envidia de mi propio hijo. Ahora, frente a las dolorosas consecuencias que enfrenta mi familia, es hora de reconsiderar mis elecciones y tratar de reconstruir los lazos que se desgastaron con el tiempo con mis tres hijos. El tiempo de reconstrucción ha comenzado, aunque tarde, y espero que sea suficiente para traer algo de paz a todos nosotros.

Ahora que soy abuelo, espero poder estar más cerca de mis nietos de lo que estuve de mis hijos.

—Señor Nicolas, por favor, acompáñeme. —Pide el policía que me lleva a la sala de interrogatorios donde está Louise. Abre la puerta, y cuando entro, encuentro a Louise sentada en la silla con un aspecto miserable. Está distraída y no se da cuenta de mi presencia.