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Unas horas antes, Sanji se encontraba preparando los alimentos que comerían esa noche, de verdad que se estaba esforzando por preparar algo verdaderamente delicioso y sorprender a sus invitados.

La casa estaba impregnada de un olor delicioso y eso lo pudo notar Violet al salir de la habitación ya vestida.

-Sanji, huele delicioso.-dijo al entrar a la cocina.

-¿si? Hice de todo un poco.-sonrió.

-¿terminaste? Tienes que ir a darte un baño.

-Si termine, iré a bañarme.-beso la mejilla de su esposa mientras quitaba su delantal y salio corriendo a la habitación del baño.

Sanji trato de ser lo más rápido posible al bañarse, salio y se puso uno de sus trajes habituales, siempre llevaba vestimenta formal así que no era raro verlo con uno seguido.

Bajo junto a su esposa a poner la mesa, faltaba poco para que sus invitados llegarán.

Al tocar la puerta fueron recibidos por una mujer morena y de cabello color café oscuro. Zoro suponía que era la tal Violet.

-¡Hola Hiyori! Bienvenidos, pasen.-dijo la morena.

Entraron aquella casa y el olor no tardo en llegar a sus narices.

-Oye huele muy bien.-dijo la peliverde.

-¿verdad que si? Oh, Por cierto mucho gusto, soy Violet, tu debes de ser Zoro.

-Ah, si, Mucho gusto.-trato de sonreír pero se vio más bien cómo una sonrisa forzada.

-Bueno, mi esposo estará aquí en unos momentos esta haciendo unas últimas cosas.-sonrió.

-Estoy aquí.-dijo el rubio.

La primera impresión que tuvo el peliverde del rubio era la finta de un tipo presumido, al ser el supuesto dueño de un restaurante, pero era muy, atractivo a sus ojos, ese traje que llevaba lo hacía ver muy sexy, no era para nada lo que había imaginado.

Por otro lado los ojos de Sanji de inmediato miraron al tipo peliverde frente a él, algo que era raro ya que siempre le llamaba la atención las mujeres bonitas y frente a él había una pero lo primero que vio fue lo bueno que estaba ese tipo, que aún a lo lejos se veía lo marcado que estaban sus pectorales y su abdomen, sobretodo esos brazos que eran enormes.

Sanji salió de su transe y volvió a la realidad al darse cuenta de lo que estaba pensando.

-Ho-hola, soy Sanji, mucho gusto conocerlos a ambos.-sonrió.

Sanji sentía la mirada del peliverde sobre el, algo que lo había puesto bastante nervioso.

-Pasemos al comedor.-dijo la mujer.

Los cuatro se encontraban sentados, la comida ya había sido servida y ahora estaban degustando de una deliciosa cena.

-Oye no era mentira cuándo dijiste que cocinaba delicioso.-dijo la peliverde.

-Sanji de verdad que se esforzó.-sonrió la pelinegra.

La conversión era mayor mente por ambas chicas, hablando de sus vidas,sus empleos y entre otras cosas.

Zoro al probar la comida le supo delicioso, no lo diría en voz alta pero de verdad le había gustado bastante, durante toda la cena se había mantenido callado, no había mucho que decir, mientras tanto no podía quitar la mirada de ese rubio con ceja de espiral, se preguntaba si es igual de bueno en la cama cómo es bueno en la cocina.

No mentiría, le llamo bastante la atención.

Sentía un tipo de atracción por el, no se consideraba gay, pero en estos momentos sentía envidia por la mujer que tenía por esposa.

La cena había salido bien, terminaron de comer y ambas mujeres pasaron a la sala, mientras que el peliverde le ayudaba al rubio a recoger la mesa.

Según sus esposas los dejaron para que se "conocieran mejor".

-Entonces, Cejitas, eres el dueño de un restaurante.

-¿Cejitas?-respondió.

-Si, tus Cejas son graciosas.

-¿te has visto en un espejo? Tu cabello parece un musgo.

-Idiota, en fin, aquí están los platos, la verdad es que vine a la fuerza, así que no creas que voy a llevarme bien contigo.

-¿Creiste que me caerias bien? Tenias cara de culo durante toda la cena.

-¿Tu crees? Bueno yo no podía quitar la vista del gran culo que tienes cada que te levantabas.

-¿D-disculpa?-Preguntó Sanji confundido pero Zoro no respondió nada, ya se había ido de la cocina.

Le sorprendió bastante aquello, no se esperaba para nada tal comentario.

Sanji minutos después se integro junto a ellas, la presencia de Zoro ahora solo lo ponía nervioso.

Las chicas conversaban de cada cosa, mientras que Sanji evitaba ver al peliverde, pero en un momento que levantó la vista choco con sus ojos que ya lo estaban viendo.

Un leve sonrojo en sus mejillas apareció y rápidamente desvío la mirada.

Zoro al notar aquello solo soltó una leve risita.

Ya se estaba haciendo tarde, por lo que ambas mujeres ya se encontraban despidiendo, el rubio los acompaño hasta la puerta y al salir Zoro lo miro de re ojo.

-Espero verte otra vez, Cejitas.-Hiyori ya se encontraba unos pasos más delante por lo que Zoro no tuvo problema con decir aquello.

Sanji noto el coqueteo en su voz, nuevamente se sonrojo.

-L-largate ya.-dijo avergonzado.

Zoro rio y siguió el paso junto a su esposa para luego subir al auto e irse.

El rubio se encontraba confundido no supo como reaccionar a eso.

Solo entro a su casa pensando en lo que había pasado.

-¿Te agrado Zoro?-dijo la pelinegra.

-¿q-que? A si.

-¿Es muy guapo no crees?

-Yo...creo que si lo es.

Ambos se habían ido a dormir, mientras tanto Sanji se encontraba pensativo, no recordaba la última vez que se había sentido así, solo ignoro aquello y se quedó dormido de una vez por todas.

Por otro lado Zoro no sentía arrepentimiento por ir, más bien en su mente le agradecía a Hiyori por llevarlo, si no, nunca hubiese conocido al rubio de buen culo.

Era un idiota presumido pero estaba bueno a su parecer.

-¿Que tal estuvo la cena?-preguntó Hiyori al llegar a casa.

-Estuvo bien, fue comestible.

-¿Qué? Qué significa eso, estuvo riquísima.

-¿Porqué halagan tanto a ese presumido? Solo es comida.

-Esta bien Zoro cuándo aprendas hacer algo también te lo halagaran.-la mujer camino hasta su dormitorio ignorando totalmente al peliverde.

Zoro de igual manera subió con desgano, solo quería dormir.

Y así lo haría, esa noche ahora si durmió junto a su esposa.

¿Porque? Ni idea solo lo hizo.

Hiyori no tuvo quejas, solo lo dejo dormir ahí.

Una vez más Zoro volvería a su rutina, solo esperaba volver a ver al rubio y molestarlo como lo había echo, le parecía divertido.

COMPROMISO//ZOSANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora