Está Usted Retenido.

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Nicole:
Mi respiración iba a doscientos por hora, cada vez que estaba con Gabriel mi corazón no paraba de latir fuertemente era como si tuviera abstinencia de algo que no puedes tener.
Cuando él se tranquilizó me sentó encima de aquel escritorio y me dió un suave beso en la frente, y después pegó su cara en mi cuello llenándolo de besos, y cuando se separó pegó su frente con la mía y me dijo mirándome directamente en la cara.
-No sabes el tiempo que llevo soñando con esto, pecas, no lo sabes, es como si me faltará el aire cada vez que estoy lejos de tí.
Yo no lo pude reprimir y lo besé metiendo mi lengua en su boca, este chico me volvía loca y él lo sabía por eso actuaba de esa manera conmigo, solo que él tenía menos fuerza de voluntad que yo.
Cuando me separé de él me dijo:
-Vente conmigo a mi casa, por favor.
Yo lo miré confundida, ¿acaso ya se había olvidado?
-Oye, si sabes que mañana te tienes que ir a Venecia, ¿verdad?
Él me miró más confundido que yo, al parecer no se acordaba.
-¿Cómo? ¡Joder, ya se me había olvidado!
Gabriel:
¿Cómo era posible que una persona, que una pequeñísima persona pudiera conmigo de esta manera?
Joder, me tenía loco, absorto, y mi cabeza cuando la tenía cerca ya no daba para más; solo para babear por ella.
Ella era la única capaz de dibujarme un bonito amanecer cuando tenía un día de mierda, era la única que sabía todos mis secretos, mis penas, y mis alegrías.
Ella era la única que sabía cómo hacerme reír cuando todo estaba patas para arriba, la única mujer a la que yo he querido y querré durante toda mi vida.
-Te quiero, pececito, mucho. 
Vi como ella se derritió bajo mis manos, yo sabía que Nicole sentía lo mismo por mi pero era dura de roer.
-Espero que cuando vuelvas de Venecia todo vuelva a la normalidad, tú y yo tenemos un pacto, Gabriel.
Y yo asentí, quería mandar ese pacto a tomar por el culo pero en lo que durase el rodaje así sería.
-Así será, te lo prometo.
La tenía desnuda con las piernas abiertas rodeándome la espalda, y eso era el puto cielo.
Ella de un momento para otro empezó a besarme el cuello hasta llegar a mi boca, su lengua me repasaba los labios y el cuello bajando una y otra vez, hasta que metió su lengua de lleno en mi boca emborrachando todos mis sentidos.
Y cuando se separó me dijo riéndose:
-¿Sabes? El cristal es un líquido, es un líquido que contiene otro líquido.
Es bonito, ¿verdad? Si fueses capaz de sentir emociones lo apreciarias.
Y yo eché la cabeza hacia atrás del ataque de risa que me entró, aún me acuerdo lo que le costó a ella soltarme toda esa retahíla de frases sin sentido alguno mientras se descojonaba, y lo peor es que a mí también me entraba la risa y teníamos que repetirlo una y otra vez.
Pero como mi chica es de lo más profesional lo hizo genial, como debe ser.
-Eres maravillosa.
Y si, se me había olvidado lo de Venecia.
La verdad es que no tengo ganas de ir allí, pero bueno habrá que ir.
Pero tú también te mereces ir, ¿por qué tú no?
Nicole me miró sonriendo, al parecer me había perdido de algo.
-Si que tengo que ir tonto, solo que yo iré el mismo día en que se acabe ese dichoso festival, así lo decidí.
Y eso me alivió, ella se merecía todo lo bueno que le pasara.
-Nos tenemos que vestir, este despacho digo yo que será de alguien.
Y eso fue para mí como un balde de agua fría, salir ahí significaba que tendría que volver a la realidad, esa realidad donde no la podría tener y eso me jodió en lo más profundo.
-Joder, me encantaría quedarme aquí contigo.
Y ella se echó a reír, y me preguntó:
-¿Ah, si? ¿Y como piensas darme de comer?
Y yo la miré sonriendo pícaro, ¿y todavía lo pregunta?
-¿Enserio? Pues de una manera muy divertida, ¿te la enseño?
Pregunté mientras le besaba la oreja, y ahí fue cuando vi algo que me dejó trastocado.
-¿Que es esto?
Nicole me miró mordiéndose el labio superior, y me dijo:
-Un nudo.
¿Un nudo?
Y de repente, una emoción me embargó todo mi sistema nervioso.
-¿Por qué lo has hecho?
Y esta vez si que le costó pronunciar palabra alguna, pero lo terminó haciendo.
-Porque me recuerda a nosotros, y porque creo tenemos que agradecerle mucho a las películas.
Y ya no pude aguantarlo más, la cogí de nuevo rodeándome la espalda con sus piernas, y la volví a pegar contra la puerta..
-¡Me muero por tí! ¿Me oyes? Y te voy a conquistar, y vas a estar conmigo porque te quiero, niña.
El semblante de ella se relajó y por primera vez en mi vida si que vi amor en sus ojos, y eso me dió más impulsos por seguir luchando por ella...
Cuando salimos del despacho vimos algo que nos dejó pegados en el suelo, ¿se puede saber que hacía House comiéndose la boca con Marina? ¿Enserio?
Cuando nos acercamos ellos se separaron y yo me llevé a House a otra parte, necesitaba hablar con él.
-¿Se puede saber que haces comiéndote a la amiga de Nicole?
House me miró riéndose, el muy cabrón sabía perfectamente lo que yo había estado haciendo desde hacía más de una hora.
-¡Coño! Es que la amiga de tu Wallace está muy buena.
¿Eso es un requisito para estar en su grupo? Porque claro, la Wallace está muy buena, sus amigas lo están, y esta no se queda atrás.
¡Cómo está la amarilla esa!
Yo lo miraba con la boca abierta, encima la llamaba la amarilla.
-¿Amarilla?
-¡Siii! Joder, es que es rubia entera, parece un Simpson.
Yo no sabía si reírme o pegarle la hostia de su vida, pero House es como mi hermano y lo quería muchísimo.
-¡Escúchame una cosa! Cómo tenga problemas con Nicole por tu culpa, ¡te mato!
¿Me estás escuchando?
¡Te mato!
House levantó las manos en señal de paz, y me dijo:
-Tranquilo hermano, que yo controlo.
Y ahora sí no te importa, me voy con mi amarilla que he quedado con ella.
Cuando él se fue alejando le dije:
-¡Oye tú, vuelve aquí!
Pero no me hizo caso, y Nicole se acercó a mí diciéndome:
-House me cae muy bien, pero como haga daño a mi amiga le quemo la casa.
Una sonrisa apareció en mi rostro, yo no lo pude rebatir más y la besé importándome una mierda la gente, y cuando me separé le dije:
-No esperaba menos de tí.
¿Entonces qué? ¿Te vienes conmigo a mi casa?
-No, vente tú a la mía.
Y yo no lo pensé más, necesitaba estar con ella.
Así que, los dos salimos con toda la prisa del mundo de aquella discoteca y nos montamos en un taxi camino hacia su casa.
Cuando estuvimos dentro de aquél ascensor que nosotros conocíamos muy bien nos empezamos a besar de nuevo, era como una especie de imán que se atraía solamente con nuestros alientos.
Cuando el ascensor paró en el ático los dos salimos de ahí con muchísima urgencia, y hasta Nicole tuvo un poquito de dificultad a la hora de meter la llave por la cerradura.
Cuando lo consiguió, la cogí en volandas rodeándome la espalda con sus piernas, después nos deshicimos de nuestras ropas y estuvimos durante toda la noche haciendo aquello que tanto nos gustaba, mañana yo me iba para Venecia y necesitaba exprimir todo mi tiempo con ella.
Al día siguiente me desperté con ella rodeándome el cuerpo y con su cara pegada en mi pecho, y yo alcé una mano para acariciarle su pequeña y perfecta nariz, perfecta como toda ella.
Mi sonrisa se ensanchó cuando soltó un suspiro, y después le pasé el dedo por sus labios bajando por su cuello.
¡Dios, ya la deseaba otra vez! Pero no tenía tiempo, tenía que vestirme y presentarme en el aeropuerto.
Así que, me levanté con cuidado de no despertarla y me vestí.
Estuve un rato decidiéndome si despertarla o no, pero al final quise verle aquellos ojos que me tenían embrujado.
-Nicole, nena, despierta.
Nicole gimió quejosa, y después me agaché hacia su nuca y le di un suave beso y, ahí fue cuando ella se despertó y me preguntó confundida:
-¿Que pasó?
-Que ya me tengo que ir.
Nicole me miró haciendo un puchero, y yo de verdad que me tuve que armar de toda mi fuerza de voluntad que no tenía, y le dije:
-No me hagas eso, ¡eh!
No me hagas eso porque si no, no me voy nunca.
Nicole se echó a reír y se levantó poniéndose una camiseta que yo conocía a la perfección, y agarrándola de una mano acercándola a mi pegando mi frente con la suya le dije:
-Te gusta mi ropa, ¿eh?
Ella me miró batiendo sus pestañas haciéndose la tonta, y me dijo:
-No sé de qué me hablas.
Le rodeé la espalda con mis brazos y la levanté sobre mi rodeándome el cuerpo, para después besarla hasta que llegué hasta su puerta.
-Me jode irme, pero cuando vuelva te prometo que todo saldrá bien.
Nicole asintió, me dió un beso y se bajó de encima de mi.
-Oye, suerte en Venecia.
La volví a besar y me fui, me esperaba un largo viaje.
Cuando llegué al aeropuerto gracias a dios que ya tenía mi maleta preparada, joder, por un momento pensé en que no llegaría.
Mi representante estaba sentada sobre una de las sillas y se miraba el reloj todo el rato...
-Y bien, ¿donde estaba el niño?
-Perdóname, Macarena, es que me había quedado dormido.
Unas horas después ya estábamos en Venecia, y cuando estaba subido en un barco me metí en Instagram cuando me apareció una sesión de fotos de Nicole, estaba preciosa y le di like, no pude resistirme.
Había pasado una noche increíble, creo que por fin había conseguido algo con ella y que cada día estaba más cerca de poder tenerla, me merecía estar con ella, con mi pecas.
Se había hecho un tatuaje por mi, por nosotros, y eso solo podía significar que ella si me quería.
Cuando llegó la noche nos metimos en una terraza a cenar algo antes de irnos al hotel, pero cuando me iba a ir pasó algo que no me esperaba.
Una patrulla de policía se aparcó en la otra calle y se bajaron dos agentes acercándose a mi, y me dijo el más mayor de todos.
-Señor Gabriel Guevara, está usted retenido hasta nuevo aviso.

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