Venecia.

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Gabriel.
¿Retenido? ¿Como que retenido?
Las palabras no me salían de la boca, no sabía cómo coño expresarme y decirles que estaban cometiendo un error, una injusticia.
Cuando noté que ya podía hablar lo primero que dije fue:
-No entiendo porqué me retienen, yo no he hecho nada.
Uno de los agentes, el más joven me miró con cara de pocos amigos, como si yo realmente fuera un delincuente.
-Lo siento señor, pero usted tiene que venir con nosotros a comisaría.
Mi intención era negarme porque yo no había hecho absolutamente nada malo, pero mi representante me miró asintiendo con la cabeza para que le hiciera caso.
Al menos di las gracias porque no me pusieran unas esposas, simplemente me monté en el coche con ellos y nos fuimos para comisaría.
Cuándo llegamos allí me metieron en una especie de despacho donde solo había un señor trajeado con un marcado acento italiano que me dijo:
-Soy el comisario Matteo D'angelo.
¿Sabe por qué está usted aquí?
Yo negué con la cabeza, por supuesto que no.
-No, la verdad es que no.
El comisario me miró dubitativo, como si realmente estuviera dudando de mi supuesta culpabilidad en algo que yo aún no sabía que había hecho.
-Señor Guevara, siéntese por favor.
Y yo le hice caso, realmente quería saber que estaba pasando.
-Cuando usted era menor de edad fue acusado de un delito en Francia que se resolvió en España, el problema es que en el resto de Europa no se ha notificado su absolución.
Mi cara debió ser un cuadro porque hasta el mismísimo comisario se quedó blanco con mi reacción, realmente yo no hice nada y por eso fui absuelto por la justicia española.
Como pude traté de contestarle, pues apenas conseguía que las palabras salieran de mi boca.
-Oiga, yo fui absuelto porque no hice absolutamente nada, fue una denuncia falsa.
El comisario relajó sus facciones, y me dijo:
-Mira, si te sirve de consuelo yo te creo, pero no podemos dejarte marchar hasta que se nos notifique que puedas salir del país.
Yo comencé a apretar las manos en un puño, otra vez ese maldito suceso volvió para atormentarme.
Yo pensaba que ya estaba todo solucionado, pero se ve que ahora que todo me iba bien se empeñaban en ponerme la zancadilla una y otra vez.
-¿Y eso que significa? ¿Que voy a dormir en un calabozo?
-No, eso significa que su estancia en Venecia se prolongará hasta que el juez decida que va a hacer contigo.
Mi única reacción fue levantarme de aquella silla y masajearme las sienes, esto tenía que ser una puta pesadilla.
-Oiga, yo no he hecho absolutamente nada, por lo tanto me tengo que ir de aquí.
El comisario se acercó a mí y me puso la mano en la espalda en señal de apoyo, y me dijo:
-Mira, lo mejor será que te calmes y que te pongas en contacto con tu abogado.
Será lo mejor, así que tomate las cosas con calma y todo irá bien.
Después de ponerme en contacto con mi abogado me llevaron al hotel, aunque para mí desgracia me quitaron el móvil y ni siquiera pude llamar a mi madre.
¿Porqué justo ahora? ¿porqué justo cuando las cosas me iban bien con mi pecas me tenía que pasar esto? Joder, lo tenía, ya lo tenía con ella y ahora me pasaba esto.
Se había hecho un tatuaje por mi, ese nudo que tanto nos gustaban a los dos lo había hecho realidad, y ya no era una pegatina de quita y pon para las películas.
Ella ya sabía de esto, ella sabía lo que me había pasado hacia años y me apoyó, lo único que me jode es el mal momento que seguramente pasará cuando sepa todo esto.
Nicole:
Traté de ponerme en contacto con Gabriel para desearle buena suerte pero no hubo manera, es como si no tuviera cobertura.
Justo en ese momento Marina entró en mi casa con su llave y tenía la cara desencajada, como si se hubiera encontrado con un fantasma.
-Oye, Nicole, siéntate por favor.
Mi cara debió de ponerse pálida porque vi como a Marina le temblaba el labio, así que le hice caso y me senté.
-¿Que pasa?
Marina no atinaba a mirarme, pero lo hizo y lo que vi no me gustó.
-Antes que nada quiero que sepas que ya lo están intentando solucionar, y que probablemente mañana lunes se solucione.
Yo empecé a resoplar, así que me levanté del sofá con Marina siguiéndome detrás y le dije:
-¡Me estás desesperando! ¿Que coño pasa?
-Han detenido a Gabriel, bueno detenido, está retenido en el hotel, no puede salir de ahí hasta un nuevo aviso.
¿Que cojones?
-No, no, no. Eso no puede ser, Marina.
-Si, lo es. Por un supuesto delito que supuestamente cometió en Francia.
Mierda, pero si eso ya se resolvió aquí en España, no estoy entendiendo nada.
-Marina, él es inocente tienes que creerme.
Y Marina asintió, y por la sensación que me dió me di cuenta de que si que me creía.
-Yo lo sé, Nicole, tranquila.
Pero no podía estar tranquila, así que me metí en mi habitación corriendo saqué una maleta del armario y empecé a meter algo de ropa, con una Marina mirándome sorprendida.
-¿Que se supone que estás haciendo?
-Hacerme la maleta, ¿no lo ves?
Vi como Marina alzaba las manos desesperada.
-Si, pero ¿para qué?
-¿Como que para qué? Para irme a Venecia, necesito ver a Gabriel.
Vi como Marina palidecía, y acto seguido negó con la cabeza.
-Tú no puedes hacer eso, es una locura.
-Si que puedo, mírame.
Cuando salí por la puerta de mi habitación me encontré con mi hermana, después me quitó la maleta y me agarró por los brazos.
-Tú no vas a ninguna parte, porque básicamente de momento no vas a poder ver a Gabriel.
Angustia, la angustia me invadió el cuerpo y empezó a faltarme el aire.
Así que mi hermana abrió la ventana y me llevó hasta allí para que me calmara, y vi como Marina hablaba por teléfono con alguien.
-Tranquilízate, Nicole, todo va a salir bien ya lo verás.
Las lagrimas me caían a chorretones por la cara y la angustia seguía ahí, después me senté en el sofá mientras que mi hermana y Marina cuchicheaban entre ellas.
Se le veía tan feliz cuando se fue, como si yo hubiera conseguido darle años de vida.
Me dijo que le volvía loco y que le había gustado muchísimo mi tatuaje, y pensar en eso por pura inercia me llevé la mano ante aquella tinta que ahora adornaba mi piel.
Me acordé de una de esas veces cuando estábamos grabando Culpa Mía que me quemé bajo el sol, ese día quise estar un poquito más morena porque íbamos a rodar la primera vez de Nick y Noah, pero para mí desgracia me quemé entera.
Gabriel se tiró toda la tarde riéndose de mi, y me decia:
-Eso te pasa por vanidosa, ya te he dicho que estabas completamente preciosa y que no te hacía falta nada más.
Yo lo miré mal y le saqué la lengua, y aunque se estuvo riendo de mí no dudó ni un segundo en ir corriendo a la primera farmacia que encontró para comprarme una crema.
Justo en ese momento el timbre empezó a sonar sacándome de mi ensoñación, y para mí sorpresa se trataba de House.
-Wallace, ¿me escuchas?
-Si.
-A Gabriel posiblemente lo dejen libre mañana, está retenido en el hotel y no lo dejan salir.
Pero te juro que él no ha hecho nada, tienes que confiar en Gabriel.
Y yo asentí, por supuesto que confiaba en él.
-Ya lo sé, House, pero necesito verlo.
-Mira, ni siquiera su madre puede hablar con él.
Así que mejor esperemos a mañana ya que es lunes, en cuanto el juez vea que todo ha sido un error lo dejarán libre.
Gabriel:
Las horas estaban pasando demasiado lentas, es como si el reloj detuviera el tiempo y que sus agujas no avanzaran.
La desesperación estaba pudiendo conmigo al no saber que estaba pasando ahí fuera, y mi cabeza empezó a darle muchísimas vueltas.
¿Y si la gente se lo creía? ¿Y si Nicole lo hacía? No, no, no, yo sé que ella ahora mismo lo estará pasando muy mal.
Y yo me sentí peor, el solo pensar en que ella lloraba por mi culpa se me encogía hasta el último hueso.
Y me estaba perdiendo la posibilidad de verla, me estaba perdiendo la posibilidad de oler ese perfume de aire de lowe que despertaban mis sentidos, y me estaba perdiendo la posibilidad de ver esos ojitos azules que me tenían desquiciado.
Estaba asomado en la ventana cuando me encendí un cigarro, por lo menos eso no me lo habían negado.
Justo en ese momento entró Macarena, mi representante.
-¿Y bien?
-Gabriel, la cosa está un poco complicada, pero seguramente mañana te darán la libertad y podrás volver a tu casa.
Yo asentí, pero aún así necesitaba mi móvil.
-Necesito mi móvil, por favor.
-No te lo van a dar hasta por lo menos mañana, lo siento muchísimo corazón.
Esa noche me trajeron la cena pero yo no tenía ganas de comer absolutamente nada, solo quería largarme de este maldito sitio.
Joder, esto era una puta pesadilla de la cual parecía que nunca me iba a poder despertar.
La noche era interminable y yo no paraba de dar vueltas y vueltas por la cama, hasta que ya no pude más y me quité la camiseta negra que llevaba puesta y me tiré en el suelo para hacer abdominales.
Uno, dos, tres, cuatro... y así estuve hasta que me cansé y me ganó el sueño.
Al día siguiente los agentes que estaban custodiando la puerta me llevaron al parking del hotel en un coche con los cristales tintados, y después me llevaron al juzgado metiéndose también en el parking de aquél sitio.
Y allí me esperaban dos abogados, una chica y un chico que se unieron con mi abogado de España para defenderme.
Pero era un juez que estaba allí sustituyendo a otro juez, y me dijo:
-Señor Guevara, queda usted libre pero no podrá salir del país hasta que el juez vuelva y dé esa orden.
Genial, simplemente genial.
-Le serán devueltos sus objetos personales, y el próximo viernes tendrá un juicio rápido. Eso sí, deberá de venir todas las mañanas a firmar para que así conste que usted sigue en el país.
¡Se levanta la sesión!
Cuando salimos de allí por lo menos ya no tenía a la policía en la puerta de mi suite, y aunque no podía salir del pais por lo menos tenía mi móvil.
Así que no lo pensé más y le hice una videollamada a House, necesitaba saber que estaba pasando.
Cuando lo hice House me lo cogió a la primera y vi que él estaba llorando, ¡llorando! Y se limpió las lagrimas.
-Hermano no llores, por favor.
House asintió con la cabeza y se quitó las lagrimas que rondaban por su cara, y me dijo:
-¿Cuando vuelves? Tienes a la Wallace desesperada.
Y eso me hizo sonreír, y le dije:
-¿Ella está bien?
-Si, no te preocupes.
Al principio lo pasó jodidamente mal, pero ya después se calmó.
-Necesito que pongas en tu canal de difusión que ya estoy libre, que muchas gracias por el apoyo y que en cuanto pueda volveré a las redes..
House asintió, pero necesitaba quedarme tranquilo con otra cosa más.
-Oye, tienes que hacerme otro favor, tío.
Vi como House me miraba fijamente detrás de aquella pantalla de cristal, y me dijo:
-Tú dirás. ¿Que otra cosa necesitas?
-Necesito que no permitas que Manuel se acerque a mi chica, por favor.
Y escuché como House empezó a reírse, pero a reírse como un auténtico desquiciado.
-Vamos a ver, Gabriel.
Estás en un situación muy jodida ¿y tú solo piensas en el gilipollas ese? Definitivamente tú no tienes remedio chaval.
-Me da exactamente igual lo que me digas, no lo permitas y punto.
Vi como House empezó otra vez a reírse, y me dijo:
-Está bien, no te preocupes.
-Te voy a colgar, necesito hablar con ella.
Después de colgar a House me dispuse a llamar a Nicole, pero las paranoias y los nervios no me dejaban.
Así que como pude me tranquilicé y marqué su número, y ella me lo cogió al primer timbrazo.
-¿Gabriel?
Oir su voz me tranquilizó en lo más profundo, necesitaba saber que ella creía en mi y que las cosas seguían igual de bien entre nosotros.
-Pecas, por favor dime que crees en mi, por favor.
-¿Pero como no voy a creer en ti? Sé quién eres Gabriel, además esa historia ya me la sé.
De repente mi corazón volvió a la vida bombeando igual de fuerte que siempre, mi pecas me creía y eso para mí era muy importante...
-¿De verdad?
-Siii, claro que sí.
Y una sonrisa me invadió el rostro, ella creía en mi.
-Me dijiste que vendrías a Venecia el último día del festival, ¿lo harás?
-La verdad es que después de lo que te pasó iba a negarme, pero como aún no vuelves a España iré a ese dichoso festival.
Eso me dió fuerzas, ella vendría tan solo faltaban unos pocos días...
Nicole:
El aeropuerto como siempre estaba lleno de gente, pero yo supe muy bien como camuflarme y fui acompañada de mi representante, mi hermana quiso ir conmigo pero no se lo permití.
Cuando llegué a Venecia sentí como una energía negativa, pero eso no me impidió para irme al mismo hotel en el que estaba Gabi.
Cuando llegué dejé a mi representante registrandonos y yo me fui directamente a los ascensores, sentí que las manos me sudaban y que los nervios podían conmigo pero aún así no flaquee y seguí mi camino.
Cuando llegué a la cuarta planta me dirigí corriendo a la habitación 345 y llamé a la puerta, sentía que me temblaban las piernas y justo en ese momento apareció él.
Estaba con un pijama cayéndosele por las caderas y sin camiseta, ¿se podía estar más bueno? No lo creía.
Cuando él me vio me cogió haciendo que le rodeara las caderas con mis piernas, después enterré mi cara en su cuello y él entró conmigo en su habitación.

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