La fiesta.

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Nicole:
Llegué a mi casa muerta pero aún así tenía algo de energía acumulada así que, me puse a limpiar mi casa ya que eso me relajaba muchísimo.
En tres días me iba para Marbella y la idea de ir allí la verdad es que me gustaba mucho, necesitaba ya un cambio de aires pues la ansiedad estaba pudiendo conmigo.
Me miré en el espejo y me di cuenta de que me estaba empezando a dar un brote de acné cosa que no me gustaba porque me hacia sentirme super insegura, así que empecé a darme la crema que siempre me daba en estos casos.
La situación con Gabriel estaba siendo muy desgastante, realmente aunque sabía que él estaba loco por mi no podía seguir aguantando sus malditos celos, pero es que encima yo era igual o peor que él.
Esa noche se me unieron mi hermana y Marina, ambas estaban decididas a pasar la noche conmigo porque según ellas tenía la cara de tristeza.
Tal vez era verdad que no andaba con muy buen ánimo, todo lo que pasó en los últimos días me estaban pasando demasiada factura.
La angustia de la retención de Gabriel, luego intentar que ningún periodista se acercara a mí para hacerme cualquier pregunta respecto a ese tema, o gente de mi familia preguntándome si iban a cambiar de Nick.
¿Cambiar de Nick? Ni en mis peores pesadillas pensaría eso, ¡nunca! Aquí solo había un Nick y ese era Gabriel Guevara.
-Y bien, ¿que tal hoy el rodaje?
Me preguntó mi hermana, pero yo no le prestaba ni la menor atención.
-Nicole, ¡Nicole!
Yo sacudí la cabeza al oír el grito de mi hermana, y le dije:
-Perdón, no te estaba escuchando.
Mi hermana negó sonriendo con la cabeza, y Marina empezó a burlarse de mi:
-Oye, Gabriel se ha puesto tremendo ¡eh!
Y mi hermana le siguió el juego:
-Si, la verdad es que el chaval ha invertido muy bien su tiempo en Venecia.
Marina miró a mi hermana riéndose, y soltó:
-Hombre, eso y que tu hermana lo dejó destrozado.
Se me escapó una sonrisa involuntariamente; el recordar el paseo de sus manos por mi cuerpo, o su boca sobre la mía mientras que gritaba su nombre, me hizo querer buscarlo y decirle que reventemos las paredes de su casa o de la mía hasta que ya no pudiéramos más.
-Oye Nicole, aún no nos has dicho que tal el rodaje.
Y yo miré a mi hermana y a Marina, y quise ser sincera con ellas.
-Pues resulta que Gabriel ha contratado a una Barbie guapísima pero descerabrada como ella sola para ser su asistente, y eso me tiene quemada a nivel dios.
Y las dos empezaron a descojonarse, pero a descojonarse de una manera que temí que de un momento para otro los vecinos llamaran a la policía.
-¡Que graciosas!
Cuando las dos se calmaron Chloe me dijo:
-Oye, no podéis vivir así, de tanto estrés se te va a terminar cayendo el pelo.
Yo me levanté y les di la espalda mientras que miraba por la ventana, el cielo de aquella noche estaba tachonado de estrellas que iluminaban aquellas frías calles de Madrid.
-Ya lo sé, simplemente que me cabrea nada más.
¿Os quedáis a dormir? Pues tenéis la habitación del fondo libre, yo me voy a dormir que estoy muerta.
Gabriel
Cuando llegué al rodaje vi que Nicole estaba sentada en una silla con el móvil, y cuando me fui a acercar a ella se levantó de la silla y se fue dejándome ahí plantado.
-Oye Gabriel, tenemos que filmar unas secuencias que son importantes, así que, moviendo el culo.
Yo hice caso al director y me fui a hacer mi trabajo, y la verdad es que con Nicole trabajando éramos un equipazo y se entregaba a más no poder.
Cuando ya terminamos se me acercaron los chicos, y Felipe me dijo:
-Oye, esta noche fiesta.
Y empezaron todos a chocarse las manos, y yo por increíble que me pareciera el tema de la fiesta no me parecía una buena idea.
-Yo mejor me voy a mi casa.
Pero Víctor no me lo permitió, y me dijo:
-Eh, eh, eh. Que esta fiesta es en tu honor ¡eh! Así que,¡arreando!
Nos fuimos a la discoteca la Panamera que estaba a dos manzanas de donde grabábamos, y yo me senté en una silla tomándome un chupito.
Justo en ese momento llegó Nicole con Marina y con el entrenador ese, el tal Fernando.
Mi mandíbula se tensó en el acto, noté como mis dientes rechinaban unos con otros y como mis manos se apretaron en un puño.
Detrás iba el gilipollas de mi hermano House, quien agarró por la cintura a Marina y se la llevó hacia la pista dejando a Nicole sola con el desteñido ese.
Genial, simplemente genial.
Cogí el chupito de tequila y me lo metí a pelo sin limón ni pollas, y después me acerqué a Nicole cogiéndola por el codo para llevármela.
El tal Fernando me miró con ganas de matarme, y me dijo:
-Lo siento, pero no te la puedes llevar.
Mis ojos debieron de echar chispas porque el entrenador ese se echó para atrás, y sin soltar a Nicole me concaré con él.
-Quién me lo va a impedir ¿tú?
Y sorprendiéndome se concaró conmigo cosa que me enfadó todavía más:
-Pues si tú quieres lo podemos arreglar, así que ¡suéltala ya!
Y por supuesto que la solté, no quería que Nicole se llevara algún golpe, porque si le llegaba a ir uno por culpa de este mamón ya todo me daría igual.
Así que, le hice un gesto con la mano a Marina y a House para que vinieran a por ella.
Cuando llegaron hacia donde estábamos, que por cierto era la zona VIP, Marina trató de llevarse a Nicole de allí pero ella no se dejó.
-Gabriel, ¡ni se te ocurra!
Yo escuchaba detrás lo que me decía Nicole mientras que me tronaba los dedos, y Fernando al ver aquello empezó a arrepentirse.
-¡Lo siento tío, no quiero una pelea!
Y Nicole se echó a reír, y para mí deleite le dijo:
-Pero si has empezado tú provocándolo, ¿ahora te cagas?
Mi sonrisa de satisfacción se ensanchó, al menos esta vez sí que vio que yo no tenía la culpa, bueno en parte porque agarré del codo a Nicole, y yo la verdad es que habría actuado igual o peor.
Marina apartó a Nicole hacia atrás, y House como siempre se metió en medio:
-Pero escúchame, ¿tú no ves que es gay?
Yo resoplé, siempre con la misma puta historia.
-Para ti todos los que se acercan a mi pecas son gays, asi que ¡cállate!
House negó con la cabeza, y cuando lo cogí por las solapas de la camiseta al entrenador, House me dijo:
-Pero chacho no le pegues hombre, que es gay.
Pero yo seguía con la mía, y le contesté:
-Cállate House.
Fernando trató de soltarse, pero como no lo consiguió me dijo:
-¡Eres un salvaje!
El coraje esta vez me subió a quince mil por hora, y acercándole su cara a la mía le dije:
-¡Tú chupas, tú al final chupas!
Y el entrenador cuando se dió cuenta de que ya no pisaba el suelo empezó a chillar:
-¡AHHH! ¡Socorro me agreden!
Y House me dijo:
-¿Lo ves como es gay?
¡Ya vale hombre!
Yo solté de las solapas al entrenador y dejé que se fuera corriendo mientras que House empezó a reírse, y me dijo:
-Anda ven, vamos a tomarnos algo.
Nicole:
Llamé a Manuel para que viniera a la discoteca, necesitaba que se ocupara de Fernando ya que estaba segura de que harían buenas migas.
El coraje seguía dando calor a mi cuerpo, las ganas de querer matar a esos idiotas se iban haciendo cada vez más grandes.
-No me puedo creer lo que estaban haciendo esos gilipollas, de verdad que no me lo puedo creer.
Marina asintió y después se tomó el poco cubata que le quedaba de su vaso, y me dijo:
-Es que lo vuelves loco tía, entonces hace cosas que te dejan loca.
Justo en ese momento Gabriel y House se nos acercaron, House se llevó a Marina dentro de la pista y empezaron a comerse la boca.
Gabriel me miró fijamente y me dijo:
-Mira pecas, ellos por lo menos pueden estar juntos y entenderse.
Yo me eché a reir irónicamente, y le dije:
-Claro, porque House no contrata asistentes sin cerebro con las cuales liarse.
Vi como Gabriel soltaba todo el aire que le cabían en los pulmones, como si estuviera librando una batalla conmigo.
-Y dale, que no tengo nada con ella ¿tan difícil es de entender?
Cuando le fui a contestar apareció la asistente maldita con su dichosa libretita, y empezó a apuntar todo lo que estábamos hablando.
-Mira, Gabriel, quedate con la Barbie que yo me voy a bailar porque si, y porque me da la gana.
Y ahí lo dejé con la asistente maldita, ¡que se joda!
Yo empecé a bailar una canción de Bad Bunny y se me acercó un chico de lo más simpático, y por el rabillo del ojo vi como Gabriel cogía a otra chica y se puso a bailar con ella.
Así que esto era una guerra de titanes, pues juguemos.
Dejé que el chico oliera mi perfume sobre mi cuello, Gabriel tensó la mandíbula y vi como le palpitaba la vena de su cuello, esa vena que a mí me encantaría lamersela sin parar.
¡Joder! ¿Que coño hago yo bailando con este tío cuando estaba deseando como una desesperada a otro?
¡Dios, no podía más!
Gabriel enterró su cara en el cuello de aquella chica y empezaron a moverse al unísono, y después me miró sonriendo de lado guiñándome un ojo.
Muy bien Guevara, muy bien.
Cuando el chico apartó su cara de mi cuello yo pegué mi frente con la de él casi rozando mis labios con los suyos, y después me fijé en Gabriel que al ver mi gesto aunque con cara de asesino, empezó a acariciar la pierna de esa mujer y me volvió a sonreír y a guiñarme un ojo.
Yo le había puesto una trampa y ahí quién había caído había sido yo, Gabriel uno y Nicole cero...
Así que, me aparté del chico cogí mi bolso y me fui de allí más cabreada que una mona.
Estaba por coger un taxi cuando escuché:
-Pecas, por favor ¡no te vayas!

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