Reconciliación

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Nicole:
Gabi no me quitaba los ojos de encima, no paraba de posarlos sobre mi vientre y yo me estaba poniendo muy nerviosa.
Pero cuando me fui a acercar a él Gabi Mortera se acercó a mí y me dijo:
-Te veo mejor, me alegro.
Esta noche grabamos las carreras, realmente estaremos grabando las carreras toda la semana por las noches, así que tendréis el resto de los días libres.
Ah, por cierto: te queda muy bien el bombo.
Aquello me hizo rodar los ojos, pero escuchar que grabaríamos por las noches me alegró muchísimo, tendría la semana enterita para mí y descansaría todo lo que no había podido descansar durante todos estos meses.
Y ahora sí, me acerqué a Gabriel.
-¿Se puede saber por qué me miras tanto?
Gabriel dejó de hablar con uno de los de producción y se dió la vuelta para mirarme con una gran sonrisa, y a mí es que me encantaría poder borrársela de un manotazo.
Gabriel se encogió de hombros con chulería y sonrió de lado, y yo para que os voy a mentir: se me cayeron las bragas.
-¿Es que ahora no puedo mirarte o qué?
Yo achiqué los ojos demostrándole mi irritación y aquello le hizo sonreír aún más, me estaba desquiciando.
-Es que me miras de una forma en que nunca lo habías hecho, tal vez es sensación mía pero no lo sé.
Gabriel se acercó a mí mirándome fijamente con nuestras narices chocándose, y me dijo:
-Es solo que se me hace raro verte con ese bombo, nada más.
Yo asentí porque la verdad es que tenía razón, ese bombo era como demasiado real
-Pero te queda muy bien, de verdad.
Aquello me hizo sonreír, jamás pensé en que me gustaría que me alagaran por un bombo.
-Te ves guapísima cuando sonríes.
Aquello me resquebrajó y me acerqué a él para darle un beso, pero de pronto escuchamos:
-A ver vosotros dos, ya tendréis tiempo para liaros luego.
La voz de Domingo nos hizo separarnos, y escuché que dijo Gabriel:
-¡Mierda!
Estuvimos grabando hasta las dos de la tarde, fueron pocas tomas pero de extrema importancia.
Cuando salí de allí Manuel me envió un mensaje diciéndome que no podría venir a por mí, pues a esa hora él estaba trabajando.
-Nicole
Yo me di la vuelta mientras que vi como Gabi me observaba, y me preguntó:
-¿Que pasa? ¿Que no ha venido tu amiguito?
Yo lo miré y le sonreí con cierta ironía, su chulería y su arrogancia mientras que fumaba me volvía completamente loca.
-Pues no, no ha venido porque trabaja. Así que me pillaré un taxi, o bien me voy en el metro.
Gabriel tiró el cigarrillo y lo apagó pisándolo contra el suelo, y después negó con la cabeza.
-Tú no vas a ir ni al metro y muchísimo menos en un taxi, te vienes conmigo y punto.
Oír como me ordenaba me cabreó un poco, ¿quién se creía este arrogante?
-No hace falta, yo puedo irme solita.
Justo en ese momento salió un gorila enorme de su coche, era Clemente el hombre de seguridad de Gabriel.
-Tú no vas a ninguna parte, Te vienes conmigo y punto.
Aquello me hizo resoplar, y con la clara intención de largarme de allí Gabriel me agarró de la muñeca y me metió en el coche de donde había salido minutos antes su gorila.
Después vi como le daba alguna que otra orden, y Clemente se fue de allí en otro coche.
Yo no tuve otro remedio que aguantarme, y terminé poniéndome el cinturón de seguridad con la mirada de Gabriel sobre mi mientras que sonreía como un auténtico idiota, porque para él había ganado la batalla.
Estuvimos mudos, no decíamos ni una sola palabra pero yo tenía bastantes dudas que necesitaba resolver.
-¿Como hicisteis para rescatar a House?
Vi como Gabriel resoplaba, era como si quisiera olvidarse del tema.
-No te lo puedo decir.
Aquello despertó mi curiosidad aún mas.
-¿Por?
-Porque si te lo digo igual te cabreas.
Yo asentí, por supuesto que lo que me diría no me iba a gustar absolutamente nada.
-Será mejor que no hablemos de ello, ¿vale? Y no te enfades conmigo, Pecas.
Yo asentí, quería llevar la fiesta en paz.
Cuando llegamos a mí edificio me quité el cinturón de seguridad, y cuando me fui a ir Gabriel no me lo permitió.
Me agarró de la mano y me acercó a su boca, y me soltó:
-Ojalá que algún día tengamos una relación normal, de esas que duran para siempre.
Yo agaché la mirada y él me puso una mano en la barbilla para que lo mirara en la cara, ¡que guapo es!
-Tú y yo jamás tendremos una relación de amistad normal, ¡nunca!
Vi como Gabriel se reía, claramente no se refería a una amistad.
-Es que yo no quiero amistad, yo quiero estar contigo.
Joder, ¿tú sabes el tiempo que llevo soñando contigo? Mucho. Me tienes cogido por los huevos, niña.
Mi respiración estaba totalmente descontrolada, sus ojos se clavaban en mi mientras que me miraba en busca de algo que yo ahora mismo no estaba dispuesta a darle.
-Creo que debería irme.
Gabriel asintió con un dejé de decepción en su mirada, después me soltó y me dejó salir del coche.
Una vez en la calle me esperé a que él volviera, y lo hizo.
-Wallace, mi móvil.
Venga, damelo.
Gabriel me miraba sonriendo mientras que yo arrugaba la cara, y se echó a reír.
-¿Te quieres quedar con mi móvil o qué?
Su sonrisa me contagió a mí, y terminé cayendo sonriéndole yo también.
-Toma tu móvil.
Cuando le tendí la mano para devolverle el móvil él tiró de mi metiendo mi cabeza por la ventanilla, y una vez que me tuvo solamente para él me besó metiendo su lengua en mi boca.
Yo le puse una mano en su nuca para intensificar el beso, y Gabriel me sonrió en mi boca.
Y cuando se separó de mi, me dijo:
-Te voy a hacer gritar mi nombre así sea lo último que haga, eso te lo juro.
Y volvió a plantar su boca sobre la mía saqueandome hasta que ya no pudimos respirar más, cuando despegó su boca de la mía paseó su nariz por toda mi cara, me sonrió y después se fue en su coche a toda mecha.
Gabriel:
Cuando llegué a mi casa lo hice con una gran sonrisa, no la había recuperado pero al menos estaba más receptiva conmigo y eso era un avance, ¡un gran avance!
Cuando me di la vuelta después de cerrar la puerta House y Bob se codeaban entre ellos echándose unas risas, y de inmediato supe que iban a vacilarme.
-Mira que sonrisa de gilipollas que trae, Bob.
Yo rodé los ojos mientras que ellos se echaron a reír, ¡cabrones!
Yo cogí una cerveza de la nevera y me senté sobre el sillón, y dije abriendo aquél botellín:
-No me vais a dar el día, estoy muy feliz.
House asintió sonriéndome, y Bob chocó las cinco conmigo.
-Me alegro muchísimo, hermano.
Sería hora de que la Wallace se ablandara contigo, ¡enhorabuena!
Mi sonrisa era interminable, ¡joder! estaba muy contento, mucho.
-Ahora el siguiente paso es que ella y tú lo arregléis del todo.
¿Le has contado lo que hizo la bruja esa de Maritere?
-No, es que tengo miedo de que no me crea.
Bob negó con la cabeza, y House simplemente se quedó callado.
-Gabi, si te lo callas puede ser muchísimo peor; tienes que contarle a Nicole lo que pasó en aquella noche, ella merece saberlo.
-Lo sé Bob, pero es que ella está muy receptiva conmigo y tengo miedo de meter la pata ¿me entiendes?
House se levantó del sofá y se acercó a mí, y me dijo:
-Díselo.
Cuando llegó las diez de la noche nos fuimos en una calle repleta de edificios, allí íbamos a rodar las famosas carreras de culpa tuya e iba a ser la hostia.
Cuando vi a Nicole a lo lejos la estaban maquillando, y yo no sé qué tanto la maquillaban si no le hacía ninguna falta.
Hacia un frío de cojones, y cuando me acerqué saludando era la primera vez en casi un mes que se alegró de verme y me sonrió saludándome.
-Hola, Gabi.
-Hola, Pecas.
La maquilladora se alejó de allí dejándonos solos, y yo llevaba un traje puesto y ella llevaba un chándal gris con una camiseta de manga corta blanca, y vi como temblaba de frio.
-Anda ven aquí.
Alcé la mano y la atraje hacia a mí abrazándola, y ella enterró su cara en mi pecho.
-Esto es horrible, y encima tú has estado con neumonía.
Ella asintió y yo la seguí abrazando, y sin poder evitarlo le di un beso sobre su cabeza.
Y escuché como decía Domingo:
-Esto es la hostia, primero se matan y luego se quieren como si no hubiera un mañana.
Mirad, como os vuelva a escuchar decir que no sois como vuestros personajes la tenemos gorda, ¡Quedáis avisados!
Yo me eché a reír, y justo en ese momento mi móvil empezó a sonar.
Y cuando vi en la pantalla de quién se trataba el mundo se congeló bajo mis pies, Mariana.
Nicole se apartó de mi y vio en la pantalla de quién se trataba, ella negó con la cabeza y se alejó de allí separándose de mi.
¡Genial, ya lo que me faltaba!
-Mariana, estoy trabajando.
Ya te veo después.
Y la colgué sin ni siquiera dejarla contestarme, y de inmediato supe que Nicole había retrocedido conmigo.
Así que, fui en su busca mientras que Gabi Mortera la abrazaba tratando de darle calor con su manos.
-Nicole.
Gabi negó con la cabeza como indicándome que no era el momento, y a mí no me tocó otros cojones que asentir y me metí en uno de los coches para empezar a rodar.
Las horas pasaron y ella no me habló para nada que no fuera estrictamente por el guión, y eso me frustró más de lo que yo hubiera querido.
Así estuvimos durante toda la maldita semana, ella me evitaba y yo la respetaba.
¿Que remedio?
El viernes no me tocaba rodar, así que me fui a la bresh con unos amigos, y allí que estaba Nicole con un chico del que yo no tenía ni idea de quién se trataba.
House y Bob se miraron entre los dos, sabían que pronto se desataría el caos dentro de mí y lo sacaría para afuera haciéndole una cara nueva a ese gilipollas.
-Gabriel, contrólate ¿vale?
-Yo sólo te digo una cosa, House, como me digas que ese chico es gay te pego.
House y Bob se echaron a reír, y House levantó las manos en señal de paz.
Nicole se sentó con el chico en una de las mesas, tenía que saber de quién se trataba.
-House, ¿donde coño está Marina?
-Está aquí, lo que pasa que hoy sacaba su single y claro, estará pendiente de las redes.
-Llámala y dile donde estamos.
Nicole y el chico no hacían nada que me dijera ¡peligro! Simplemente hablaban y hablaban, y justo en ese momento apareció Marina.
-¿Que pasa?
Yo me volví sobre Marina, y le pregunté ansioso:
-¿Con quién está Nicole?
-¿Ese? Es el hermano de uno de sus amigos, de Igor. ¿Por?
-¿Tiene algo con él?
Marina se quedó callada, e insistí:
-Marina, por favor.
-No, no tiene absolutamente nada con él. Pero, yo que tú me andaría con ojo.
Aquello me puso de los nervios, me estaba volviendo loco y mis manos amenazaban con destrozar a ese gilipollas.
Justo en ese momento empezó a sonar una canción de Maka y Nicole se dió cuenta de que yo estaba allí, y en vez de acercarse se dió la vuelta dándome la espalda mientras que la canción sonaba:
"El dinero no te vale, eh
No te vale, no
No te vale, no, no te vale
Para que te ame, ame
El dinero sé que no te vale, vale
De su corazón yo es que tengo la llave, y por más que te bese ella es mía, eso tú lo sabes
Para que te ame, ame el dinero sé que no te vale, vale
De su corazón yo es que tengo la llave y por más que te bese ella es mía.
Cuántas veces te ha escrito a ti cartas de amor mostrando desnudo su gran corazón.
Cuántas veces has llorado rendido a su lado por cosas que juntos nunca habéis pasado
No me hagas reír, tú lo sabes bien que ella estando contigo, conmigo estuvo también porque yo soy quien la hace feliz, conmigo me dice se olvida de ti (que lo sepas)
Que el día menos pensado me escapo con ella, la llevaré tan lejos que no podrás verla.
Lo haremos con pasión debajo 'e las estrellas
Se casará conmigo pisando la arena, porque yo fui el primero que besó sus labios
El amor de su vida diario a diario, tú en cambio solo fuiste un entretenimiento
(Quítate de en medio)
Para que te ame, ame
El dinero sé que no te vale, vale de su corazón yo es que tengo la llave y por más que te bese ella es mía, eso tú lo sabes para que te ame, ame
El dinero sé que no te vale, vale
De su corazón yo es que tengo la llave, y por más que te bese ella es mía (Ella es mía)"
Aquella canción me hizo sonreír como nunca en mi vida, y los ojos de Nicole se clavaron en mi dándose cuenta de la maldita letra.
Algo le dijo al chico en el oído y se fueron de allí, y mi intención era perseguirlos pero Marina me lo impidió.
-¡Ey, Guevara! Déjalos, te prometo que no va a pasar nada entre ellos.
Simplemente la dejará en su casa y después se irá.
-¿Seguro?
-Te lo prometo.
La noche del sábado era el cumpleaños de Gabi Mortera, y aunque mi pensamiento era no ir al dichoso cumpleaños mandé a mi personal de seguridad Clemente a que le guardara las espaldas a Nicole.
Aunque él al principio me dijo que no haría eso porque ella no lo requeriría así, yo le prometí que le doblaría el sueldo.
Yo me senté en la isla de mi cocina bebiéndome un vaso de whisky mientras que me fumaba un cigarro, y varios recuerdos me vinieron a la mente.
Como nuestro primer beso, fue antes de empezar a rodar Culpa Mía en una discoteca.
Los dos íbamos sumamente borrachos y no veíamos más allá de nuestras narices, y nos terminamos comiendo la boca en el baño de aquél sitio.
-La culpable de todo lo que te estás bebiendo de esa botella la conozco yo.
Yo miré a House que se sentó frente a mi, y yo ni siquiera le estaba haciendo caso al cigarrillo que se iba consumiendo lentamente.
-Gabriel, no puedes seguir así.
-Nicole me odia, y yo ya no sé qué más hacer para hacerle entender que la quiero.
House asintió, y me dijo:
-Deja de beber, con eso no arreglas nada.
Yo miré a House, mitad con rabia y mirad entendiéndolo.
-¿Tú que pasa, que nunca te has enamorado o qué?
House me miró sonriendo, y me soltó:
-Una vez, ¿y sabes lo que hice para curarme?
Yo lo miré expectante, y me dijo:
-Me lié con ella.
Y los dos nos echamos a reír, sin duda, era una buena cura.
-Tienes que ayudarme, House, necesito estar con ella una vez más.
-Mira compadre, yo creo que estás jugando con fuego.
Pero si tú te quemas, yo me quemo contigo.
Pero deja ya de beber, eso no te trae nada bueno.
Justo en ese momento cogí mi móvil y vi unas fotos que me dejaron boquiabierto, Nicole estaba disfrazada de mi y yo sin poder evitarlo empecé a reírme como un loco con House lanzándome una mirada confundida.
-¿De qué cojones te ríes, tío?
Yo le enseñé las fotos y House empezó a reírse también, ¡la madre que la parió!
-Definitivamente a esta niña le va la marcha, ¡menuda provocadora está hecha!
Nicole:
Me quité aquél disfraz después de las fotos imitando a Gabriel, y me puse un vestido negro de satén que me quedaba justo debajo del culo, la parte de arriba lo llevaba atado en el cuello dejando mi espalda completamente descubierta, hasta me tuve que poner un sujetador especial para ello.
El pelo lo tenía completamente suelto y liso, y en los pies llevaba unas sandalias de tacón altas de color negras.
Cuando salí de aquél baño para mí sorpresa me encontré con Maritere frente a frente, ella me lanzó una sonrisa sardónica y me dijo:
-Se te ve mejor que en otros días.
Yo la miré lanzándole una mirada cargada de veneno, la quería arrancar la cabeza.
-Siento no poder decir lo mismo de tí, yo que tú reclamaría mi dinero a los cirujanos que te han operado la cara.
Su sonrisa murió sustituyéndola por una cara asesina, aquello se estaba tensando más de lo que yo hubiera querido.
-Que tú seas más joven no significa que seas más mujer que yo.
Yo sonreí de lado, si esta señora se pensaba que yo me doblegaria ante ella estaba muy equivocada.
-Eso no pienso discutírtelo, quiero decir: tú tienes la experiencia de los años, yo recién empiezo.
Maritere se iba tensando más y más, le había tocado el tema de la edad y se había puesto aún más nerviosa.
Aunque más que nerviosa, estaba furiosa.
Cuando se tranquilizó una sonrisa volvió a sustituir su cara de serpiente venenosa, y me soltó:
-¿Viste el beso que me di con Gabriel en la discoteca? 
Y se me encendió una bombilla, había sido ella.
-¡Has sido tú!
Ni siquiera se lo pregunté, porque en ese momento lo supe.
-Si, he sido yo.
En cuanto me vio me besó de tal manera en que no le pude decir que no, ya sabes lo sentimientos siempre traicionan.
Y lo supe, supe en ese momento que ella nos tendió una trampa, que ella fue con un propósito claro, y que ahora mismo me estaba mintiendo en mi puta cara.
-Estás mintiendo, todo esto es mentira.
Tú lo planeaste todo para separarnos, porque sabías perfectamente que lo estábamos intentando.
Maritere puso cara de circunstancias, sabía que la había pillado.
-¿No te da vergüenza perseguir a un chico de veintidós años?
Es que encima ni te aguanta, y tú ahí como una acosadora.
Ella al sentirse presionada empezó a confesarme la verdad, y mi única reacción fue darle un puñetazo en la cara reventándole la nariz.
Justo en ese momento apareció Clemente el gorila qué cuidaba de Gabriel, y se metió en medio.
Maritere se fue de allí con una amiga suya, y las chicas se acercaron a mí.
Las lágrimas me caían por la cara, literalmente que no entendía absolutamente nada.
Me sentía hecha una mierda, había dejado que una vez más se metieran entre Gabi y yo, y no lo podía permitir.
Vi como Clemente hablaba con alguien por teléfono y yo estaba malditamente segura de que se trataba de Gabriel, y mejor porque necesitaba hablar con él.
Alex y Gabriela me acompañaron hacia la barra, y justo en ese momento apareció Pedro el chico con el que fui ayer a la bresh.
-Nicole, te estaba buscando.
Yo no tenía ganas de hablar con él, yo solo quería a Gabriel.
-Pedro, si no te importa ahora mismo no tengo ganas de hablar.
-¿Se puede saber que coño está pasando aquí?
Yo levanté la mirada y ahí lo vi, Gabriel miraba a Pedro con ganas de echársele encima y yo le negué con la cabeza para que no lo hiciera.
Pedro se alejó de allí, sin embargo, Alex y Gabriela se quedaron allí porque yo les había pedido que no se fueran.
-Joder, pecas. ¿Por qué me haces esto? ¿Que quieres, buscarme la ruina?
Y encima te disfrazas de mi, que parece que te gusta ver el mundo arder. ¿Que quieres? ¿Provocarme?
Yo ignoré lo que me estaba diciendo, y le pregunté:
-¿Tú sabías lo que ha hecho Maritere?
Y se quedó mudo, si, por supuesto que lo sabía.
-Si, pero si no te dije nada fue porque pensé que no ibas a creerme.
Yo asentí, él tenía toda la razón del mundo.
-¿Sabes lo peor? Que te has terminado acostando con Mariana por mi culpa y por la de esa gilipollas.
Gabriel negó con la cabeza, y me preguntó:
-¿Esto significa que volveremos a estar como antes?
Yo quería restregarme los ojos con las manos, pero no podía porque tenía lapiz de ojos y máscara de pestañas.
-Eso significa que estoy muy perdida.
Gabriel resopló, miró para un lado y para el otro sin saber que buscaba y me dijo:
-Mira, yo me voy para mi casa, si realmente me quieres como yo a ti allí te espero.
Si no vienes, entenderé que no me quieres aunque mi cuerpo me siga obligando a luchar por ti.
Y con las mismas se dió la vuelta y se fue de la discoteca, y Clemente aún así se quedó allí conmigo para cuidarme.
Gabriela se alejó de allí porque Gabi Mortera la estaba llamando, y Alex se acercó a mí y me dijo:
-Mira, si yo tuviera a un hombre como Gabriel Guevara detrás de mí como un loco te juro que no lo dejaría escapar.
Lucha por él, ese chico te quiere y te quiere enserio.
Porque es verdad que le gusta muchísimo las mujeres, pero por la única que lo dejaría todo seria por tí.
Con esas palabras Alex se alejó de mi, y yo tenía muy claro lo que tenía que hacer.
Con una mano le hice una señal a Clemente para que se acercara a mí, y cuando lo hizo le pedí que me llevara hasta la casa de Gabriel.
Cuando llegamos a su barrio Clemente se fue de allí, y yo llamé a la puerta de Gabi quién me abrió de inmediato.
Cuando sus ojos se posaron en mi se mordió los labios, después me sonrió abiertamente y me preguntó:
-Entonces, ¿si me quieres?
Y yo asentí, pero sabía que con solo un gesto no bastaba.
-Si, te quiero.
Gabriel me cogió en volandas haciendo que le rodeara la espalda con mis piernas, y después me metió en su casa cerrando la puerta tras nosotros.

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