Madrid 2. House en problemas.

1.2K 41 10
                                    

Nicole:
Lo tuve que colgar porque sabía que yo caería de nuevo y no quería hacer eso, quería probar otras bocas, otros labios, y quizás así conseguiría quitarme a Gabriel de encima.
Pero con el rodaje y con todo lo demás tengo muy poco tiempo para ponerme en esas tesituras, pero yo tenía que salir adelante porque no podía seguir como un alma en pena por los rodajes.
Era increíble todo lo que me había ocurrido, pero en el poco tiempo en que estuve con Gabriel fui muy feliz a su lado pero las cosas se habían torcido, como siempre.
Pero yo necesitaba cambiar el chip, así que al siguiente día cuando llegué allí no saludé a nadie ni siquiera a Gabi Mortera que me fue detrás.
-Oye Nic, oye, escúchame: esta noche vienen unos influencers de muchas partes del mundo, porque los de la productora se han vuelto locos y los han invitado para que cuando salgan las pelis las promocionen.
Yo miré a Gabi Mortera frunciendo el ceño y le dije:
-Pues conmigo que no cuenten, eh. Paso de ir a esa maldita cena.
Gabi Mortera se echó a reír negando con la cabeza, ¿y ésta ahora por qué se ríe?
-Tranquila porque ninguno del cast estáis obligados a asistir, solo quería que lo supieras.
-Genial.
Justo en ese momento apareció Gabriel con su cara de perdonavidas, y dijo:
-Déjala porque está de un humor de perros, ¿no, hermanita?
Yo lo miré fulminandolo con la mirada y le dije:
-Cállate.
Gabriel se echó a reír y Gabi Mortera se fue dejándonos solos, y yo observé cómo él cogía una manzana del frutero.
-Quieres que me calle porque no soportas que te digan la verdad, confiesa que estás que te mueres de celos por mi, venga niégalo si puedes.
Yo negué con la cabeza, y cuando me fui a ir me impidió el paso interponiéndose en mi camino.
-¿Que haces, eh?
Gabriel me miraba sonriéndome, el muy cabrón sabía el efecto que causaba en mi.
-Ahora no tienes el valor de decirme nada en la cara, ¿eh? Pero anoche bien que te pavoneabas dedicándome todas esas canciones.
Yo le sonreí irónicamente y él resopló como si no soportara tenerme cerca.
-Te voy a decir una cosa, Pecas; voy ir a por ti, y cuando vaya a por ti quiero que lo tengas claro.
Gabi:
Sus ojos se me clavaban como puñales pero me daba igual, ella había empezado este jueguito ¿no? pues ahora que acarree con todas sus consecuencias.
-Mira Gabriel, yo solo quiero que esto se acabe de una maldita vez, nada más.
Y ahora sí me lo permites...
Pero yo la agarré del brazo y no se lo permití, sin embargo, la metí dentro de uno de los camerinos y la acorralé contra la pared.
-¿Que haces, eh?
Yo la miré ensanchando mi sonrisa al verla en ese estado, estaba entre sorprendida y cabreada, y joder, se iba poniendo cada vez más y más guapa.
-Mira niña, tú has empezado este jueguito del gato y el ratón ¿no? pues ahora lo asumes.
-Vaya, se ve que te gusta la guerra, Guevara.
-¿Guevara? Pues muy bien Wallace, muy bien.
Te las voy a devolver todas juntas, estás provocándome de una manera insoportable y yo no soy de piedra.
Vi como una sonrisa invadió su precioso rostro y cambió el semblante tan serio que tenía, y yo es que no lo soporté más y la besé dejándola sin respiración.
Nicole al principio se resistió pero se dejó llevar por mi boca, y aunque en el rodaje ya nos besábamos no era lo mismo que besarla en la vida real.
Su boca invadía la mía, al parecer también la había echado de menos.
Con mis dos dedos pulgares la levanté sobre mi haciendo que me rodeara las caderas con sus piernas, y mi manos fueron a parar sobre su culo, ese culo que me volvía loco.
Mis dientes tiraron de su labio inferior tirando suavemente de el, y después introduje mi lengua dentro de su boca haciéndola soltar un leve gemidito que me hizo sonreír sobre su boca.
Sólo había una cosa clara: ella era mi chica, mi pecas, y mi Chiqui. Ella lo era y todo para mí, y lo seguiría siendo.
Nicole me puso una mano en mi nuca y profundizó el beso hinchándome de felicidad, me había echado de menos tanto como yo a ella pero nuestros orgullos podían más que nosotros.
Justo en ese momento un ruido en la puerta nos hizo separarnos, Nicole se bajó de mi con toda la prisa del mundo y salió por la puerta, y cuando vi que ella desapareció por el pasillo yo salí de aquél camerino.
El día había sido pesado y encima hoy había muchísimo ajetreo por el tema de los influencers, que por lo visto mañana también venían al rodaje.
Nicole estaba actuando conmigo de una manera tirante, muy tirante, y yo tenía una paciencia y unos límites y los estaba transpasando.
Domingo cada día estaba más harto de nosotros, cada vez que teníamos que cortar porque no nos salían bien una escena él nos miraba tirándonos dagas con los ojos.
¡De puta madre todo!
Al final conseguimos que las escenas nos salieran, y menos mal porque quería irme ya a mi puta casa.
Y yo no quise volver a hablar con Nicole, creo que por hoy ya me había colmado bastante la paciencia.
Cuando Bob vino a por mí primero me quise asegurar de que Nicole no se iba sola, era de noche y no quería que le pudiera pasar algo malo.
-Aún te preocupas por ella, ¿no?
-Es inevitable, Bob.
Justo en ese momento llegó su amigo Manuel a por ella en un coche negro y aquello me hizo tensarme y Bob se dió cuenta, y me dijo:
-Oye, ese chico es gay.
Oíselo decir a Bob no era lo mismo que cuando se lo oía decir a House, porque Bob es gay y él sabía de lo que hablaba.
-¿Estás seguro?
-Por supuesto que sí, ese chico es gay.
Aquello me hizo sonreír abiertamente, y Bob negó con la cabeza mientras que se reía.
-¿Que le has hecho, Gabriel?
-Cuando volví a España lo pegué en el aparcamiento de un supermercado, se lo buscó el solito.
-Pero tío.
-Pero nada, se lo merecía y punto.
Bob asintió y nos fuimos para mí casa, esta noche echaba la serie Bosé y queríamos verla.
Al siguiente dia fue más de lo mismo, vinieron los influencers al rodaje y la verdad es que tuvo demasiado guay, pero las escenas nos seguían saliendo algunas peor que otras y el director se estaba calentando, tanto así que nos apartó a un lado y nos dijo lo siguiente:
-Chicos, estáis grabando dos películas muy importantes. Entiendo que estéis nerviosos, entiendo el lío que tenéis, pero por favor intentar hacerlo bien.
¿Si?
Nosotros asentimos, el director tenía razón y nosotros no teníamos porqué hacerle partícipe en nuestros problemas.
Cuando terminamos la jornada ni yo me dirigí a Nicole ni ella a mí, pero algo tenía muy claro: le iba a devolver sus indirectas, solo que yo lo haría poco a poco.
Así que estando en el coche con Bob mientras que observamos como Nicole se iba con Manuel en su coche, yo aproveché para coger el video de una fan con la canción de Rosalía despechá, y la subí en mis historias a sabiendas de que ella lo vería.
Esa noche me fui a cenar con mi amiga Claudia Caparrós, nos conocíamos desde hace muchísimos años y ella era mi mejor amiga.
-¿Te pasa algo, Gabi? Estás algo apagadito.
-Nada solo es por cosas de trabajo, nada importante.
Claudia empezó a reírse irónicamente, y me soltó.
-Es por Nicole, ¿no? Esa niña te tiene cogido por los huevos y tú lo sabes.
Y si, era verdad, me tenía cogido por los cojones.
-Pues si, así es.
Pero somos muy tóxicos pero cuando estamos bien es como el mundo se detuviera.
Y empecé a contarle todo lo que había pasado, hasta lo de Maritere.
-Creo que ella siente algo muy fuerte por ti, quizás deberías darle tiempo.
-Quizás.
-Pero si ella ha reaccionado así contigo es porque está celosa, así que no te desanimes porque estoy segura que se muere por ti.
Y así estuvimos durante toda la cena hablando de Nicole.
Un rato más tarde dejé a Claudia en su casa y yo me fui para la mía, y me puse a jugar a un videojuego con Bob.
Nicole:
Ver aquella historia me reventó más de lo que yo quisiera, pero no le hice ni puto caso.
Así que cuando llegué a mi casa junto con Manuel le dije que no se preocupara por mí y que se fuera, y así hizo.
Pero cuando me fui a meter en la ducha llamaron a la puerta, y para mí sorpresa era Marina con la cara desencajada.
-¿Que pasa, Marina?
-Tia, algo raro pasa con House porque lo llamo y lo llamo y no hay manera de que me coja el móvil.
Yo hice que Marina se sentara en el sofá sentándome yo con ella, y traté de tranquilizarla.
-A ver tranquila, seguramente estará ocupado con algo yo que sé.
-Nicole, algo le pasa estoy muy segura de eso.
-Y ¿le has preguntado a Gabriel? A lo mejor él sabe algo.
-Si, Gabriel me dijo que lo llamó el otro día y que al parecer estaba bien.
Yo empecé también a ponerme nerviosa, era cierto que algo raro estaba pasando pero ¿el qué?
-¿Que piensas, Nicole?
-Pienso que deberías llamar a Gabriel porque se lo tienes que decir, Marina.
Ella asintió, así que sacó el móvil de su bolsillo y marcó el número de Gabriel pero él parecía no cogérselo.
-¿Que pasa?
-Que el cabrón de tu novio no me lo coge.
-Marina...
-Lo siento, es que estoy muy nerviosa.
Yo asentí y le di un vaso con agua, y yo aproveché para apartarme a un lado para que Marina no me escuchara, y saqué mi móvil para llamar a Bob porque sabía que estaba con él.
-Dime, Nicole.
-Necesito hablar con Gabriel, es una emergencia.
Yo noté como Gabriel prácticamente le arrancaba el móvil de las manos, y me contestó él:
-¿Que pasa, nena? ¿Estás bien? No me asuses.
Notar a Gabriel ponerse nervioso me puso peor aún, algo raro pasaba con House.
-Necesito que vengas a mi casa, algo raro pasa con House así que por favor ven ya.
Gabriel notó en mi voz mi nerviosismo, y me dijo:
-Cálmate, ¿vale? ahora mismo voy.
Cuando colgué a Gabriel me acerqué a Marina, tenía que tranquilizarla.
-Gabriel ya viene para acá, así que tranquilízate porque todo irá bien.
Marina asintió y se puso las manos en la cara, las ganas de llorar estaban pudiendo con ella.
Justo en ese momento llamaron al timbre así que fui corriendo para abrir la puerta, y Gabriel entró con Bob dentro de mi casa más nerviosos que nosotras.
Gabriel en cuanto me vio me agarró de la cara para ver si yo estaba bien, no entendía su actitud.
-Gabriel, que yo estoy bien.
Él asintió y se apartó de mi al ver a Marina tan nerviosa, necesitábamos tranquilizarnos todos.
-Menos mal que estás aquí.
Yo no sé qué está pasando con House, pero estoy segura de que no es nada bueno.
Vi como la cara de Gabriel palidecía, House para él era como su hermano y saber que ahora mismo seguramente estaba metido en problemas lo estaba desquiciando más de lo que quisiera.
-A ver, ¿sabes en qué parte de Barcelona se encuentra?
-No, no me ha dicho nada.
Gabriel asintió sacando su móvil y marcó un teléfono, seguramente había llamado a algún amigo.
-Hola Kevin, ¿que tal, bro?
Oye, necesito hacerte una pregunta: ¿tú sabes algo de House?
Marina se agarraba de las manos asustada, y yo le puse una mano en el hombro mientras que observaba como Bob también hablaba por teléfono con alguien.
Cuando Gabriel colgó dijo:
-Han visto a House en las calles de Sant Pacià y de Aurora, y esas calles son jodidas.
Yo miré confundida a Gabriel, y le pregunté:
-Jodidas ¿por qué?
-Porque ahí se concentra toda la mierda de la droga. Narcopisos, prostitución, y un sin fin de cosas más.
Marina se levantó del sofá más nerviosa que antes, y Gabriel la agarró de los hombros para que lo mirara en la cara.
-Ey, no te preocupes, voy a traer de vuelta a mi amigo sano y salvo y eso te lo prometo.
Oír aquello me dejó muerta, ¿que él se iba a meter en una calle de mala muerte? ¡Ni de coña!
Sin pensármelo dos veces yo aparté a Marina, Gabriel estaba siendo un idiota en querer meterse en la boca del lobo él solo.
-¿Tú estás pirado de la cabeza, chaval?
Gabriel me miró fijamente, aunque noté como se le escapaba una sonrisita.
-¿Que pasa, pecas? ¿Te preocupas por mí?
-¿Y si te pasa algo? quiero decir, sois Bob y tú solos en unas calles de mierda.
Gabriel me puso las manos en la cara y clavó su mirada fija en mi, y me dijo:
-No vamos a ir solos; obviamente también vendrá Antonio, Ángel uno de nuestros amigos, Víctor, Bob y yo.
-¿Y la policía, no forma parte de todo esto?
Gabriel negó con la cabeza, era obvio que no diría nada.
-No, si hacemos eso podemos comprometer a House.
Además, mañana tengo el día libre solo tienes que rodar tú con algunos más, así que me tengo que ir ya para Barcelona.
Aquello me estaba poniendo de los nervios, pero al menos Gabriel y Bob no iban solos, iban también con sus amigos.
-Por favor, cuidaros.
Gabriel me agarró de la cara y me plantó un gran beso, era mas que obvio que yo estaba muy preocupada por él, y después se marchó junto con Bob.
Gabriel:
Una vez en el aeropuerto conseguimos el primer vuelo para Barcelona, obviamente allí nos prepararíamos para poder encontrar a House, no podíamos ir a por él así por así.
-Bien, necesitamos que Kevin nos lleve hasta este sitio.
-Si, no te preocupes, Antonio, ya he quedado con Kevin porque él también quiere ayudarnos.
Los demás asintieron y nos fuimos en aquél avión, y una vez llegados al aeropuerto allí nos recogió Kevin en un todoterreno.
-Y bien, ¿cuál es el plan?
-El plan es que cojáis estás pipas y vayamos armados hasta los dientes.
House está en problemas chicos, y tenemos que sacarlo de ese narcopiso.
Yo asentí, los nervios y la adrenalina me invadieron hasta déjame sin aliento.
-No podemos involucrar a la policía, esa gente es muy peligrosa.
Al parecer, House les debe mucha pasta por eso no lo dejan suelto.
-Asi que, ¿el problema viene por el tema del dinero?
Kevin asintió mientras que se metía en una calle desierta, era más que obvio que nadie transitaba por allí por la peligrosidad de esas calles.
-Si, porque House ha estado vendiendo droga con esa gente y un negocio le salió mal y ahora les debe como siete mil pavos.
-Los pagaré yo.
Todos me miraron con los ojos abiertos, pero era eso o que maten a mi hermano o que fuera preso, y eso yo no lo iba a permitir.
Así que nos fuimos a un banco cercano y pude conseguirlos, y ahora a por mí amigo.
Cuando llegamos a aquél barrio todos nos metimos en un edificio desastroso, aquél sitio tan asqueroso se estaba cayendo a cachos.
-¿Y ahora cuál es el siguiente paso, wey?
Preguntó Víctor.
-Ahora el siguiente paso es llamar a esa puerta, todos tenéis vuestras pipas con lo cual ellos van saber que tenéis como defenderos.
Yo asentí, la verdad es que era muy arriesgado pero tampoco podíamos dejarnos de esa gente.
Una vez que subimos las escaleras llamamos por varias veces, hasta que un chico calvo y con muchísimos tatuajes nos abrió la puerta.
Lo primero que hizo fue encañonarnos con su pistola y nos metió para dentro, y una vez dentro vimos a House sentado en una silla maniatado.
-¡House, hermano!
Pero Kevin me agarró para que no me acercara, tenía que ser así.
-Tranquilo, ¿vale?
Yo asentí, las manos me sudaban de los nervios pero yo quería ir junto con mi hermano.
Justo en ese momento apareció otro chico más acompañado de otros chicos aún más fuertes que él y sacaron sus pistolas, y ahí fue cuando Kevin dijo:
-¡Ahora!
Y sacamos las nuestras, las miradas de aquella gente fue de sorpresa, jamás pensaron en que nosotros podríamos defendernos.
-A ver tranquilidad, vamos a hablar las cosas.
Yo miré a aquél chico y me eché a reír escupiendo en el suelo, y le dije:
-¿Ahora quieres hablar las cosas? ¿eh, mierda?
¡Suelta a mi amigo!
El chico me miró fulminandome con la mirada, y me dijo:
-Nos debe siete mil euros, y de aquí no saldrá hasta que se concrete el pago.
-Perfecto, aquí los tienes.
Y yo me saqué un sobre del bolsillo trasero enseñándoselo, y le dije:
-Primero sueltas a mi amigo, y después te doy tu dinero.
El chico sonrió enseñándome su diente de oro, y me dijo:
-Es un trato. ¡Niño, suéltalo!
Y el hombre calvo que nos había atendido antes lo soltó de las manos y le quitó la mordaza de la boca, y House vino corriendo hacia donde mí.
Justo en ese momento le lancé el sobre con el dinero, y ese hombre lo cogió sacándolo de aquél papel y se puso a contar los billetes de cincuenta euros.
-¿Que pasa, no te fias de mi?
No todos somos tan tramposos como tú.
-Gabriel, vamos a dejarlo ya.
Hemos conseguido a House y ahora nos tenemos que ir de aquí, así que vamonos.
Kevin tenía razón, así que agarré a mi amigo y nos dimos la vuelta para irnos.
Pero, la voz de aquél hombre interrumpió mi camino..
-Ah, por cierto; que buena está tu amiguita, ¿Nicole se llama? ¿no?
De repente sentí como el coraje y la rabia se apoderaron de mi, sentí como una lengua de fuego de odio invadió mi cuerpo.
Así que, no me lo pensé más veces y me acerqué a ese chico y le partí la nariz con mi cabeza asentándole un golpe certero, y le dije:
-¡No vuelvas a nombrarla con tu asquerosa boca porque te mato!
Y cuando sus hombres volvieron a sacar sus pistolas para apuntarme Kevin se metió diciendo:
-¡La cosa es entre ellos dos; así que, que nadie se meta! ¿Estamos?
Y se echaron para atrás, eran unos mierdas.
-Gabriel, no vale la pena.
Vámonos por favor.
Yo miré a House que estaba con la mirada perdida y asentí.

Resiliencia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora