Problemas, ¿otra vez?

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Nicole:
Ya estaba en la alfombra roja de aquél maldito festival, y aunque yo no quería entre Gabriel y los demás me convencieron para ir.
Así que aquí estaba entre toda esta multitud, la verdad es que me sentía algo incómoda pero tuve que sonreír porque esta gente a pesar de todo no tenían la culpa de nada.
Y así estuve durante toda la tarde echándome fotos con los fans, y la verdad es que poco a poco conseguí estar tranquila.
Cuando todo acabó me quité aquél moño laborioso dejándome el pelo suelto, ya me dolía la cabeza de tanto que me apretaba.
Así que cuando llegamos me bajé de aquél coche y me fui corriendo para el hotel ansiosa de encontrarme con Gabriel, y mientras mi representante se fue para su habitación yo me fui para la la de él.
Cuando me abrió la puerta me recibió con un pantalón corto viéndosele los boxers y sin camiseta, ¡dios mío que bueno estaba!
Cuando mire su cara después de babear prácticamente sobre él me estaba mirando con una gran sonrisa, después alargó sus manos agarrándome del culo y me subió encima de él haciendo que le rodeara las caderas con mis piernas.
-¿Que tanto miras? ¿Eh?
Me preguntó él mientras me besaba con auténtica desesperación, y yo tocándole un brazo le pregunté:
-¿Pero aquí que te dan de comer?
Gabriel echó la cabeza hacia atrás riéndose, y me dijo:
-Pues espaguetis a la carbonara, lasaña, pizza.
Yo solo de oírlo mi estómago me demandó comida, mucha comida.
-¡Joder, que hambre!
Gabriel cogió el teléfono y llamó al servicio de habitaciones, y cuando colgó mirándome a la cara me dijo:
-¡Estás preciosa! Hoy te he visto y dios mío, la que más destacaba en esa alfombra roja eras tú.
Yo le sonreí y lo besé metiéndole la lengua pero un golpe en la puerta nos interrumpió, así que me levanté de encima de él y me metí en el baño para quitarme el vestido por arriba, después cogí una camiseta limpia de Gabriel y me la puse.
Cuando salí del baño el olor a comida atrajo mis sentidos, así que nos sentamos en una mesa y comimos mientras charlamos.
-Las grabaciones se han parado por mi culpa, lo siento muchísimo, pecas.
Oír aquello me destrozó por dentro, así que me levanté de la silla y me senté encima de él y con mis dos manos le agarré de la cara.
-Esto no ha sido tu culpa, así que deja de darle más vueltas.
Ahora solo tienes que centrarte en conseguir salir de aquí, el viernes te dicen algo ¿no? Pues ya no queda nada, y cuando todo eso termine tú podrás volver a España y ya verás como todo vuelve a la normalidad.
Gabi asintió y me sonrió, después de que terminamos de comer nos metimos en la bañera de estilo francés y empezamos a disfrutar de nosotros y de aprovechar las pocas horas que me quedaban allí con él.
Su lengua invadió la mía buscando que mi lengua se peleara con la suya, después se ensartó en mi haciéndome soltar un leve gritito haciendo que me separara de su boca para después enterrar su cara en mi cuello.
Cuando nos cansamos de estar en la misma posición conmigo encima de él, Gabriel se puso de pies, después me tendió la mano para que me levantara y me volvió a coger para pegarme contra la pared y se volvió a meter en mi conmigo rodeándole la espalda.
Con una de sus manos me agarraba para que no me cayera y con la otra se daba impulso sobre la pared para marcar el ritmo, y yo no sabía si podría seguir aguantando aquello pues sentía muy dentro de mi que ya iba a explotar.
Él lo debió de sentir también porque empezó a acelerar el ritmo e hizo que gritara mi liberación mientras que él gritaba la suya sobre mi cuello, después se volvió a sentar conmigo encima hasta que nos recuperamos.
Gabriel.
Para mi desgracia las horas pasaron muy rápidamente y la verdad es que me habría encantado parar las agujas del reloj para que no corriera el tiempo, pero sabía que la tenía que dejar marchar porque ella tenía que volver a Madrid.
Al siguiente día la verdad es que fueron las cosas bastante difíciles, nos costaba separarnos.
-Escúchame, cuando vuelvas a España nos vamos a ver y vamos a estar juntos, solo hay que tener un poco de paciencia.
Yo asentí, después la besé y cuando me separé le dije:
-Solo espero que dejes de meterle tanta presión a tu cuerpo y que te lo pases bien, solo eso.
Ella me miró y me dijo:
-Mañana tengo un evento y el viernes tengo una boda.
¿Una boda? ¿Que clase de boda? El solo pensar en lo guapa que irá ella, en las miradas que robará a su paso y a tantos tíos comiéndosela con la mirada que la idea de la boda me había desquiciado un poco.
-¿Así que una boda? ¿Eh?
Intenté sonar lo más tranquilo posible pero ella frunció el ceño, mal asunto:
-Si, una boda. ¿Algún problema?
Yo negué con la cabeza, pero problemas habían muchos.
-Eh, no, ninguno. Pásatelo bien, seguro que irás preciosa.
Ella asintió sonriéndome, por lo menos ya no me miraba con ganas de arrancarme los pelos de los huevos con una pinza de cejas, y tampoco fruncía el ceño. Bien, eso era bueno.
Los dos estuvimos comiéndonos la boca hasta hartarnos, hasta que llamaron a la puerta sacándonos de nuestro pequeño trance.
-Nicole, nos tenemos que ir ya, el avión sale en una hora.
Oír aquello detrás de la puerta me dejó en la más absoluta mierda, pero me tuve que despedir de ella:
-Todo irá bien pececito.
¡Te quiero!
Nicole me besó y después se fue dejándome en una profunda tristeza, ¡venga ya, Gabriel! ¿Que son dos días? Todo irá bien.
Al día siguiente estuve todo el rato haciendo deporte, menos en algunas horas que me paraba para estudiar los guiones de las películas, y Dios mío, es que eran dos películas y estábamos perdiendo demasiado el tiempo.
Ese día un amigo me convenció para salir a pasear por ahí, así que me puse una gorra y unas gafas, y nos fuimos a comprarnos algo dándonos una pequeña vuelta.
Cuando llegó la noche vi que Nicole estaba en un evento y la vi muy bien rodeada por Alex y por Marina, bien, al menos mi chica estaba muy bien acompañada.
Cuando llegó el viernes era el día, yo lo presentía.
Asi que hice lo mismo que la primera vez, me monté en un coche y salimos del parking de aquél hotel para después meternos en el parking del juzgado.
Cuando estuvimos en aquella sala vi al juez entrar, y después de que mis abogados enseñaron mi sentencia y que además fui absuelto el juez dictaminó lo siguiente:
-Señor Guevara, queda usted libre y absuelto de todo cargo, tras entender que fue una retención irregular, por lo tanto puede volver a España cuando usted quiera.
Mi reacción fue gritar de la emoción, así que salí corriendo de aquella sala y me dirigí corriendo al hotel para hacer mis maletas.
Eran las siete de la tarde, y cuando le fui a avisar a Nicole empecé a ver cómo bailaba con un chico rubio de bote, y eso me enervó la sangre como un torbellino entrando por mis venas.
Apreté los puños y la llamé por teléfono, y si os digo la verdad preferiría no haberlo hecho.
Un timbrazo, dos timbrazos, tres y hasta cuatro, no fue hasta el quinto cuando ella me lo cogió.
Cuando me fue a contestar le dije:
-¿Se puede saber quién es ese gilipollas con el que bailas?
Al otro lado de la línea escuché un fuerte suspiro de Nicole. Genial, ya la había cabreado.
-Un chico al que acabo de conocer, ¿por qué?
-Porque no me gusta, me revienta que bailes con uno que no sea yo.
-Mira Gabriel, le bajas al tonito porque yo no te pienso aguantar tus celos, ¿me oyes?
-Escúchame tú a mí: hoy me han dado la libertad, y joder entro en tu Instagram y veo ese baile, ¿pues que quieres que te diga? me ha jodido.
-Sabia que hoy era el día. ¿Cuando vienes?
Yo apreté el móvil contra mi oreja, y seguí sin contestarle.
-Mira Gabriel, si vas a estar con esta actitud lo mejor será que lo dejemos ahí, total tú y yo teníamos un trato.
La rabia y el coraje se apoderaron de mi, y sin pensarlo le dije:
-¿Sabes qué? Que en cuanto llegue a Madrid al rubio ese le voy a dejar rubio de verdad, ¡eso te lo juro!
Y me colgó, yo traté de llamarla otra vez pero no hubo manera.
Cuando estuve ya en el aeropuerto hablé por videollamada con House, que por cierto se cabreó conmigo.
-Tú no aprendes, ¿verdad? Mira que te lo he dicho veces, no le aprietes las tuercas porque la Wallace es un caso serio, Gabriel.
Ahí comprendí que yo la había cagado, pero no podría arreglar aquello hasta que no llegara a Madrid.
-Gabriel no aterrices en Madrid, yo me tengo que ir a Canarias así que lo mejor será que lo hagas allí.
Deja a Nicole tranquila, hazme caso.
-¿Y a mí madre cuando la veo?
-No te preocupes por tu madre que yo me encargo, y además, solo estaremos tres días en canarias.
Y así fue, cuando llegué a Canarias House me esperó en el aeropuerto y, cuando me vio vino corriendo hacia donde mí y me abrazó tan fuerte que casi me quita la respiración.
-¡Hermanoooo!
Cuando lleguemos al hotel nos pusimos al día, la verdad es que me hizo muchísima falta.
-Oye, muchísimas gracias por estar ahí.
-No solo yo, Bob, Antonio, Rodolfo, y muchísima gente estuvo ahí dándolo todo por ti. Tienes unas fans increíbles, te lo prometo.
Yo agaché la cabeza, a pesar de todo no estaba tan feliz y House lo notó.
-Gabriel, tu pecas te va a perdonar tus celos imposibles ya lo verás.
-Sinceramente no sé si algún día podré estar con ella, porque creo que le hago daño sin quererlo, y eso tampoco se lo merece.
-Madre mía Gabriel, estás más dramático que una mujer con la regla.
Eso me hizo reírme, pero si, era cierto, estaba muy dramático.
Al siguiente día estábamos en la playa cuando vimos a la última persona que queríamos ver, Maritere.
-No puede ser.
House asintió, y me dijo:
-Si puede ser, yo se lo dije..
Yo lo miré sorprendido.
-¿Que tú qué?
House levantó las manos en señal de paz cuando me vio así de alterado, y me dijo:
-Si, le dije donde estábamos e hice un trato con ella, hasta la he seguido de nuevo en Instagram.
-¿Pero que cojones? ¿Pero por qué has hecho eso?
¡Eres un puto liante, tío!
-A ver, a ver. El trato es que ella te vea, habléis y que después te deje en paz, ese es el trato.
-¡Vamos no me jodas!
Justo en ese momento Maritere se nos acercó y House se apartó de allí dejándonos solos.
-¡Hola Gabriel!
Yo la saludé sin mucho entusiasmo:
-¡Hola!
Ella me sonrió y se me abrazó, y cuando trató de darme un beso en la boca la aparté de mi:
-Mira, gracias por preocuparte y tal pero eso ya se acabó ¿te acuerdas verdad?
Ella asintió, pero cuando me fui a ir me agarró del brazo.
-Al menos deja que me quede un rato con vosotros, si quieres os puedo echar unas fotos chulísimas.
-No te confundas.
-No, tranquilo.
Y así fue, estuvimos toda la tarde paseando por la playa y echándonos fotos, la verdad es que sorprendentemente estaba de lo más tranquila.
Nicole
Ver que Gabriel se fue para Canarias en vez de aterrizar aquí en Madrid me reventó en lo más profundo, sobre todo cuando me di cuenta de que la tal Maritere estaba con él en Canarias.
Así que el niño quería guerra, pues bien, tendría guerra.
Sin pensármelo dos veces cogí mi móvil y marqué el número de Fernando, y cuando me contestó le dije:
-Me dijiste que eras entrenador personal, ¿verdad?
-Asi es.
-Pues ale, ponte un pantalón corto que hoy tienes trabajo.
Quedamos en el parque del Retiro y estuvimos ahí corriendo durante toda la tarde, hasta que ya no pude más y cogí mi móvil para echarnos una foto.
"El mejor entrenador del mundo" ¡Chúpate esa Gabriel!
Sonreí para mis adentros y la subí en mis stories y después se la etiqueté a Fernando.
Gabriel:
Estaba en mi habitación recogiendo mis cosas para volverme a Madrid cuando escuché una notificación, así que cogí mi iPhone y vi que se trataba de un stories de Nicole.
¡No puede ser!
Justo en ese momento que ya estaba marcando su número entró House a la habitación y me arrebató el móvil de las manos, el muy cabrón debió de ver también la maldita stories.
-¡Dame mi móvil, House! ¡Ya!
-No, no quiero.
Eso me sorprendió, y estuve con él rodeando la cama de aquella suite de hotel mientras intentaba quitarle el maldito móvil.
-¡Que me devuelvas el puto móvil!
-Espera, espera. Creo que no has entendido el juego de la Wallace, ella te está jodiendo con el entrenador ese, haz tú lo mismo.
-Si claro, con la Maritere.
-No, no, no. Llama a tu agencia y diles que necesitas una asistente, con todo esto que te ha pasado la necesitas.
Yo me senté en la cama, después conseguí que House me devolviera el móvil y llamé a mi agencia.
-¿Y?
Me preguntó House con interés.
-Que cuando llegue a mi casa la tendré.
-¡Perfecto!
Una vez ya en Madrid necesitaba ir al supermercado para comprarme algo de comida, pues en mi casa seguro que ya no había nada.
Y para mí desgracia me encontré en el aparcamiento de allí con Manuelito, yo tensé tanto la mandíbula que me empezó a doler hasta el último diente.
-¡Hombre Guevara! Por fin libre.
Yo lo miré achicando los ojos con ganas de matarlo, y me dijo:
-También me alegro de que Nicole no esté contigo, eres muy celoso tío, no te la mereces.
Que no me la merecía lo tenía muy claro, aunque a veces tenía mis lagunas y me autoconvencia a mí mismo de que si que lo hacía.
Ni única reacción fue echar el puño hacia atrás y estamparle la cara a ese gilipollas, y cuando fui a echarme encima de él House me apartó y se metió conmigo en el primer taxi que encontramos.
Nicole
Estaba en mi casa con Marina cuando escuchamos un fuerte golpe en la puerta, así que me levanté corriendo y me encontré con un Manuel con la cara destrozada, después le hice entrar y le ayudé a curarle la cara.
-¿Quién te ha hecho esto?
Manuel me miró y agachó la cabeza.
-Gabriel.
Y escuché como Marina empezó a reírse, menuda perra.
-Si Gabriel te ha dado esa hostia por algo será, ¿no, Manuel?
-No, Marina, yo no le he hecho nada.
-Si, claro, y voy yo y me lo creo.
Yo solté el trapo encima de la mesa y después me puse las zapatillas con la clara intención de ir a por Gabriel, ese idiota me iba a escuchar.
-Marina, quédate con él yo ahora vengo.
Cuando llegué a la casa de Gabriel más cabreada que una mona para mi sorpresa me encontré con una chica muy guapa, rubia y de ojos azules, aunque no tan intensos como los míos.
-¿Te puedo ayudar en algo?
-Si, ¿donde está el gilipollas de Gabriel?
La chica parpadeó los ojos y me dijo:
-Está aquí, pero no te puedo dejar entrar.
Justo en ese momento Gabriel apareció y me sonrió, pero si pensaba que solo por esa sonrisa yo iba a caer estaba muy equivocado.
-¿Se puede saber quién coño es la peliteñida esta?
Gabriel se echó a reír, y me dijo:
-Ella es Natalia, mi asistente personal.
-¿Asi que es tu asistente? Genial, pues le dices a tu asistente que se aparte de mi vista o te juro por mi padre que hago que le firmes la baja.
Gabriel empezó a reírse hasta que empezó a toser, y vi como la rubia teñida esa apuntaba todo en un cuaderno.
-¡Anda, si lo escribes todo en un cuaderno! Muy bien, pues enfoca tu neurona y pon esto: ¡Hola, soy Natalia, y tengo cara de estúpida!
Cuando Natalia iba a hacer eso Gabriel le dijo que saliera un momento y que nos dejara solos.
Después de que cerró la puerta mi mirada fue directamente a por él:
-¿Por qué has pegado a Manuel?
Gabriel dejó de reírse y me miró todo lo serio que pudo:
-Porque él me provocó primero, y como ya se la tenía sentenciada le dí lo que venía buscando, ni más ni menos.
Aquello me dejó sorprendida, y después empecé a gritarle:
-No debiste hacerlo, ¡eres un idiota!
Gabriel no me dejó seguir y me estampó contra la pared robándome un beso.

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