Nicole Enfema

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Gabriel:
Aquél hombre sangraba por la boca y por la nariz y me miraba de una manera asesina, pero me daba exactamente igual, con mi pecas no se metía nadie y punto.
-Gabriel, vámonos de aquí.
Yo asentí, también quería salir de este barrio de mala muerte como también necesitaba hablar con mi amigo House.
Asi que, nos dimos la vuelta y salimos de allí, y cuando nos metimos en el coche empezamos a oír las sierenas de la policía.
-¡Mierda!
Gritó Antonio, la policía nos estaba siguiendo, y dijo Kevin:
-¡Tranquilo, que la matrícula es falsa! No iba a ser tan idiota en venir hasta aquí con una original así que, tranquilos todos.
Kevin aceleró metiéndose entre unas calles que yo no había visto en mi puta vida, pero consiguió dejar atrás a la policía.
En cuanto llegamos al aeropuerto no tardamos en conseguir un avión para irnos hasta Madrid, teníamos que llegar allí en cuanto antes.
House no habló en todo el viaje, y quizás mejor así porque sabía que yo estaba muy cabreado con él.
Antonio, ángel y Bob, también se mantuvieron callados y ahora mismo era lo mejor.
Pero, lo importante también era que habíamos recuperado a House, que habíamos conseguido esquivar a la policía; pero sobre todo: había conseguido partirle la cara a un hijo de puta, así que no me podía dar por mal servido.
Cuando llegamos, Antonio cogió su coche que estaba aparcado en el aeropuerto, eran ya más tarde de las siete de la tarde por lo que quedaba una hora para poder ver a Nicole, seguramente estaría preocupada.
¿Estará preocupada? Quería pensar que si, quería pensar que si se había preocupado por mí como parecía haberlo hecho.
Tenía que recuperarla como fuera, joder, la quiero, la quiero muchísimo y sé que ella también a mí.
-Gabriel, si quieres pasamos por las chicas y nos vamos a tu casa.
Pero yo ignoré la voz de Antonio, seguía pensando en mi Pecas.
-¡GABRIEL!
Aquél grito me sacó de mi ensoñación, y le pregunté:
-¿Que pasa?
-Que te estaba diciendo que si quieres podemos pasar a por Nicole y a por Marina, seguramente querrán saber que estáis bien.
Mi mirada fue directamente hacia House que no decía absolutamente nada, enterró su cara entre su chaqueta como si estuviera muerto de la vergüenza.
-No, déjanos en mi casa.
Y por favor; quiero que nos dejéis solos, y de paso hablar con Nicole y con Marina y decirles que estamos bien y que después las vemos.
Y así fue, cuando llegamos a mí barrio nos dejaron allí y nos subimos hacia mi casa.
House se sentó en el sofá mirando al suelo y yo me quité la chaqueta de cuero que llevaba puesta, y me senté frente a él en el sillón.
Yo miré a House, y sinceramente todo el enfado que tenía se fue evaporando a medida que pasaban los minutos.
-Y bien, ¿no piensas decirme nada?
Por fin House me miró fijamente y negó con la cabeza, tenía vergüenza de mi.
-¿No? ¡Pues yo si!
He pasado unos días de mierda, he perdido a la única mujer que he querido y quiero, he descubierto que Maritere nos tendió una trampa; y para colmo de todos mis males casi te pegan un tiro por tus putos trapicheos, y tu novia muerta de los nervios, y da gracias a Dios que se preocupó por ti, porque lo que soy yo no tenía ni puta idea de nada aunque lo estuviera sospechando.
¡Mírame cuando te hablo, House!
Y por fin lo hizo, House me miró y empezó a desahogarse.
-Yo también tengo mis propios problemas, Gabriel.
Me vicié al juego, a las drogas, y al dinero, y me metí en problemas por mí avaricia; por querer ascender, por querer ser un triunfador como tú, y se me fue la mano. ¡Lo siento hermano!
Mi única reacción fue coger a House y abrazarlo, él es una buena persona, quizás con malas ideas pensando que lograría algo bueno y lo único que logró es que casi se lo cargaran.
-Ya está, House, tranquilo.
Ahora hace falta que Marina lo entienda, no quiero que pierdas a tu chica como yo perdí a la mía.
House asintió, y me dijo:
-Tú no has perdido a la Wallace, esa niña te quiere solo que no sabe cómo decírtelo y tampoco sabéis cómo gestionar lo que sentís, pero todo irá bien.
Yo quisiera estar igual de positivo que él, pero ahora mismo me costaba serlo.
-Necesito pegarme una ducha, hermano.
-Claro, date la ducha y yo mientras voy a llamar a Nicole y decirle que estamos bien.
Cuando House se metió en el baño yo saqué un cigarro de mi bolsillo, y después me lo llevé rápidamente a la boca porque necesitaba fumar.
Después saqué mi IPhone y reposteé una foto que subió House en su Instagram, y aunque lo subió solo para mis mejores amigos yo lo hice público, sobre todo para que mi Pecas lo viera, y después marqué el número de Nicole que ojalá que me lo cogiera, y para mí suerte lo hizo a la primera.
-Gabi.
Oír su voz detrás de la línea me hizo sonreír de oreja a oreja, por supuesto que se había preocupado por mí.
-Pecas, ¿ya has terminado de grabar?
-Si. Pero, ¿estáis bien? quiero decir ¿House está bien?
Aquello me hizo sonreír todavía más, mucho más.
Mi chica no sabía disimular, de hecho se le daba bastante mal.
-Si, él está bien, asustado pero está bien.
Oí como ella suspiraba detrás de la línea, y ella ya se ablandó un poquito, y me dijo:
-¿Y tú?
-Bien, yo estoy bien.
-Me he llevado un susto de muerte porque pensaba que os había pasado algo muy malo, a pesar de todo no quiero que te pase nada malo.
Aquella revelación me hizo sonreír, sabía que yo le importaba más de lo que ella quisiera.
-Gracias por preocuparte.
Por cierto, hoy estabas preciosa con esa visera de vóley.
Oí como una sonrisa se asomaba por su cara, y joder, me habría encantado verla.
Me habría encantado ver los hoyuelos de sus mejillas cuando me sonreía, me habría encantado ver su sonrisa, me habría encantado verla a ella, a toda ella.
-Gracias. ¿Cuando vais a venir?
Aquella pregunta me pilló desprevenido, ¿acaso quería verme? ¿a mí? no te preocupes muñeca porque ahora mismo me ves.
-En cuanto House y yo estemos listos vamos, ¿te parece bien?
-Si. Aquí os esperamos.
Y me colgó, es como si no quisiera saber mi respuesta.
Una hora después cuando los dos estuvimos más que arreglamos llamamos a la puerta de Nicole, y veinte segundos después ella nos abrió la puerta abrazando primero a House y luego se acercó a mí.
-Me alegra verte bien...
Yo estiré la mano y le besé las mejillas, y me di cuenta de algo:
-Oye, tú tienes fiebre.
Nicole se pasó las manos por sus mejillas sonrosadas, y me dijo:
-No lo sé, es que hoy he estado con muy poquita ropa con apenas trece grados.
A lo lejos observé cómo Marina y House se besaban y se metieron en una habitación, me alegraba muchísimo por mí amigo.
-Pero ¿te has tomado la temperatura?
-No. Además, yo creo que para el lunes voy a estar bien así que, no te preocupes.
Nicole me guío hasta la cocina y me dió un café caliente, yo tenía ganas de hablar con ella, de decirle que Maritere nos había tendido una trampa pero sabía que no era el momento.
-Gracias por el café...
-De nada.
No sabía que más decirle y ella por lo visto tampoco lo sabía, pero a medida que iba pasando el rato yo la veía más y más pálida aunque tenía las mejillas sonrosadas.
-Nicole, deberías tomarte la temperatura.
Ella rodó los ojos, y justo en ese momento me llamó mi madre.
-¿Que pasa mamá?
Nicole sacó del armario un Donuts de azúcar y después sacó un bote de Nutella, y con un cuchillo esparció aquella crema por el Donuts para después llevárselo a la boca.
Al verla a ella rodar los ojos de lo rico que le estaba pareciendo me hizo sonreír como nunca, y a mí es que me encantaba verla comer.
-Si, mamá, te estoy escuchando.
Cuando colgué Nicole me miró con curiosidad, quería saber que pasaba.
-¿Que pasa con tu madre?
-Está preocupada por mí y tengo que ir a verla.
Ella asintió, y yo no sé si es cosa mía pero vi algo de decepción en su mirada
-Si, claro, ve y tranquiliza a tu madre.
Yo asentí, pero antes de irme la atraje hacia a mí poniéndole una mano en la cadera y le planté un beso en la boca y me fui de allí más contento que nunca.
Estando en la calle me prendí un cigarrillo y me fui andando hacia la casa de mi madre que no vivía muy lejos de la de Nicole, y entré con mi propia llave.
-Mamá, ya estoy aquí.
Mi madre apareció con dos gatos en la mano, uno negro más feo que su nuevo marido y un gato blanco con manchitas grises.
-Mamá, ¿se puede saber que haces con esos bichos?
Mi madre se echó a reír y dejó a los gatos en el suelo, para después acercarse a mí y darme un súper abrazo y un beso en la mejilla.
-¡Ay, mi niño! Es que casi no nos vemos. ¿Como está House? Sus padres están preocupados por él, así que, vienen el lunes para estar con su hijo.
Yo asentí alegrándome por eso, House necesitaba de sus padres.
-Me parece bien, mamá.
Mi madre me guío hacia el salón y me hizo sentarme en el sofá, y me preguntó:
-¿Que pasa? Se te nota algo decaído, ¿tiene Nicole algo que ver?
Yo negué con la cabeza, no quería que mi madre se metiera en mis cosas..
-Mira, hijo, yo no soy estúpida y sé que esa chiquilla te gusta muchísimo, y desde Skam estabas detrás de ella.
A mí no me tocó otro remedio que admitirlo, y asentí con la cabeza.
-Si, mamá. Yo la quiero, y estoy seguro de que ella a mí también.
Pero, a veces las cosas no son tan fáciles como uno piensa.
Mi madre me sonrió, era la primera vez en que yo me abría a ella contándole mis sentimientos, y me sentí frágil, muy frágil.
-Pues no, no es fácil, y nunca lo será. Porque lo bueno siempre tarda en llegar, pero llega.
Pero, no todo en la vida es como una rueda de esas que se pinchan por el camino.
No todo en la vida es ponerse parches para ver si así consigues quitártela de la cabeza.
Aquello me dejó pensativo, muy pensativo.
Quizás ella tenía razón, y aunque consideraba que mi madre estaba loca era una mujer muy sabia.
-Creo que también los actos que uno comete estando enfadado tampoco ayudan, pero hay gente que no lo entiende porque ella reacciona dejándote de seguir pero, tú reaccionas dando likes a comentarios que a lo mejor tampoco te benefician a ti.
No quieras demostrar lo contrario porque es más que evidente que a los dos os pasan cosas, y la gente no es tonta.
Mi madre se levantó del sofá y me tendió una manta, y después me dijo:
-Quédate aquí a dormir, ya son las dos de la madrugada y no quiero que andes por ahí tú solito.
Yo me tumbé sobre el sofá, mi madre sabía que me gustaba quedarme en el salón en vez de ir a mí habitación, y me quedé pensando en todo aquello que me dijo hasta que me quedé dormido.
Al siguiente día eran las dos de la tarde y estuve todo el rato con mi madre, primero nos fuimos a comer a un restaurante y después nos volvimos a casa para recoger algunas cosas que me hacían falta.
Estaba sentado en el comedor cuando escuché mi móvil sonar, era Marina...
-Dime Marina.
-Gabriel, Nicole está ardiendo en fiebre y no sé que coño le pasa.
Aquello me hizo levantarme de la silla y cogí mi chaqueta para salir corriendo, me despedí de mi madre y me fui.
Cuando llegué al ático de Nicole Marina me abrió la puerta, tenía cara de preocupación.
-Marina, anda ve para tu casa y ya me encargo yo de ella..
-¿Estás seguro?
-Si, si, no te preocupes.
Marina recogió sus cosas y se fue de la mano con House, ellos necesitaban sus momentos a solas.
Cuando entré en la habitación de Nicole estaba tapada hasta las orejas, y me hice una nota mentalmente para que cuando viera a Domingo partirle la cara.
Mira que ponerla con esa ropa con el frio que hacia, claro que tampoco era culpa suya.
Me acerqué a Nicole y le toqué la frente, estaba ardiendo.
-Pecas, ¿me escuchas?
Ella asintió, y yo me fui directamente al baño para coger unos paños mojados y ponérselos sobre su frente.
Rápidamente saqué mi móvil y llamé a un amigo médico, necesitaba que la atendiera en cuanto antes.
Veinte minutos después oí como llamaban a la puerta, era mi amigo Daniel quién venía a atender a Nicole.
-Tiene neumonía, pero no te preocupes porque se pondrá bien.
Lo único que en este día esté descansando, lo necesita.
Yo asentí despidiéndome de él, y después me fui a una farmacia de guardia para comprarle lo que le habían recetado.
Cuando llegué a la casa de Nicole es seguía fuera de combate, por lo que le entendí le dolían las costillas de toser.
Pasó mal día, pero a medida que fue pasando la tarde estuvo más animada y comió una sopa de sobre que yo no sé cómo cojones la hice, pero al menos ella se la comió tranquila.
-Si quieres podemos ver una película.
Ella dejó la cuchara apoyada en el plato, y me dijo:
-¿Culpa Mía?
Yo le sonreí asintiendo, si ella quería ver nuestra peli la veríamos.
Cuando llegamos a la parte del primer beso, ella me dijo:
-Recuerdo que yo estaba súper nerviosa, sobre todo con Mercedes ahí mirándonos.
Yo me eché a reír, la verdad es que fue el puto mejor beso de mi vida.
-Fue un beso genial, la verdad.
Ella me miró con sus ojitos entrecerrados, lo que supongo que por la neumonía.
Y me dijo:
-Es mi favorito.
Yo asentí, el mío siempre fue el de la piscina.
Cuando llegamos justamente a esa parte y vi como ella me metía la lengua, yo le dije para picarla:
-Ahí te aprovechaste tú, eh.
Y al menos conseguí que se ríera conmigo, lo único malo que no pudimos seguir comentando la película porque se había quedado dormida.
Así que, la tapé bien con las mantas y en dormí con ella a su lado.
Al siguiente día que ya era domingo, mi amigo Ismael me llamó por teléfono, pues desde lo que me pasó en Venecia no me había visto.
Nicole ya estaba bastante mejor, y me comentó que su madre la iría a cuidar, y aunque me encantaría quedarme con ella al final la otra era su madre y era normal que quisiera estar con ella.
Me despedí de ella dándole un beso en su mejilla izquierda, y me fui de allí con toda la pena del mundo.
Una hora después ya estaba con mi amigo a las afueras de Madrid, y también se nos había arrimado Mariana González que ese día no tenía planes y yo no vi ningún problema en dejarla estar con nosotros.
Ismael estuvo todo el rato hablando de chorradas mientras que yo lo escuchaba mientras que Mariana parecía que se aburría por momentos, mira chica ese no es mi problema.
Al siguiente día lunes yo también me sentía algo resfriado, yo creo que Nicole me lo ha pegado.
Y allí la vi, la estaban haciendo algo en el vientre que yo todavía no sabía cómo descifrar, hasta que me acerqué y la vi con una tripa de embarazada.
Aquello me iluminó la vista y ella se dió cuenta, por lo que me preguntó:
-¿Que coño estás pensando, eh?
-En nada, simplemente que te queda muy bien el bombo.
Nicole me miró mal rodando los ojos, y me dijo:
-No estoy para coñas. No me gusta verme preñada ¡por dios!
Y yo me empecé a reír, no entendía porqué no le gustaba si estaba condenadamente preciosa con su bombo.
Y una imagen se me pasó por la cabeza, una imagen que ni yo mismo me podía creer.
Nicole y yo en unos años juntos y sin problemas, y tal vez con algún chiquillo dándonos el coñazo.
Tal vez tendría el pelo rubio y los ojos azules de Nicole, y yo me volví loco al instante.
-Gabriel, ¿estás bien?
Me preguntó Chechu, y ni siquiera me di cuenta de que Nicole ya estaba grabando.
-Si, ¿por qué?
-Porque estás mirando a Nicole embelesado. Te gusta verla embarazada, ¡eh!
Y una sonrisa involuntaria se me escapó de los labios, y dije quitándole hierro al asunto:
-Nada que ver.

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