Parte 3: Yo también

253 12 1
                                    


Despierto gritando, otra vez una pesadilla, esta vez fue horrible. Finnick me gritaba que todo era mi culpa, que el estuviera muerto, que Flynn creciera sin padre, que Annie se quedara sola, fue horrible, no quiero ni recordar el resto. Todavía es madrugada, tengo que seguir durmiendo.

Ojalá hubiera dejado a Peeta quedarse conmigo, lo necesito.

Despierto, esta vez en la mañana, me levanto con cuidado, intentando no sentir dolor, pero es inútil.

Bajo a la cocina y Sae me sirve el desayuno

—Por favor Katniss, come- Me pide Sae.

Estaba apunto de decir que no tengo hambre, como todos los demás días, hasta que recuerdo a Peeta. Debo de hacer lo que me pida, y eso significa comer.

—Lo intentaré, Sae- Le respondo

Sae la grasienta sonríe

—Mañana no podré venir, ¿crees poder encargarte de comer tu sola?- Me pregunta Sae

— Sí - Le respondo, aunque sé que lo más probable es que no comeré.

— Quiero verte prometerle eso al chico- Dice Sae riendo. Ella sabe que lo cumpliré si Peeta me lo pide. Peeta, ¿Dónde estará? ¿Por qué no vino a desayunar? Antes de que pueda preguntar, Sae me dice

— Tenía que trabajar en la panadería, seguramente te verá en la tarde- Me responde

—Gracias Sae- Respondo. Realmente no quiero comer, y sé que podría no hacerlo, pero tan solo pensar en Peeta me hace hacerlo.

Sae se va y yo lavo mi plato. Solo me comí la mitad del pan.

Voy a la sala lentamente, esforzándome en no caerme. Me siento en el sofá y prendo la televisión. Todos los canales están llenos de la rebelión, de mi, o de Peeta. Apago la televisión de inmediato. Veo que el dibujo que Peeta me dio ayer esta sobre la mesa. Lo agarro para observarlo mejor, Peeta puso cada detalle de mi rostro. Debí de haber estado mucho tiempo observando el dibujo, porque de repente ya son las 2:00 y debería de comer si no quiero un regaño de Peeta. Voy lentamente de nuevo al comedor. Me sirvo una pequeña porción de comida, pero simplemente no me entra. No puedo comer ni un bocado. Me quedo mirando la comida un rato.Reconozco ardilla entre los ingredientes, lo cual solo me puede recordar a cazar, que me recuerda a Gale. ¿Qué será de él? El me odia, y yo también a él, lo nuestro nunca hubiera funcionado. Somos muy parecidos y diferentes al mismo tiempo, admito que a veces extraño cazar con el, pero no lo quiero de regreso en mi vida.

Escucho la puerta abrirse, debe de ser Peeta.

Peeta entra a la cocina y me encuentra frente al plato. No he comido nada.

—Hola Katniss- Dice Peeta

—Hola, ¿te fue bien?- digo tratando de desviar su atención de mi plato.

—Sí, vendimos bastante. ¿Cuánto tiempo llevas comiendo?- pregunta Peeta

—Desde las 2:00, no se que hora es- Respondo

—Katniss, son las 3:34 y tú ni si quiera has tocado el plato- Me dice Peeta

—Lo siento, realmente no tengo hambre- Le digo. La verdad, es que a este punto no sé cuándo tengo hambre y cuándo estoy llena.

—Más te vale decir la verdad- Me amenaza Peeta.

—Estoy diciendo la verdad-

Peeta me mira atentamente. Como si estuviera tratando de leer mi mirada y saber si digo la verdad.

—¿A dónde quieres ir?- Me pregunta

—A mi habitación, apenas y puedo moverme- le digo.

Peeta me ayuda a subir hasta mi habitación y se sienta en la cama conmigo.

—Estás caminando mejor que ayer- comenta Peeta

—Sí - tomo aire para continuar -- Peeta, ayer no me dejaste decirlo pero...- 

Peeta me mira curioso por lo que voy a decir.

—Yo también te amo- Le digo

Una sonrisa se dibuja en la cara de Peeta

—Me fui porque tenía miedo de que no sintieras lo mismo- Me confiesa Peeta.

Estoy sorprendida. Pensé que Peeta tenía muy claro que lo amaba, pero parece que no.

—Te traje unas pastillas para el dolor- Me dice

—Gracias Peeta- Le digo con una sonrisa

— Vuelves a ser tu, mi Katniss -me susurra Peeta — Voy por un vaso de agua para que te tomes una pastilla- Dice y baja a la cocina.

¿Vuelvo a ser yo? Me alegra que Peeta sienta eso, ahora que lo he perdido todo, lo único que quiero es mantener a Peeta feliz.

Escucho algo caerse abajo, cristal. Oh no. Corro hacia abajo, la adrenalina hace que el dolor desaparezca. Veo a Peeta con las manos tapándose la cara.

—¿Peeta? ¿Estas bien? ¿Que pasó?- Le preguntó preocupada

Peeta voltea hacia a mí y quita sus manos de su cara. Sus ojos están negros. Está teniendo un flashback.

—MUTO- Peeta susurra.

Volver contigo - EverlarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora