- Frío -

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Simon no sabía qué había pasado. Cuando el rey invernal escuchó la palabra "príncipe", escapó de la habitación apenas terminó de curarlo. Llevan 3 días aquí y no lo ha visto. Fionna y Cake, como siempre, no parecen importarles mucho. Apenas les dieron una casa del árbol helada y se llevaron bien con los ciudadanos de este reino helado. Comenzaron a tener aventuras, mientras él trataba de pasear lo menos posible, ya que el frío era demasiado para él.

Simon estaba mirando por la ventana. ¿En el bosque debía haber algún animal? Necesitaba hacer un abrigo ya, así que rápidamente se levantó, pero se arrepintió porque aún le dolían los pies.

Tomó aire y caminó hacia afuera del castillo, mientras el rey invernal se daba vueltas por su laboratorio.

- ¡Oh, tengo que encontrar una forma para que se quede! Él es... un príncipe, ¡y un rey necesita casarse con alguien de la realeza! - Estaba tan emocionado que sus poderes casi hicieron un numerito en su laboratorio.

- Oh, ¡ya me estoy pareciendo a la reina dulce! - El rey invernal se pasó las manos por la cara y miró por la ventana para ver la paz de su reino. Cuando vio una manchita caminando hacia fuera del reino, se preocupó.

Esa manchita, cafecita, era muy linda. ¡Esa mancha era Simon! ¿Por qué estaba saliendo del reino helado? ¡Eso era peligroso! ¿¡Se estaba escapando!?

Casi se besó con el suelo cuando trató de dar marcha atrás desesperado, pero se levantó y salió corriendo.

Simon ya estaba en el bosque helado y había encontrado un oso. El animal le gruñía, pero aquí, él era un científico... ¡Se lo iban a comer!

Simon pensó que podría ser más valiente como Fionna o Cake, pero no lo era. Aún no estaba listo para usar su corona otra vez y sus pies dolían mucho para correr.

Cuando el oso se abalanzó sobre él, Simon se cubrió con sus brazos, asustado, pero el golpe no llegó. Abrió lentamente sus ojos y vio al oso congelado, miró a su alrededor pero no vio nada.

- Vaya, vaya, pero si el pequeño Simon estaba jugando con un oso - Simon se dio la vuelta asustado y vio al rey invernal.

- Uh... hola... ¿Gracias? Yo... no... yo pensé que si podía con él - Simon miró abajo esperando que el rey invernal se enojara con él; su mirada era seria.

- ¿Te querías ir? - La mano del rey invernal se posicionó en la barbilla de Simon haciéndolo levantar la vista.

- ¿Ir? Oh, no se lo tome a mal, no me quería ir... solo quería hacer un abrigo - Simon se sonrojó; ¿decirle que necesita calor al rey invernal era de mala educación?

- ¿Abrigo? ¡Pero si el clima está perfecto! - El rey helado miró a Simon que temblaba de frío.

- Bueno... - Simon se abrazó a sí mismo cuando una helada sopló sobre él.

- Oh... para ti no - El rey invernal tomó la mano de Simon, que se estremeció al tacto; era tan delicado, tan hermoso. Tenía que cuidarlo, no permitiría que se enfermara... no como Marceline.

- Bueno... - Simon retiró su mano incómodo por el contacto.

- Pero... ¿Tu corona? ¿No la usas? - El rey helado puso su mano sobre el hombro de Simon mientras lo guiaba de regreso al bosque.

- No puedo... me da miedo. Tantas voces, tanta magia... descontrol - Simon miró a otro lado. - Locura...

- Oh, claro, lo sé... yo también los viví. Pero permíteme ayudarte, entrena conmigo. Te enseñaré a usar tu poder sin volverte loco... - Simon sonrió y caminó un poco más adelante observando el paisaje.

- Mi príncipe... - El rey invernal susurró con una sonrisa.

- ¿Qué dijiste? - Simon se dio la vuelta mirando con una sonrisa.

- ¡Oh!, dije que me apresuraré para conseguirte prendas adecuadas. No siempre tenemos invitados tan amables y cálidos - El rey invernal podría jurar que sudó por los pelos.

- Oh, gracias - La sonrisa de Simon hizo que se estremeciera.

- Y... cuéntame, ¿Algún interés amoroso? - Simon se sonrojó y se acomodó los lentes rotos; el rey invernal anotó eso. ¡Arreglar los lentes de su príncipe!

- Oh... bueno, hubo una chica - en la mente del rey invernal crujió la imagen de Betty - y... también hubo un chico, pero era... muy... - Simon miró a otro lado.

- ¿Era muy qué? - La voz del rey  invernal salió suave y manipuladora.

- Sabes, era un rey de fuego, siempre me quemaba - Simon se rió de esos recuerdos, y de Fionna y él sufriendo quemaduras en la boca mientras Cake se reía porque se habían enamorado del mismo chico.

- ¡Fuego! Oh, querido, el fuego no es conveniente para nosotros - Simon iba a decir algo cuando la mano del rey invernal sostuvo su cintura y lo comenzó a hacer patinar por el hielo de su reino hasta el castillo.

- ¡Me voy a caer! - Simon se puso las manos en los ojos mientras el rey invernal reía y lo llevó dentro del castillo.

- ¡Eso fue fantástico! ¡Espérame aquí! - Y se fue, dejando a Simon solo en lo que parecía ser un taller o laboratorio.

Rápidamente se interesó en los experimentos, y como no encontró una silla, se sentó sobre la mesa mientras jugaba con un líquido.

Cuando el rey invernal llegó de regreso con un abrigo y mantas para su príncipe, se atragantó cuando vio a Simon concentrado jugando con un líquido sentado sobre su mesa de trabajo, en una posición tan sumisa.

Oh, por todo Ooo, si él pudiera trabajar mientras Simon juguetea con sus experimentos sentado en sus piernas, sería un regalo de todos los dioses. ¡Si él pudiera!

- ¿Rey invernal? - Simon lo miró, ante los ojos desconectados del rey.

- Oh, oh, claro, sí, sí, sí, aquí tienes para tu cuarto, disfrútalo - Simon sonrió agradecido y se fue con las mantas a su habitación.

El rey invernal caminó por su laboratorio sonrojado, suspiró y levantó su manga del brazo derecho. Había esperado tanto tiempo, y en su mano estaba escrito con letras azules brillantes, "príncipe helado".

Esperaba con todas sus fuerzas que fuera Simon, su alma gemela. Si no resultaba así, estaría en problemas, porque se habían enamorado.

❄️El rey quiere un principe ❄️[TERMINADA][corregido]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora