-Estalactita-

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Esconderse no era una de las mejores formas de afrontar las dificultades, pero estaba enfadado. Era como si Invernal quisiera controlarlo. No le molestaba un poco de protección, pero reglas estúpidas y opresoras no eran algo que tenía pensado aceptar.

- ¡Estoy embarazado y lo primero que me dices es que hay nuevas reglas! Como si fuera a aceptar sus tonterías... Menso - Simón se sentó en el jardín sosteniendo su vientre. Así que ahora tenía que traer una nueva vida a este mundo, un mundo loco, lleno de aventuras.

- ¡Y este idiota solo piensa en las estúpidas reglas! - Simón gruñó, generando hielo a su alrededor, tanto que las copas de los árboles se llenaron de estalactitas flotantes.

Invernal caminaba por el jardín nervioso. Sabía que Simón había estado por aquí; había posas congeladas en medio de la tierra enfadadas y rápidas. Tragó duro cuando levantó la vista y vio a Simón, enfadado sosteniendo su vientre. Tal vez... Tal vez se había equivocado, pero la sensación de que su alma gemela, ¡QUE SU ALMA GEMELA SE FUERA DE SU LADO!

Su corazón se aceleró. Caminó rápido hacia donde estaba Simón. Tenía que demostrar emociones, tenía que mostrarle que estaba feliz. De esta manera, Simón lo amaría de regreso.

Cuando Invernal se acercó, Simón giró la cabeza, y sus ojos estaban llenos de lágrimas. Giró la cabeza indignado, haciendo un desaire al rey. ¿Cómo se atrevía siquiera a seguirlo después de las estupideces que salieron de su boca?

- Amor, oh... Dulce Simón, no estabas diciendo eso en serio, ¿verdad? ¿No te irás, cierto? - Simón miró a Invernal y luego le volvió a quitar la mirada de encima.

- ¿Y si decido irme... ¿Qué harás? - Simón quería picar al rey, pero no espero ser levantado en los brazos de Invernal, lo estaba abrazando demasiado fuerte.

- NO, NO TE DEJARÉ IRTE DE MI LADO, ERES MÍO, EL PADRE DE MIS BEBÉS, MI PRÍNCIPE, ¿Y - Y MARCELINE Y MELY... DOTY, ERES MI ALMA GEMELA, MI TODO. NO SABES LO QUE ES LO QUE DICES - Invernal se abrazó desesperado a Simón. ¿Qué hacer? ¿Simón quería escapar de él? ¡Pero era su príncipe, su alma gemela!

- Oh... Invernal, me estás lastimando un poco - Invernal separó su cabeza lentamente del hombro de Simón, que lo miraba un poco asustado. Simón suspiró. No quería lastimar a Invernal.

- Lo siento, no quería asustarte, jamás dejaría a las niñas, eres mi alma gemela, ya sabes... Aunque estás medio loquito... jamás nos harías daño a propósito... ¿Verdad? - Invernal soltó lentamente a Simón y asintió. Oh, por todos los dioses, si Simón le pedía que se agachara y ladrara, lo haría sin lugar a dudas. Lo que él quisiera se lo daría, todo el mundo si era necesario.

- Por supuesto que no, jamás te haría ningún daño, ni a ti ni a las niñas... ni a lo que sea que sea nuestro bebé, jamás - Invernal puso su mano en la barriguita de Simón. Aún no había ninguna señal de un embarazo ahí, pero había magia, una señal que llenaba el corazón.

- Oh, Dios, esto es tan tóxico - Simón se rió. Sabía que tener estas emociones negativas con su pareja está mal, pero había algo en su marca que lo atraía hacia Invernal.

- Está bien, está bien, no soy tóxico, soy bueno para ti, por las niñas, de verdad - Invernal nunca pensó volver a llorar, pero Simón secó sus lágrimas.

- Está bien, solo me voy a quedar aquí - Simón sonrió, y Invernal sintió que todas las emociones malas escapaban de su pecho y luego sintió la emoción recorrer todo su cuerpo.

- ¡Sí, vamos, tenemos que contarles a las niñas que tendrán un bebé en la familia! - Simón caminó con una sonrisa de la mano de Invernal. Estaba medio loquito, pero él podía ayudar con eso, no importaba, estaba acostumbrado a la locura.

- ¡Marceline, Mely, Doty! - Simón gritó junto a Invernal, llamando a sus hijas. Las niñas bajaron corriendo, nerviosas por saber qué era lo que había pasado con sus padres.

- ¿Qué es lo que tienes, Simón? - Marceline subió a los brazos de Simón, mientras Invernal ponía sus manos en los hombros de Mely y Doty, que se apoyaban en Invernal, esperando ansiosas la respuesta de Simón.

- Niñas, tenemos una muy buena noticia para esta familia - Mely y Doty hicieron gritos de emoción.

- ¿Qué es, qué es? - Las tres estaban realmente emocionadas. Invernal sintió el orgullo crecer en su pecho. Tenía unas hermosas princesas que estaban muy unidas en esta familia. Jamás pensó que podría llegar a tener esto, no por lo menos mientras luchaba por vivir en un apocalipsis con una niña en sus brazos.

- Tendremos a un nuevo integrante en esta familia - Simón puso su mano sobre su vientre, mientras con la otra sostenía a Marceline.

- ¡Un bebé! - Las niñas gritaron emocionadas, abrazando a sus padres. No se dieron cuenta de cómo o cuándo, pero Simón e Invernal estaban solos, mirando a sus hijas correr emocionadas hacia sus cuartos, listas para tener una pijamada sobre cómo ser geniales hermanas mayores y descubrir cómo demonios se cuida un bebé y discutir si será niño o niña.

- Bueno, ellas lo tomaron mucho mejor que nosotros - Simón suspiró, dejándose caer en el hombro de Invernal, que sostuvo su cadera con cariño.

- ¿No podemos volver a hacerlo? - Invernal gimoteó entre el cuello de Simón, que negó con una risa.

- Sigue soñando. Acabo de descubrir que el sexo mágico existe y tal vez me des como 4 bebés más, así que, diablos, no. Aprenderás a usar un bendito condón - Simón se fue riendo a su habitación, mientras Invernal lo miraba con cara de enamorado.

- ¡Podemos hacer otras cosas! - Gritó como una súplica cuando escuchó la risa de Simón y la puerta cerrada.

Bueno, no importaba, ahora estaba demasiado emocionado. Haría que se adaptara una habitación para bebés, cerca de su cuarto y del de Simón, y haría que se adaptara un cuarto matrimonial. Pero, en realidad, no le molestaba que su propio cuarto se volviera ese cuarto, después de todo, ahí habían hecho a su bebé, ¡ja!

❄️El rey quiere un principe ❄️[TERMINADA][corregido]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora