- Placer -

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Ya estaban de regreso en el castillo después de una cesárea. Obviamente, ya no podía moverse de la cama hasta que su incisión cicatrizara. Aunque Simón estaba feliz porque Invernal se encargaba de traer y llevar al bebé, además de cuidarlo, Marshall era un bebé muy tranquilo, aunque casi no había podido ver a las niñas.

Invernal decidió que las niñas no debían estar mucho tiempo en el cuarto de Simón, porque se aburrirían y comenzarían a jugar alrededor de él, lo que podría generar algún tipo de accidente. Así que estaban asistiendo a sus clases y, antes de ir a dormir, iban al cuarto de Simón con Invernal, y se daban las buenas noches.

Las zonas bajas de Simón se habían mantenido un poco inflamadas, pero ya no tanto como antes. El doctor habló de hormonas y cosas raras, aunque Simón era científico, no tenía ganas de pensar en eso. Solo quería descansar y acurrucarse, si no fuera por Invernal.

Después de "la receta del doctor" sobre enfriar las zonas inflamadas, no había pasado ni un solo día en el que no tuviera que luchar con Invernal. Aunque de nada servía, por su operación siempre terminaba en una posición loca con los dedos de Invernal dentro de él.

Así que esta vez, esperó a que Invernal fuera a acostar a las niñas para que durmiera y aprovechó su magia para traer todas las almohadas que había en el cuarto, que eran muchas. Simón lo sentía como un exceso, pero no mentiría, le gustaban. Así que, bueno, hizo una muralla de almohadas alrededor de la cama y las unió con hielo.

¿Simón? - Invernal preguntó con una ceja levantada, no muy seguro de qué estaba pasando con esta muralla de almohadas.

Esta vez no, Invernal - Simón estaba agotado. No es que no le gustara tener ese tipo de contacto con Invernal, porque en realidad lo hacía sentir deseado, pero él también tenía poderes de hielo. También podía hacerlo solo. No necesitaba un bendito final feliz.

Oh, no pensé que te diera asco que yo te tocara - Simón tomó aire ante las palabras de Invernal, cerró los ojos. No iba a caer en esa jugada. No iba a dejarse manipular.

Tampoco me respondes... supongo que ya no me amas - Invernal quebró su voz a propósito, sabiendo que Simón no soportaría ese nivel de manipulación. Su manchita café tenía corazón de pollo.

No es eso... - Invernal sonrió como una serpiente ante el susurro de Simón. Cayó redondito en la trampa. No tenía forma de escapar de esta enredadera victimista en la que Invernal era experto.

¿No es así? - Invernal se dio la vuelta y destruyó con sus poderes la muralla, asustando un poco a Simón, más por el sonido que se generó que por cualquier otra cosa.

No... - Simón trataba de mirar hacia otro lado mientras el rojo subía a sus mejillas.

Oh, estás tan rojo. ¿No tienes fiebre? - Invernal tomó la mandíbula de Simón con una mano, obligándolo a mirarlo a los ojos mientras fingía preocupación y llevaba su mano a la frente de Simón para "medir el calor". Él no podía, era de hielo, pero ¿Quién necesita saberlo?

No, ya te dije que no, ay - Simón cerró los ojos ante la sensación incómoda al mover sus piernas. Quería relajar ese dolor, pero tenía ganas de que esto tuviera un ámbito sexual. Hacerlo casi diario desde que dio a luz era agotador. Le gustaba, pero era agotador.

Invernal lo miró expectante y entonces se dio cuenta. Desde que comenzó a hacer lo de los dedos, no había hecho nada más que en el ámbito sexual. No había mimado de manera romántica a Simón. Bueno, esta vez sería diferente.

¿Quieres sentirte bien? Porque puedo hacerte sentir bien - Invernal le susurró con voz ronca en el oído de Simón.

Uh... - Simón miró a Invernal con un poco de duda. No estaba muy seguro de eso, pero la mano de Invernal ya estaba adentro de sus pantalones, y él ya se sentía en el ánimo para eso. Dios, no tenía nada de resistencia contra este tipo.

Bien... ¿Qué tanto daño podía hacer aliviar una vez más ese dolor? Simón solo se quedó ahí disfrutando del momento. Aunque se sorprendió porque esta vez, no fue solo deseo.

❄️El rey quiere un principe ❄️[TERMINADA][corregido]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora