- Manta -

916 114 15
                                    

Ahora que Simon estaba a salvo, todo estaría bien. No permitiría esta estupidez otra vez. Bajo su vigilancia, nadie se atrevería a tratar de tocar a su familia otra vez, o desataría el maldito infierno.

Así que, como primer paso para mantener a su familia a salvo, debía arreglar la habitación de Simon y la de cada niña. Envió a sus perlas a hacerlas inexpugnables. Nadie entraría ni pasaría a esas habitaciones si no era un miembro perteneciente a la familia real.

Se fue a su oficina para hacer muchas almohadas, sillones, mantas y todas esas cosas blanditas. Además, decidió poner pisos acolchados con alfombras para que las niñas pudieran sentarse a jugar sin lastimar sus rodillas, y en sus cuartos personales también, para... para que a Simon no le dolieran las rodillas en alguna situación.

Estaba remodelando todo el lugar. No se le había ocurrido que los niños y las parejas necesitaban adaptaciones en el hogar, pero ahora que lo tenía claro, lo arreglaría todo. No permitiría más daños a su familia. Mandó a poner muebles esquineros para bebés y decidió hacer un cuarto genérico al lado de los cuartos de las niñas y de ellas. Más tarde pondría hechizos en los cuartos de las niñas para que cuando el bebé estuviera aquí, ellas no tuvieran que escuchar los llantos del bebé.

-¿No estás exagerando un poco? - Simon se sentó en el sillón de la oficina, sorprendiendo a Invernal, que levantó la cabeza de sus planes para ver a Simon sentado con ojeras bajo su rostro. El remordimiento recorrió su sistema. Si él hubiera estado allí, entonces nada le habría pasado a Simon ni a las niñas.

-Mi deber es cuidar de mi familia - susurró Invernal.

-Tienes ojeras, estás cansado... Además, deberíamos hablar con las niñas. Después de que hablaron sobre proteger a la familia, están desarrollando una especie de complejo de hermanas mayores... será un problema cuando tengan que ir a la escuela - Simon miró por la ventana de la oficina.

-¿La escuela? - Invernal le dio una sonrisa nerviosa a Simon después de recibir una de sus miradas matadoras.

-Son princesas, necesitan hacer amigos, aprender cosas y tener vida social con sus súbditos - Simon miró a Invernal.

-Pero podemos darles educación en casa, también podemos hacerles amigos y estará todo bien - Invernal miró los papeles, pero se tensó cuando escuchó el carraspeo de la voz de Simon.

-Ellos irán a la escuela, harán amigos que ya existen y serán niñas, adolescentes y luego adultas, ¿me di a entender correctamente? - Invernal tragó saliva.

-Si, mi amor - Simon asintió más calmado.

-¿Qué más estás haciendo? - Preguntó Simon acercándose al escritorio.

-Oh bueno, en realidad estaba pensando en hacer que los cuartos de las niñas fueran más seguros, como poner ventanas en los balcones que puedan abrir y cerrar cuando quieran. Así también podemos evitar que salten por ahí para escapar - Simon lo miró confundido - Marceline lo hizo una vez cuando se enfadó conmigo porque no quise ponerme un traje rosado, así que bueno... para evitar escapes de niñas rebeldes.

Simon no pudo evitar una risa ante eso. Pensar en Marceline escapando por un balcón gigante era algo demasiado gracioso. Además, Invernal con un traje rosa, corriendo detrás de Marceline, mejoraba la imagen.

-Bueno, supongo que tendremos que conseguir cuadernos y esas cosas para las niñas. ¿Marceline también debe ir, verdad? - Simon asintió con una gran sonrisa. Ya quería que las niñas aprendieran cosas nuevas, hicieran amigos y tuvieran sus aventuras de adolescentes. Esta idea llegó a su cabeza después de escuchar al imbécil de Hunson sobre el papel de Marceline como la heredera del gobernante de la Nocheosfera.

Pensó que Marceline se debía de sentir mal por pensar en eso casi todos los días de su vida, así que quería que tuviera una buena probada de lo que era vivir una buena vida, con padre y hermano, amigos, aventuras y diversión. Además, de aprender a ser independiente y amada.

-Mañana tengo que ir al médico - Simon susurró y Invernal lo miró nervioso.

-¿No podemos mover la cita? Después de todo, eso no pudo evitar mis deberes para mañana - Invernal miró a Simon. Parecía que no haría que su manchita café cambiara de opinión.

-No, sigue intentándolo, pero iré quieras o no con el Doctor Oso Polar. Hice que unas guardias hicieran una cita mañana con el sastre para Mely y Doty, para que hagan sus uniformes. Marceline irá conmigo al médico, luego veremos su uniforme porque ella es más pequeña - Invernal sonrió. Oh, Simon, era tan preparado y meticuloso... como él. ¡Ja, ironías de la vida!

-Bueno, no puedo decirle que no a mi amada alma gemela. Por cierto... esto es para ti - Invernal le entregó una capa de hielo a Simon, que la miró con admiración.

-¿Esto? - Simon lo miró.

-Para la reunión de gobernantes. Como mi pareja, tienes que estar a mi lado. Además, así evitaré que miren de más - Invernal tuvo que reír cuando Simon le dio un tirón tierno en la mejilla para regañarlo por ser un celoso.

-Eres un celoso... ¿Estará ahí el Príncipe Flama? - Simon miró con una sonrisa a Invernal.

-¿Por qué te gusta? - Invernal se hizo la víctima.

-Sabes que es para Fionna - Simon se sentó cerca de la ventana para recibir un poco de sol.

-Ya sabes que sí, la llevaré como nuestra guardiana. Así podrá conocer a su alma gemela. Además, hay un ser oscuro que tal vez le interese a Cake - Invernal sonrió. Tenía todo preparado.

-Bueno... yo ya estoy cansado - Simon bostezó. Salió de la oficina de Invernal y fue directamente a buscar a Marceline, que estaba igual de cansada que él. Mely y Doty estaban jugando con espadas en el jardín porque querían ser heroínas como sus tías para proteger a su familia. Simon suponía que también era porque inicialmente eran soldadas.

-Tengo sueño - Murmuro Marceline mientras se acostaban en la gran cama que Invernal había puesto en el cuarto de Simon.

-Yo también, bebé - Simon se durmió con Marceline. Invernal los miraba. Si alguien tocaba a su familia, no terminaría bien.

❄️El rey quiere un principe ❄️[TERMINADA][corregido]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora