-Amor-

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Después de unos días, Simon logró que Invernal le quitara los ojos de encima. Así que ahora podía tener una cita con el doctor Oso Polar para descubrir el género del bebé. Se arregló; sus dos perlas estaban asistiendo a la escuela, así que solo le faltaba arreglar a Marceline. Invernal estaba atendiendo asuntos de rey.

Simon caminó hacia la habitación de su hija, entró lentamente para ver a Marceline acurrucada en su cama. Simon se acercó con una sonrisa y sacudió lentamente a su bebé.

Marci... Marci - Simon sacudió a su hija, que murmuró algo durante 5 minutos más.

¿Simon? - Simon sonrió cuando Marceline se dio cuenta de que era él y apareció una sonrisa en el rostro de la niña.

Sí, vamos. Tienes que acompañarme. Vamos a una cita con el doctor Oso Polar - Marceline se levantó como si le hubieran lanzado lava encima.

¡No, no quiero ir al doctor! - Marceline se alejó de Simon, pero el castaño solo pudo reír.

No es para ti, cariño. Es para mí - Simon calmó a la niña que levantó una ceja confundida.

¿Para ti? ¿Te sientes mal? - Simon negó con la cabeza.

Tenemos que descubrir el género del bebé - Marceline se llevó las manos a la boca sorprendida, luego chilló y corrió al guardarropa para elegir qué ponerse. Mientras ella hacía eso, Simon decidió practicar con su magia; hizo la cama de Marceline con ella. Poco a poco, estaba comenzando a perder el miedo que le tenía inicialmente a la magia.

Marceline salió corriendo del guardarropa con un vestido de tirantes rojo, con un adorno de murciélago en el cabello. La niña miró a su padre con una sonrisa; Simon miró a la niña con una sonrisa.

Vamos, Marci. ¿Qué quieres desayunar? - Simon caminó con la niña hacia la cocina; Marceline se fue caminando detrás de su padre como un pollito siguiendo a la mama gallina. De cualquier manera, quería waffles.

Quiero waffles - Marceline sonrió mientras se subía a la silla para poder sentarse en la mesa. Simon sacó un delantal de un cajón para ponérselo.

¿No vas a pedirle a ninguna de las perlas que haga el desayuno? Papá las contrató para eso. Marceline miró confundida a Simon, que sonrió, pero por supuesto que Invernal no sabe ni hacer un huevo frito.

Bueno, papá es un tonto que no sabe cocinar, pero yo sé hacer waffles - Simon se ató el delantal orgulloso. Cuando terminó de cocinar y después de comer, con una Marceline muy feliz, salieron de la mano camino al reino. Le había pedido al doctor que la cita fuera en su consultorio, para no alertar a Invernal sobre cualquier cosa al ver al médico en el castillo.

Mientras caminaban de un lado a otro mirando toda la ciudad, nunca había tenido tiempo hasta ahora para poder revisarla. Giró los ojos al recordar que en la mañana encontró dentro de su cajón una tarjeta de color celeste para sacar dinero y esas cosas.

¿Esta ciudad no es demasiado tecnológica? - Se preguntó Simon a sí mismo, pero Marceline lo miró con una sonrisa.

Papá quería imitar lo que había antes de la guerra. - Simon asintió con la cabeza comprensivo.

¿Qué tal si después de que nos digan el género del bebé, vamos y compramos ropa para el bebé, para ti y tus hermanas? Pronto vendrá la gala y esas cosas de reyes, y tu padre quiere que estemos ahí. - Marceline asintió con una gran sonrisa; se tomó de la mano de su "mami" y fueron camino al consultorio.

Cuando llegaron, una recepcionista con forma de copo de nieve muy amable los llevó dentro del consultorio del doctor Oso Polar.

Es un gusto verlo otra vez, señor Simon, señorita Marceline - el oso le dio una paleta de dulce a la niña, que sonrió mientras se sentaba tranquila al lado de Simon, que hablaba con el doctor.

Levántese la ropa del abdomen y recuérdese para que le pongamos gel - Simon asintió mientras obedecía, se levantó la zona del estómago y se recostó mientras Marceline se sentaba a su lado curiosa.

Aquí va el gel - El doctor Oso Polar se acercó con un gel en sus patas, puso un poco en el estómago de Simon y lo esparció con calma, asegurándose de cubrir todo el área.

¿Cómo se siente? - Marceline miró curiosa.

Gracioso - Simon sonrió mientras el doctor comenzaba a pasar la máquina.

Aquí están sus manos - El doctor le mostraba a Marceline e Invernal.

¿Será... será de hielo? - Simon vio cómo el doctor cerraba los ojos mirando bien la pantalla.

No, será de carne y hueso... pero tal vez tenga la piel celeste - Simon suspiró ante las palabras del doctor.

¿Entonces qué es? - Preguntó Marceline.

Es un... niño. Sí, es un niño. Felicidades para toda la familia real - Simon sonrió. Cuando terminaron la consulta, fueron a ver la ciudad, comprar ropa y cosas, juguetes.

Ya era casi de noche cuando se dieron cuenta, y Simon llevó a su hija directamente al castillo para poder descansar. Pero apenas pasaron las puertas del palacio, vieron a un hombre corriendo directamente hacia ellos. Simon casi chillaría si no fuera porque se dio cuenta de que era Invernal que los estaba envolviendo en un abrazo.

¿Papi? - Marceline se retorció en el abrazo; era demasiado apretado.

¿Estás bien? ¿Dónde estabas? ¿A dónde fueron? - Invernal miraba a los dos lleno de preocupación.

Fuimos con el doctor Oso Polar para ver al bebé - Marceline se soltó con una sonrisa.

Felicidades, es un niño - Simon sonrió cuando recibió un beso en la mejilla.

Gracias - Invernal susurró y se llevó a los dos mientras reían para meterlos en la cama.

Papi es un paranoico - Marceline sonrió mientras se iba a su cuarto.

¿Dónde están las niñas? ¿Cómo les fue en su primer día en la escuela? - Simon sonrió.

Bien, están cansadas y dormidas. Hicieron amigos y se portaron bien. Aun no puedo creer que estén con los plebeyos - Invernal se cruzó de brazos.

Así es la vida - Simon se rió cuando vio la cara ofendida de Invernal y corrió directo a su cuarto antes de ser atacado por un montón de besos.

❄️El rey quiere un principe ❄️[TERMINADA][corregido]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora