- Hibernación -

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Simón abrió los ojos; todo estaba oscuro y no tenía ni idea de dónde estaba. Su cerebro estaba confundido y sus ideas apenas estaban volviendo en un torbellino de recuerdos.

¡Niñas! - Simón trató de levantarse, pero al hacerlo se golpeó la cabeza con una especie de cristal. Cerró los ojos y se quejó, llevó sus manos a su rostro para tocar la zona, pero los abrió asustado y movió sus manos hacia el cristal. ¿Está atrapado?

Simón miró a todos lados cuando escuchó unos pasos a su alrededor. Solo podía ver el techo, pero la cápsula en la que estaba atrapado comenzó a moverse, en lugar de dejarlo recostado, lo ubicó de pie.

Marceline escogió muy bien a su "madre" - Simón buscó con la mirada cuando la luz comenzó a aparecer desde el fuego de unas velas.

Abadeer... - Simón gruñó y los ojos del señor del mal se abrieron con curiosa perspicacia. Este humano sabía de él, ¿Invernal o Marci habían hablado sobre él? No, ellos no hablaban de él.

Así que esta hermosa criatura mágica conoce el nombre de su nuevo amo y pareja - Hunson puso su mano sobre el cristal, pero no esperó que la criatura conocida como "Simón" se resistiera, golpeando el cristal y tratando de usar magia. - No lo intentes, joven Simón. Esta cápsula es especial de la Nocheosfera, tus poderes son neutralizados aquí, dulzura.

¡Suéltame! - Simón se estaba empezando a frustrar.

No es como si tu rey viniera a buscarte. Eres solo una herramienta. Él no puede amar, aunque seas su alma gemela. Pero no te preocupes, conmigo eso no importa. Tengo miles de almas que puedes elegir para ti, amor... Y no te preocupes, Marceline y esas dos... perlas, las traeré para ti. Pero ese bebé que está en tu interior, tendré que quedarme con su alma - Simón se cubrió el vientre con sus brazos al ver los dientes en forma de sanguijuela de Hunson.

¡Aléjate de mis hijas, desgraciado! Prefiero a mi loco psicópata que a ti - Simón suspiró. Él no era una herramienta, era la pareja de Invernal. Tenían una familia.

Bueno... te daré un poco de tiempo - Hunson salió caminando de la habitación con una sonrisa. Solo tenía que hacer que el imbécil de Invernal se quedara lejos. Sabía que debía estar buscando en la Nocheosfera, por eso mismo se escondió en un lugar de este mismo mundo. Así, cuando él se diera cuenta, si es que se daba cuenta, él ya tendría a su hija.

Él sabía que Marceline no lo quería. Aunque ahora tenía otro cuerpo, mantenía su magia y poder. Él era el gobernante de la Nocheosfera. Necesitaba que su hija estuviera a su lado, y si tenía que tener a esa pequeña criatura y a esas dos mundanas perlas para lograr su objetivo, ¿por qué no? Él era un gobernante; los reyes se roban a las reinas en la guerra.

Simón seguía golpeando el cristal, pero ya estaba agotado. Solo podía pensar en Marceline, Mely, Doty. ¿Acaso Invernal ya lo estaba buscando? ¿Fionna y Cake ya se habían enterado de toda la situación?

Quería salir de aquí, quería ser libre, pero ya conocía a Hunson de su otro universo. Era un ser despreciable que solo vivía para fastidiarlos a él y a Marceline. No los dejaba en paz y los perseguía como un acosador. Cuando perdió el poder de su corona, se arrepintió mucho de que Hunson se llevara a Marci, aunque según lo que sabía, se habían peleado por papás.

Pero el punto es que los de todos los universos eran unos malditos, y se negaba a siquiera darle la mano a ese maldito. No iba a besarlo y mucho menos a tener a sus niñas a su lado. Sabía que Hunson era un golpeador; cuando se enojaba, se volvía loco. Por más dictador que sea Invernal, él nunca jamás trataría de levantarle la mano a Marceline, menos a su familia, sus niñas.

Tenía que encontrar una forma de salir. Sabía perfectamente que esto no era la Nocheosfera porque no había calor, ni gritos de sufrimiento, ni casas rotas. Suspiró.

Hunson caminó de regreso hacia la cápsula con una sonrisa y palmeó el cristal para que Simón le prestara atención.

Muy bien, dulzura, lo que vamos a hacer. Te vamos a poner a invernar y te vamos a esconder hasta que tenga a mi hija y a esas dos perlas. Le voy a quitar su alma a Invernal y así podrás estar conmigo por el resto de la existencia - Simón abrió los ojos y se empujó contra el cristal muy fuerte. - No hagas eso. Me comeré el alma de esa cosa cuando termine con lo otro. Será mejor que te portes bien o tendré que matar a esas chicas y a esas perlas - Simón se quedó en silencio.

Ellas van a encontrarme. Vendrán con Invernal y no tendrás oportunidad, desgraciado - Hunson sonrió. Qué tierno era la resistencia de un ser tan débil ante su grandeza.

Solo quédate callado y dedícate a ser una cosa linda. Vamos, es hora de dormir. Buenas noches - Hunson sonrió. No entendía por qué se resistían tanto. Él sabía lo que era mejor para todos. Solo tenían que seguir sus instrucciones al pie de la letra y ya todo estará bien. Él los guiaría a una vida perfecta.

Simón golpeaba el cristal cuando comenzó a salir un humo. Se tapó las vías respiratorias con la manga de su ropa para no respirarlo, pero atrapado en esa cápsula no tenía a dónde ir para escapar del humo.

Sus ojos comenzaron a cerrarse y finalmente se quedó dormido. No podía creer que esto le estuviera pasando.

Muy bien, dulzura, ahh, es tan lindo cuando está calentito y manzo. Cuando termine con esto, tendré que entrenarlo para que sea la pareja perfecta. Hmm, tendré que hacerlo pasar por algunos procesos dolorosos para que sea apto para mí. Bueno, no importa. Soy un gobernante. Puedo hacer lo que quiera o sé lo que es mejor - Se arregló la corbata. - Marceline, tu padre es un genio. Estarás tan feliz ahora.

❄️El rey quiere un principe ❄️[TERMINADA][corregido]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora