Alma Hagrid es una niña que apareció en la puerta del semi gigante y se volvió su más preciado tesoro desde ese momento.
Quedó en la casa de Hufflepuff demostrando que todos tenían razón cuando de pequeña notaron que era una chica muy dulce con buen...
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Sentía que nunca había dormido tan cómodamente en mi vida, recordaba los días en la casa de mi madrina Andrómeda, las camas enormes y cómodas aunque esta vez me sentía como en una nube, por eso cuando me desperté de dicha nube lo primero que sentí fue una respiración en mi cabello, unos brazos rodeandome en un abrazo mientras mi cabeza reposaba en un pecho desnudo.
Me sorprendí al principio pero luego recordé que estaba en la habitación de Malfoy, estaba en la casa de las serpientes.
Sentí que se removió un poco y luego me soltó, suspiré antes de levantarme e ir al baño, lave mis dientes y mi cara, tenía las mejillas sonrojadas.
Me sentía extraña con todo el tema de Malfoy y no estaba del todo segura si lo que estaba haciendo era correcto ¿Realmente era seguro todo el plan? ¿Que era lo que estaba buscando realmente? ¿Cómo se tomaría mi tío la noticia de que quería pasar unos días en la casa de los Malfoy?
Salí para poder buscar mi uniforme y darme un baño para irme rápidamente a mis clases, si bien dormir en sábanas de seda fue delicioso, ya era hora de ir al mundo real y a mis sábanas de algodón.
Tome mi uniforme que estaba en una sillita cerca de la mesa de noche, la trajo un elfo de nombre Dobby, era muy agradable, me adentré al baño, me di una ducha rápida y cuando salí ya Draco se estaba despertando.
— Buenos días, Draco. — Le sonreí.
— Buenos días, Alma. — Su voz ronca de recién despertado hizo que mi piel se erizara. — ¿Ya te vas?
— Si, tengo herboligia y dejé mi tarea en la sala común.
— Él asintió. — Nos veremos en el comedor.
Tome mi bolso con mis cosas y me acerque a su cara, no sabía si lo que estaba apunto de hacer era correcto, pero me acerque y le di un pequeño beso en la mejilla.
Salí corriendo de su habitación y al cerrar la puerta me choque con alguien.
— Lo lamento tanto. — Levanté la mirada y ví Theodore.
— ¿Ya Malfoy te hizo correr? — Se burló.
— Me reí nerviosa. — No, es que tengo que ir a mi sala común a dejar mis cosas, nos veremos en el comedor.
— Te acompaño.
Los dos bajamos las escaleras hasta la sala común que estaba vacía, supongo que es muy temprano y todos deben estar arreglándose para bajar a desayunar, salimos de la sala común y me voltee para regalarle una sonrisa a Theodore.
— Nos vemos en el comedor.
El asintió en respuesta y me dejó ir, mientras iba caminando estaba pensando en Cedric, debe estar muy feliz y muy orgulloso de haber quedado en el torneo, por mi parte estaba muerta de nervios, no quería perderlo o que algo malo le pasará.
