Esquivaba alumnos por doquier mientras mis pasos se hacían más rápidos a medida que me alejaba del diablo, ni siquiera le había echado una mirada a Harry quién se tropezó conmigo sin querer y al momento de disculparse yo lo deje con la palabra en la boca y corrí.
¿Que carajos se supone que había hecho? Le vendí mi alma al diablo.
Bueno, le ofrecí mi inocencia a Malfoy que es prácticamente lo mismo para mí.
Caminé, camine, caminé y caminé hasta mi lugar seguro, la cocina.
¿Qué? Adoraba comer, por eso tenía las caderas tan grandes, tenía la sospecha de que toda la comida se acumulaba ahí. De todas maneras de tanto bajar, subir escaleras y correr por los pasillos buscando la siguiente clase, terminaba haciendo algo de ejercicio.
Entre y todos los Elfos me miraron pero no dijeron nada, yo los trataba con mucho cariño y respeto, por lo que me dejaban estar ahí y comer lo que quisiera mientras no interrumpirá su trabajo.
Seguía pensando en mi conversación con Malfoy, ¿Por qué había decidido ayudarme de repente para poder estar con Harry? ¿Por qué mi inocencia? Un momento ¿A qué se refería él con inocente? Todo el mundo tenía un concepto muy erróneo de lo que era ser un Hufflepuff, pero claro, nunca se tomaban la molestia de conocernos realmente.
Revenclawn y Hufflepuff eran los que menos llamaban la atención de Hogwarts aunque eso era una ventaja, cuando habían problemas solo Slytherin y Gryffindor eran los culpables, sobretodo desde que Harry Potter está aquí.
Después de comer algunos moffins, tome dos más para llevárselo a mi tío Hagrid, me gustaba pasar tiempo con él y adoraba mucho el cariño que Harry le tenía, por eso me gustaba tanto, era un chico tan dulce, tan adorable, era perfecto.
— Tío. — Abrí la puerta de la cabaña sin ningún problema. — Hola, Fang. — Saludé al enorme perro que ocupaba casi todo el sillón. — Te traje un muffin.
El perro levantó su cabeza rápidamente al escuchar eso y movió la cola, lo deje en el piso y me senté en el sofá.
— Alma. — Mi tío Hagrid entro a la cabaña. — Estaba consechando unas calabazas, ¿Que haces aquí?
— Trayendo un muffin. — Le sonreí.
— Tienes que dejar de robar comida en la cocina. — Sonreí porque de igual manera tomo el muffin. — ¿Cómo te ha ido en tus clases?
— Me encogí de hombros. — Me va fenomenal, como siempre.
El sonrió con mucho orgullo, mi tío junto con Andrómeda, su esposo y Dora habían hecho un excelente trabajo conmigo y no podía negar que yo también me sentia muy orgullosa porque mucho creyeron que Hagrid no iba a poder cuidar a una bebé y darle lo que necesitaba, pero demostró estar totalmente calificado y aparte una de las mejores en las clases, estaba de tercer lugar porque Hermione ocupaba el primero y Draco el segundo, pero no interesaba.
ESTÁS LEYENDO
La dulce Hufflepuff
FanficAlma Hagrid es una niña que apareció en la puerta del semi gigante y se volvió su más preciado tesoro desde ese momento. Quedó en la casa de Hufflepuff demostrando que todos tenían razón cuando de pequeña notaron que era una chica muy dulce con buen...