Capítulo 31

3.7K 261 55
                                    

Estaba de camino a la clase de adivinación, los días seguían pasando y mi relación con Draco no había mejorado, ninguno de los dos nos habíamos acercado al otro y eso me tenía un tanto triste

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Estaba de camino a la clase de adivinación, los días seguían pasando y mi relación con Draco no había mejorado, ninguno de los dos nos habíamos acercado al otro y eso me tenía un tanto triste. Theo y Blaise me ayudaban a distraerme, pero me hacía mucha falta el poder tener a Draco conmigo.

Me senté en mi puesto de siempre, delante de cada mesa se encontraba una bola de cristal por lo que me daba una idea de lo que sería la clase de hoy. Estaba tan distraída viendo la bola de cristal que no me di cuenta cuando Pucey se sentó a mi lado.

— Muñeca. — Me voltee para verlo sonreírme con su característica sonrisa coqueta.

— Pucey. — Le regrese la sonrisa pero a diferencia de la de él, la mía era amable. — Hace tiempo no te veía.

— No has pisado mucho nuestra sala común últimamente. — Se encogió de hombros. — Así que de esto se trata la clase de hoy...

Miro la bola de cristal al igual que yo.

— Así parece.

— Será interesante.

Asentí dándole la razón, poco a poco los demás empezaron a llegar y la profesora Trelawney apareció y nos empezó a explicar sobre las bolas de cristal. Nos explicó sobre lo difícil que podía llegar a ser para algunos ver algo más allá de niebla blanca y remolinos para alguno, se sabía que más de uno de los que se encontraban aquí no eran muy creyentes sobre esta materia, recordaba a Greengras como una.

Por lo contrario a mí me encantaba esta materia, por lo que tome una profunda bocana de aire para luego soltarla e intentar relajar mi mente. Dejar atrás todo los conflictos que tenía con respeto a mi extraña relación, lo estresada que me encontraba con las tareas y evaluaciones que dejaban los profesores y mis propios problemas internos. Abrí los ojos y me centre en la bola de cristal, al principio no veía más allá que la niebla blanca que poco a poco iba dando vueltas, pero no era remolinos lo que se estaban formando.

Fruncí el ceño al verla ponerse gris casi negra y dar vueltas hacia la izquierda para poco a poco formar la marca tenebrosa, de la que Cadric me habló cuando la vio en el mundial de Quidditch que había asistido junto con su padre y los Weasley y a la que todos en el mundo mágico le tenían tanto miedo.

Veía rayos caer dentro de esta, pasar a través de aquella marca pero sin destruir su forma.

Mi corazón se estaba acelerando y mi respiración estaba entre cortada, las imágenes eran confunsas y a la vez tan clara, ví un rayo verde muy fuerte y luego... ¿Unos ojos? Pero estos ojos estaban vacíos, sin vida y un sentimiento enorme de tristeza y soledad se instalo en mi pecho.

Solté un brinco en mi asiento cuando escuché algo romperse cerca.

— Longbottom y su torpeza siempre siendo los protagonistas. — Escuché el bufido de Pucey a mi lado.

La dulce Hufflepuff Donde viven las historias. Descúbrelo ahora