Alma Hagrid es una niña que apareció en la puerta del semi gigante y se volvió su más preciado tesoro desde ese momento.
Quedó en la casa de Hufflepuff demostrando que todos tenían razón cuando de pequeña notaron que era una chica muy dulce con buen...
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Estaba muy nerviosa por el tiempo que estaría junto a los Malfoy, se supone que estaría desde el 20 hasta el 27 que me iría con Cedric, eran más días de lo previsto y eso me tenía pensativa. Estuve todo el viaje con Cedric que me contaba de lo feliz y de lo bien que la paso con Cho después de la fiesta, realmente se veía enamorado de la chica y no voy a mentir, Cho también se veía enamorada de él.
Pero las inseguridades podrían destruir cualquier bonita relación.
— ¿Estás nerviosa por estar en la casa de tus suegros? — Se burló.
— No te burles, me da miedo que la familia de Malfoy no me acepte porque decidí mantener mi estatus de sangre en secreto. — Comenté. — Si piensan que hice eso porque soy mestiza o soy nacida de Muggles, me van a odiar.
— Da igual lo que piensen, Malfoy no ha prestado atención a eso. — Tomo mi mano. — Eres una chica increíble y si esa familia no sabe verlo pues que se jodan, ellos se lo pierden.
Acarició mi mejilla con dulzura y yo dejé un beso en la palma de su mano.
— Gracias por ser mi hermano.
— Nunca me arrepentiré de llamarte hermana, Alma.
Me atrajo en un abrazo dulce, Diggory me traía mucha paz y seguridad, siempre que estaba con él ese sentimiento de familiaridad florecia en mi, es como si fuera mi alma gemela pero en amistad.
Nos quedamos conversando un rato más hasta que la puerta de nuestra cabina se abrió de golpe y Chang me miró mal por la manera en como estaba abrazada con Cedric. La mitad de mi cuerpo estaba encima del suyo mientras mirábamos el paisaje que se queda atrás gracias a la velocidad del tren, hablábamos sobre que haríamos en navidad, los días que tuviéramos juntos y después en año nuevo, él se iría a casa de Chang para conocer a sus padres.
Iba a levantarme para que Chang se sentará pero Diggory no me lo permitió.
— ¿Sucede algo? — Le pregunto con una sonrisa.
Cedric siempre tenía una sonrisa en el rostro, pero cuando lo hacían enojar había que tener cuidado.
— Solo quería quedarme un rato contigo. — Dijo. — Pero estás algo ocupado.
— De hecho, iré a buscar a Draco.
Cedric rió.
— Compartirás con él todos estos días, déjame tener a mi hermanita un rato más. — Se burló. — Con todo lo del torneo, los EXTASIS, las clases, los entrenamientos y demás, no he tenido la oportunidad de estar contigo.
— Sonreí. — Tendremos tiempo suficiente para ponernos al día. — Le prometí. — Iré a despedirme de ti una vez lleguemos a la estación, hasta luego Chang.
La nombrada asintió y me dejó salir, solté un suspiro de alivio y empecé a caminar por los vagones, realmente no iría a buscar a Draco solo quería liberarme de aquella tensión tan estúpida que se había creado de repente.
