Capítulo 41

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Los nervios de Alma estaban incontrolables el día de hoy, llegó hace unas horas y no había salido de su habitación, le pidió a Theodore que la dejará en su sala común para poder hablar con Cedric, pero, entro a su habitación y se encerró en ella a...

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Los nervios de Alma estaban incontrolables el día de hoy, llegó hace unas horas y no había salido de su habitación, le pidió a Theodore que la dejará en su sala común para poder hablar con Cedric, pero, entro a su habitación y se encerró en ella aprovechando que sus amigas se encontraban en clases en este momento.

Tenía tantas cosas en su mente, que no sabía por dónde empezar.

Le dolió mucho haberse ido de esa manera sin avisarle a nadie, no tuvo el valor de hablar con sus novios por lo que le había pedido a su madrina que respondiera las cartas por ella. Las únicas personas que sabían la verdadera razón por la cuál Alma se había ido eran Nivelle Longbotton y Dumbledore, fue difícil convencer a su tío Hagrid que lo mejor era irse unas semanas y luego explicarle a su madrina porque estaba en la casa antes de tiempo.

Los días fuera de Hogwarts no fueron unas vacaciones como todo el mundo debe suponer; Las visiones, sueños, pesadillas, ya Alma no sabía cómo llamarle, se habían vuelto más intensas al pasar de los días y hoy, hoy exactamente era el día dónde más sentía que todo aquello se haría realidad.

El miedo crecía en su pecho a medida que notaba el torneo estaba por empezar. Decida, con el corazón en la garganta, salió de su habitación para ir a la de Cedric, esperando encontrarlo ahí.

Tocó dos veces antes de dar dos pequeños pasos lejos de la puerta.

La puerta se abrió de golpe, dejando ver a Cho, quién miro a Alma con fastidio.

— Pensé que habías desaparecido en Hogwarts. — Exclamó con molestia.

— Pues ya ves que no, quiero hablar con Cedric.

— Cedric no quiere hablar contigo. — Fue su respuesta.

— Chang, es urgente.

— Ella negó. — Cedric está harto de tí.

— Es otra de tus mentiras.

— ¿Que está pasando?

La voz de su mejor amigo se escuchó detrás de la Revenclawn que no quería alejarse de la puerta. Cedric se hizo paso y miro a Alma con sorpresa y desconcierto, no sabía que había regresado a Hogwarts, aunque los fragmentos de la carta que mandó su madrina decía algo sobre que ella regresaría para apoyarlo en la última prueba.

— ¿Que haces aquí? — Hablo de manera ruda.

Alma al ver los ojos grises de su amigo se alejo de la puerta rápidamente, su corazón bombeaba con fuerza y un dolor de cabeza se apoderó de ella.

— Necesito hablar contigo.

— ¿Ahora sí? — Se rió sin una pizca de gracia. — No quiero hablar contigo, piérdete.

— Cedric. — Alma intento acercarse pero el la detuvo.

— Toda mi vida he estado para tí, toda mi vida te he escuchado, te he apoyado, he dado todo por tí, por tu salud, tu bienestar y la única vez dónde realmente te necesito a mi lado, cuando realmente necesito algo de ti, decidetes irte sin siquiera dar una buena y justa razón. — Gritó. — Ni siquiera fuiste capaz de responder las cartas, lo hizo tu madrina.

La dulce Hufflepuff Donde viven las historias. Descúbrelo ahora