Capítulo tres.

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Los días pasaron y Andrea aún no se había podido levantar de aquella pesadilla, habría preferido entrar en un bucle donde se repetía el peor día de su vida antes de haber entrado a una dimensión alterna en donde ella no era ella. No tenía problema con su rostro o cuerpo, era el mismo que el de su anterior vida, incluso tenía los mismos pensamientos, pero todo lo que ocurría alrededor era lo que le molestaba, era completamente diferente a todo lo que conocía y había vivido.

Andrea había descubierto que su madre era su madre, que ahora tenía una hermana llamada Mía y que en realidad no era próxima a heredar una compañía de los mejores vinos del país, en su lugar, se encontró con la sorpresa que lo más probable a heredar serían las deudas para intentar sobrevivir. Deudas que después serían heredadas a sus hijos, y a los hijos de sus hijos, y a los hijos de los hijos de sus hijos.

Las deudas no era lo único malo, también descubrió que había perdido por completo su popularidad porque ahora era la "chica nueva y becada". Claramente esa no era su vida, en su realidad ella era una chica bastante popular, ¡su papel de abeja reina se la habían arrebatado de las manos! En su lugar, estaba Sara ocupando ese papel, pero se portaba tan detestable con todos que Andrea casi aún seguía sin reconocerla. ¿Cómo es posible que aquella chica era la amiga que tanto había querido?

Chiara por otro lado había sido de gran ayuda, al parecer ahí jamás habían peleado, así que pasaba sus recesos con aquella Chiara que en realidad no se odiaban mutuamente, Dareh era otra persona que había cambiado por completo, ya no era el chico insistente detrás de ella con quien había compartido varios años de estudio. Ahora era un chico callado e intimidante, apenas les dirigía la mirada a las personas y pasaba solo la mayoría del tiempo, también Andrea sospechaba que estaba enamorada de Sara por la forma en que miraba cuando ella le coqueteaba con descaro al chico de cabello castaño, a Thiago. Andrea tenía un nuevo pasatiempo, y ese era observar a las personas a su alrededor, observarlos y preguntarse que la había traído a esa dimensión tan horrorosa y desconocida.

Thiago era alguien nueva para Andrea, y le sorprendió mucho saber que en realidad era el primo de Dareh quien había llegado el año lectivo anterior, eso explicaba porque para Andrea le parecía extrañamente conocido, tenía toda la personalidad del Dareh de su realidad y en el físico eran bastante parecido, pero la única forma de diferenciarlos es que uno siempre estaba rodeado de personas, el otro, parecía incluso que la soledad le parecía demasiada compañía en el día.

Thiago era el capitán del equipo de futbol, Sara la líder de las porristas, Dareh aún no parecía encontrar un lugar o etiqueta dentro del cerebro de Andrea, y Chiara se había convertido en esa chica con quien podía compartir las horas de clases y receso, después de todo, no tenía a nadie más con quien estar. Era como estar dentro de una estúpida película cliché de las que veía en televisión por aburrimiento en las vacaciones. Ella odiaba con su vida esas películas, por eso siempre terminaba cambiándolas para quedarse viendo películas de terror junto a Sara hasta tarde, a las dos les encantaban esas películas porque disfrutaban no poder dormir por las noches esperando a que alguna cosa paranormal les suceda y poder tener algo interesante en su vida. La vida que les rodeaba les parecía demasiado sosa, y su único consuelo es que algún día apareciera un fantasma en medio de la noche para darles un susto y después tener que calmarse los nervios con música de películas infantiles.

—Tierra llamando a Andrea— exclamó Chiara delante de ella.

Chiara llevó una papa a su boca y la masticó con una mueca de disgusto, le había estado hablando a Andrea, pero parecía que se había perdido dentro de su cabeza, algo que últimamente lo hacía con demasiada frecuencia sin querer.

—¿Qué decías?

—Que debes tener cuidado con Sara, te sacaría el pellejo si pudiera.

Buscó a Sara con la mirada, estaba riendo con un grupo de estudiantes que la rodeaban sentados en una mesa, ella llevó un pedazo de su cabello hacía atrás con una sonrisa resplandeciente mientras todos la admiraban. Andrea había hecho una investigación exhaustiva sobre cada uno de los que convivía a diario, intentaba encontrar algo que la ayude a salir, porque no soportaba tener que limitarse en la poca ropa que tenía de closet.

Metanoía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora