Andrea se levantó de un sobresalto, tenía los huesos entumecidos por el frío y estaba empapada en lo que suponía era producto de la lluvia, la banca metaliza estaba fría en las partes que su cuerpo no había cubierto y su cabeza martilleaba cuando sus ojos chocaron con el cielo despejado. Tenía la libreta en su mano y por un segundo, había creído que en realidad no había vuelto a su vida anterior, pero sus dudas fueron aclaradas cuando al abrir la libreta no apareció ninguna letra mágica. Se detuvo a observar alrededor, se sentía extraño las similitudes entre la vida creada por la libreta y el mundo real.
Un gato se sentó delante de ella, su cola se enroscó pulcramente alrededor de sus patas y soltó un maullido lo suficiente fuerte para llamar la atención de Andrea. El animal observó fijamente la libreta y Andrea comprendió que era tiempo de entregarla, la extendió para que el gato pueda tomarlo con su hocico y eso fue exactamente lo que hizo. Dio media vuelta y Andrea lo observó desaparecer en un arbusto diminuto. Todo había terminado, para siempre.
Se levantó y estiró su cuerpo, quiso avanzar, pero su cerebro se detuvo al ver un rostro demasiado familiar como para poder olvidarlo, aunque quisiera. Estaba empapado de pies a cabeza y ambos corrieron lo más deprisa que pudieron para su encuentro, pero se detuvieron a unos centímetros de distancia.
—¿Dónde habías dio? — reclamó Dareh—. ¡Tu madre y Walter te buscaron por cielo y mar cuando Chiara había dicho que desapareciste esa mañana! ¡Todos nos preocupamos por ti! Pensé lo peor, creí que... no volvería a verte.
Andrea no había podido resistir el impulso por más tiempo y se abalanzó a Dareh para rodearlo en un fuerte abrazo, necesitaba desesperadamente sentir cada partícula de su cuerpo para asegurarse que sea real, que se encontraba sano y salvo, que no era su cerebro intentando convencerse para no recibir más daño. Dareh, que había estado reteniendo el aire, lo soltó al sentir el contacto de la chica con tanto anhelo, que también lo correspondió.
—Nos preocupaste— murmuró—. Cuando supe que habías desaparecido... no iba a parar hasta encontrarte.
—Lo lamento. —Andrea lo abrazó con más fuerza, temía que, si lo soltaba, desapareciera frente a sus ojos—. Juro no volver a hacerlo, jamás.
Estaba decidida en tomar la decisiones correctas en su nueva vida, estaba decidida en arreglar lo que nunca debió haber pasado desde un principio, quería todo lo que había tenido dentro de la libreta y más. Estaba decidida en su cambio, y realmente creía que era el mejor que podía hacer para empezar.
—Debemos ir con tu madre— exclamó Dareh tomándola por los hombros—. Le dará tres paros cardiacos si no te ve en los próximos segundos.
Andrea regresó junto a Dareh, había preferido tomarlo de la mano durante todo el trayecto, pero sabía que sería demasiado pronto y se conformó con sentir el calor que desprendía su cuerpo mientras caminaba a su lado. Esperaría todo lo que sea necesario, esperaría una vida si es que tenía que hacerlo, y esta vez daría todos sus pasos sin miedo.
Cuando llegaron, Andrea observó como Chiara y Sara conversaban mientras señalaban los sectores en donde ya habían preguntado por ella, Walter hablaba por celular con frenesí mientras daba ordenes, la madre de Andrea estaba sentada sobre una banca con el rostro escondido entre sus manos, cansada de tanto llorar. Cuando Andrea llamó a su madre, la mujer se levantó como si había recobrado vida y corrió al encuentro de su hija para abrazarla.
Andrea jamás había llorado tanto como en ese momento, se había aferrado a su madre mientras ambas se disculpaban atropelladamente y trataban de no ahogarse con sus propias lágrimas. Ella también se había disculpado con Walter, sabía que su comportamiento no había sido el más adecuado, pero el hombre nunca había perdido la fe en que se podría llevar bien. Y cuando llegaron, Andrea había obligado a Chiara y Sara sentarse en el suelo de su habitación para hablar de lo sucedido.
Mientras los días iban pasando, Andrea intentaba meter su vida en una maleta para su viaje a la universidad en otra ciudad— por que la decisión de haberse postulado lejos ya había sido realizada antes de su cambio—, pero se sentía mejor de saber que sus relaciones habían mejorado notablemente, en especial con Sara y Chaira.
Andrea había aceptado la invitación de Dareh a la fiesta de su primo, en donde conocía a Thiago y su amigo Héctor— ambos habían ido a vivir a la ciudad para poder asistir a la universidad de ese lugar; la conexión entre los seis había sucedido de inmediato, como si se conocieran de toda la vida. Andrea también había conocido al compañero de piso de Dareh, Félix era idéntico a como lo conocía, con la diferencia que él había dejado las carreras y quería centrarse en su carrera y no en las fiestas con alcohol y droga; pero de todas formas se había entendido a la perfección con Dareh.
Walter y Amanda habían tenido que atrasar la boda para que coincidiera con las vacaciones de Andrea, ella le había hecho prometer que por nada del mundo iban a cambiarla a un día en que ella no pueda asistir por las clases. Walter al principio había pensado que el bueno humor de Andrea tal vez iba a ser pasajero, pero cuando le había ofrecido ser la dama de honor en la boda de su madre, casi había llorado de alegría al verla tan genuinamente entusiasmada por ellos dos.
Y como si todo había sido producto de magia, la vida de Andrea había tomado un rumbo más colorido, enfocándose en lo que realmente valía la pena salvar.
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Metanoía.
Genç KurguAndrea se ve envuelta en un mundo nuevo con personas que ya conocía después de su cumpleaños número dieciocho, al despertar descubre que ha regresado un año en el tiempo con un ligero cambio: su vida no es como antes. Las personas que ella antes con...