El casillero se cerró con fuerza, Andrea soltó un largo suspiro y acomodó la cartera que colgaba en su hombro. Mantuvo la compostura, eso es algo que siempre había logrado mantener, en especial luego de las clases de gimnasia para que el maquillaje no se le corriera.
—¿Qué dices? — preguntó el chico a su lado—. No habrá muchas personas como acostumbras, pero nos divertiremos juntos.
Dareh. El dulce y adorable Dareh que ha acompañado a Andrea en todos los años de primaria y secundaria, aunque realmente no lo habrían hecho a propósito. Cada año, compartían el mismo salón de clase y los horarios de clases extras, sin embargo, jamás se había "formado" una amistad entre ellos por la diferencia de "estatus escolar"
Andrea y Dareh. Esos compañeros que se habían visto crecer, pero jamás fueron amigos, no es como que Dareh no quiera ser amigo de Andrea, de hecho, las incontables veces que la había invitado a salir se habían perdido dentro de la cabeza del joven, pero Andrea seguía pesando que no estaba en su altura. ¿Ella que iba a saber? Las únicas cosas que conoce de Dareh es que es el mejor estudiante en la materia de artes y que comparte salón todos los años, que sus padres siempre lo iban a recoger hasta que tuvo su primer auto, que, aunque no sea tan bueno en el resto de materia siempre daba su esfuerzo, y que siempre se le formaban dos líneas al final de los ojos cuando sonreía genuinamente. Como decía, no tenía ni idea de nada.
—Dices que la fiesta es de bienvenida para tu primo, ¿no?
Andrea se arregló el uniforme y llevó unos de sus mechones castaños detrás de su oreja. Guardó las cosas que tenía en su mano dentro del bolso, tendría que vaciar el casillero dentro de una semana hasta que termine su último año de colegio, tenía muchas cosas que llevar y muy poco tiempo.
—Si, vendrá a la ciudad y quiero que se integre aquí. ¿Podrás venir?
Andrea caminó hasta la salida, impaciente por que su mejor amiga todavía no llegaba. Juntas irían a comprar algo de ropa, tal vez incluso podrían detenerse en el cine y pasar el rato hasta que tenga, de manera obligatoria, que volver a casa porque su madre tiene un toque de queda.
—Por cierto— continúa Dareh—. También tengo un regalo para ti... feliz cumpleaños.
Andrea se detuvo, observó el parqueadero del colegio, detestaba cuando ella suele retrasarse por diferentes motivos. Se giró hasta donde Dareh, intentando ocultar su desesperación al saber que seguía hablándole, cómo si realmente importara su cumpleaños, después de todo, no lo festejaba como tal hace mucho.
—Dareh, no quiero tu regalo— exclamó Andrea—. Sobre la fiesta... lo pensaré, ¿de acuerdo?
—Pero...
El claxon de un auto interrumpió las palabras de Dareh, el cuerpo de Andrea se llenó de alivio al saber que no tiene que seguir hablando con él, pero de todas formas debe seguir (o intentar) ser amable con los demás. Andrea sentía un leve "aprecio" por Dareh, que a diferencia de los demás, era bastante inteligente y sabía cuándo era momento de acercarse a ella, lo que detestaba es que los chicos intentaran acercarse a ella cuando no se encontraba de tan buen humor.
—Lo lamento, Dareh, pero debo irme.
Andrea no esperó a que Dareh diga algo más, fue a toda prisa y se adentró en el asiento de copiloto del auto de su amiga. Le dio un beso en la mejilla, Sara arrancó para alejarse de la puerta y empezar su recorrido para poder celebrar el día juntas.
—¿Ese era Derry?
—Dareh— corrigió Andrea.
—Como sea, siempre está intentando invitarte a salir— refunfuñó Sara—. Es un pesado, estás siendo amable con él, por lo general no te importa rechazar a los chicos de manera directa.

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Metanoía.
Novela JuvenilAndrea se ve envuelta en un mundo nuevo con personas que ya conocía después de su cumpleaños número dieciocho, al despertar descubre que ha regresado un año en el tiempo con un ligero cambio: su vida no es como antes. Las personas que ella antes con...