Capítulo doce.

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—Thiago pega mejor contigo— murmuró Chiara.

—No se trata de quien pega mejor con quien.

—¿Entonces? ¿De qué más trata la adolescencia?

—Si me inclinó por Thiago, entonces sí que estaré en la boca de todo el mundo.

Un grupo de chicos que Andrea reconoció de la fiesta saludo con una sacudida de mano, ella le correspondió el saludo lo más amable que pudo y continuó en la conversación con su amiga.

—No necesito ser popular, no por ahora... o tal vez nunca. ¡No lo sé! ¡Todo este mundo está diseñado para que me encariñe!

Cubrió su rostro intentando mantener la calma, se le estaba saliendo de las manos las decisiones que tomaba, se estaba dejando influenciar por la vida tan encantadora que le estaban mostrando, incluso el empezar su primer día de trabajo no le parecía tan molestoso.

—Me lleva la que me trajo...

Andrea se descubrió el rostro y observó a su amiga, buscó con la mirada que le había impactado tanto como para que tenga la boca abierta de par en par y haya detenido el que siga devorando la comida con tanto afán, pero había tenido la misma reacción en cuanto sus ojos chocaron con los de Dareh, que la buscaban entre tantos rostros. Caminó en su dirección y se sentó frente a Andrea con los brazos cruzados y una amplia sonrisa.

—¿No comerás hoy tampoco? — preguntó al notar que no tenía nada delante de ella—. Te dará anemia, ¿sabías eso?

Tenía el cabello mucho más corto de lo que lo había recordado Andrea la última vez que lo vio en la fiesta, alguno rizos caían sobre su frente chocando apenas con sus ojos, ahora con el cabello corto, Andrea había notado que sus rizos se definían con más fuerza, que la herida en el puente de su nariz le daba un toque más atractivo y que sus ojos eran más llamativos por sus pestañas.

—Tienes bonitos ojos— murmuró Andrea sin poder quitarle la vista.

Dareh se quedó de piedra, no sabía cómo reaccionar ante un cumplido, en realidad, no sabía cómo reaccionar a uno porque jamás los había recibido. Carraspeó intentando con todo su esfuerzo no sonrojarse, tomó aire y preparó su respuesta mentalmente antes de abrir la boca.

—Yo... mi cabello... corto.

Cerró la boca antes de dar más vergüenza ajena, no esperaba tartamudear tanto como si recién había estado aprendiendo a hablar, pero de todas formas no despegó su mirada de la de Andrea, intentaba no demostrar que lo había puesto nervioso, después de todo, ¿por qué debería ponerse de esa forma si la chica que le gustaba era Sara?

—Tus pestañas son también bastante largas, combinan bien con tus ojos... parecen que brillan todo el tiempo.

—Brillan porque puedo verte.

—¿Ya se van a besar o puedo comer tranquila? — preguntó Chiara, interrumpiendo la conversación de ellos dos.

Ambos desviaron la mirada, habían olvidado que Chiara también estaba presente en la mesa y podía escuchar toda la conversación con facilidad.

—Que asqueroso sabía este puré, sabrá Dios cuando llegará la diarrea masiva... Creo que debo ir al baño. — Se levantó de un salto y recogió sus cosas con prisa—. ¡No se besen sin mí!

Chiara desapareció de la vista de ambos en cuanto tomó la curva al final del pasillo. Andrea recogió los platos que estaban regados sobre toda la mesa, detestaba lo desorganizada que era Chiara y detestaba aún más de saber que ese horrible habito aumentaba en ese mundo. Dareh no emitía ni una sola palabra, en realidad, se negaba en mirar al rostro a Andrea al menos que ella lo llame primero.

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