Capítulo 62

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Kaie

Sentí mi garganta destilar veneno, cargado de rabia, en cada grito al intentar ver el estado de Drix. Pero las garras que me apresaban solo apretaron más fuerte, reteniéndome contra el suelo con una fuerza aún mayor. Irum tampoco tuvo suerte al intentar liberarse, aunque eso ni siquiera se acercaba a lo que sería el punto de quiebre que nos haría desistir.

—Tranquilícense, lo necesito vivo, y mis Naga's lo saben —dijo Dacaeh con un tono cansino. Por fin, algo que me dio respiro, algo que no me hizo desear arrancarle la cabeza de un solo tirón—. ¿No es así, Ga'geth?

—Por supuesto, sigo fielmente los deseos de mi rey —respondió el mismo Naga que había atacado a mi hermano.

Su "falso rey" levanta el mentón con suficiencia y aquel traidor, con una sonrisa que refleja cuánto está disfrutando su rol, levanta sin tapujo de consideración por sus heridas el cuerpo de mi hermano. El rostro de Drix mostrando cierta dolencia que intenta ocultar no pasa desapercibida para mí, pero es más de lo que esperaba encontrar, su cuerpo está inmóvil y comprendo de inmediato que ha vuelto a recibir a través de ese ataque una dosis de los pétalos de Mordekben ocasionando a su sistema una parálisis temporal.

Aún está... aquí.

Un golpe de alivio se acumuló en mi pecho, y no pude evitar preguntarme cuándo exactamente todo esto cambió tanto. Algo había sucedido sin que me diera cuenta, y no estaba seguro de si eso sería algo bueno. Lo que desconozco no es bueno en estos momentos, porque puede que no me alcance el tiempo que necesito para entenderlo.

—Creí que los pilares no eran tan unidos; esto es algo muy grato de descubrir —añadió, con una burla en un siseo más marcado que el nuestro.

Las ganas de arrancarle la cabeza crecían dentro de mí de forma incontrolable, mientras esos frívolos ojos reflejaban, sin disimulo, lo que tenía planeado, lo que deseaba ver con tanta diversión en su juego para establecer dominio. Se acercó cada vez más hasta quedar prácticamente frente a mí. De un tirón, levantó mi cabeza, obligándome a enfrentar esa repulsiva expresión una vez más.

—Falta poco para el amanecer, pero haré que lo sientan tan lejano que desearán que otra luna pase más rápido.

Con un leve movimiento de su mano alzada, los cazadores se ponen en acción, arrastrando a Drix entre burlas y calificativos que dejan claro su lealtad inquebrantable a Dacaeh. Drix no puede moverse. Desde mi posición, alcanzo a ver la herida en su espalda, reciente y aún sangrando. Solo observarla alimenta mi rabia hacia todos en este lugar. Su piel está desgarrada, el golpe fue profundo, y la pérdida de sangre es alarmante, exacerbada por las malditas enredaderas que dejamos atrás.

Todo esto ocurrió como consecuencia de su intento por asegurar que ese pequeño grupo de humanos, junto a esa bestia del Sur, lograra escapar. Fue un acto que rozó lo letal, provocado únicamente por el capricho de Dacaeh. Pero ahora agradezco que mi hermano sea tan difícil de quebrar. A pesar de todo, lo sé. Su mirada me dice que vamos a salir de aquí, cueste lo que cueste... por más difícil que lo tengamos ahora.

Arrastran a Drix hacia un tronco caído no muy lejos, obligándolo a mirar directamente en mi dirección. Le sujetan el rostro, asegurándose de que no pueda apartar la vista. Irum es llevado unos metros más allá, apresado de nuevo con esas malditas enredaderas de sangre, pero esta vez alrededor del cuello, dejándolo tan inmovilizado como Drix.

Mientras tanto, los dos Naga's que me retienen se aseguran de que no escape. Uno sostiene la mitad de mi cuerpo, y el otro tira desde la raíz de mi cabello, manteniendo mi mirada fija en su "rey". Me levantan lo justo para quedarme a una altura media, inmovilizado en esa posición que me resulta imposible romper.

Renacidos en OrloxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora