Rheia
—Vayan con los tres humanos, asegúrense de que no corran peligro.
Ordené a los cuatro cazadores del clan que se encontraban cerca, manteniendo la vista fija en la pelea entre los dos únicos Naga's del Oeste que quedaban en esta rebelión. Mi cuerpo permaneció inclinado hacia adelante, listo para interceptar cualquier ataque, pero apenas me tomó un segundo inclinar la cabeza para dar la orden, justo antes de que mis escamas y mi instinto alertaran del peligro inminente.
Mi cuerpo reaccionó antes que mi mente. De repente, el tallo de Mordekben apareció en mi mano, y el impulso de retroceder fue inmediato. El ardor causado por la fuerza con la que fue lanzado y lo sorpresivo de mi defensa fallida hicieron que mi piel se irritara.
Miré confundida lo que tenía en las manos, y al soltarlo, sentí el cuerpo de Dacaeh detrás de mí, sujetándome. Sus garras estaban en mi abdomen, como una sutil advertencia, las heridas que allí se encontraban ardían bajo su contacto. Su brazo me bloqueaba el paso del aire, y sus intenciones de acabar con todo destilaban del veneno en sus colmillos.
—Si se acercan un solo centímetro más, incrustaré mis garras en la quinta pilar. No me tienten. —El vibrato de su voz resonó en mi oído, y solo deseaba arrancarle la garganta por ello.
Cuando Ronoks intentó acercarse, sus garras se hundieron aún más en la herida bajo mis costillas, provocando que soltase un suave siseo de dolor que traté de reprimir para no darle el gusto. Ese simple gesto lo detuvo al instante, pero no fue el único que notó la falta de vacilación en sus acciones; podía ver en sus ojos las distintas rutas que podría tomar en esta situación.
Los ojos de madre permanecían inexpresivos mientras nos observaba, pero sabía que estaba buscando alguna salida rápida para evitar que resultase herida.
Intenté mover mi cola para liberarme y arremeter contra su agarre, pero sus escamas se entrelazaron con las mías, impidiéndome cualquier defensa. Negó con un ligero movimiento de su cabeza, y el olor a sangre que emanaba de su cuerpo llegó a mis fosas nasales.Mis colmillos se estremecieron con el deseo de incrustarse en su carne, de dejarle marcas y rastros de su propia sangre derramada, pero solo pude mostrarles mientras mantenía la boca semiabierta, respirando con dificultad mientras su brazo presionaba con firmeza.
—La advertencia va para ti también —siseó, y sus garras se hundieron un poco más en mi piel, haciendo que el olor de mi sangre se intensificara entre los dos.
—Ya estás arrinconado... no queda ningún traidor a tu disposición...
Hice el esfuerzo por hablar, y pude notar que se divertía, pues me dio el suficiente espacio para seguir atrapada por su cuerpo, mientras me dejaba apenas el aire necesario para sobrevivir. Mi pecho clamaba por llenarse de oxígeno, pero debía mantenerlo distraído, ganar tiempo, esperar a que alguien ideara una forma de llegar hasta nosotros. Poco a poco, él nos movió al centro del campo, alejándonos de los demás.
—Mi muerte será inevitable, sí —contestó con esa sonrisa que no parecía dispuesta a extinguirse, incluso cuando hablaba de su propio final—. Jugaron bien sus amenazas, esas insignificantes criaturas tenían más por ofrecer de lo que pensé. Es una pena no poder mantenerlos en mi dominio para seguir aprendiendo de sus cuerpos.
La risa que salió de su garganta parecía ser amarga, como si lamentara haber perdido "una gran oportunidad".
—Pero, ¿sabes algo?
—¿Qué? —solté, secamente, como él esperaba en su juego verbal.
Sus ojos, tan oscuros y sombríos, se desviaron de nuestra conversación hacia un punto que no pude alcanzar a ver, pero interpreté de inmediato que alguien había intentado algún tipo de movimiento hacia nosotros. El dolor creciente y el sonido de mi piel rasgándose para dar paso al ardor de la herida me lo confirmaron. Un siseo lleno de promesas de sangre, provenientes de todos los demás, fue lo único que escuché a continuación.
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Renacidos en Orlox
FantasyVarada en un planeta desconocido, infestado con bestias de todo tipo, sin esperanzas y con todos los planes estropeados para sobrevivir. Y, entre esas criaturas, está un Naga... Un hombre mitad serpiente como en la mitología o cualquier fantasía que...