Capítulo 69

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Gwen

Kaie y Ronoks combatieron como un solo ser destrozando a diestra y siniestra a los pocos Naga's que quedaban para retenernos en este lugar y darle más tiempo a su falso rey para escapar hacia Zikhan. En el suelo solo quedaban restos de cuerpos inertes y charcos de sangre, mucha sangre que de no ser porque lo he estado viendo desde ya un corto tiempo... me darían arcadas o más que seguro me desmayaría por la escena tan bestial que desprende una pelea entre esta especie.

Su letalidad es tan asombrosa como aterradora. 

Llevo una mano a mi cabeza por el repentino dolor que me azota como una bofetada. En uno de esos tantos movimientos de esquivar y contraatacar, tumbaron a Kaie otra vez al ser yo su punto débil y me llevaron con él al suelo, por suerte su padre apareció en defensa y extinguió cualquier peligro que acechaba cerca en estos momentos. Me golpeé un poco la herida que ya casi la había olvidado por dejar de sangrar, pero ese golpe parece haber tocado algún punto de esa media cicatrización en la que estaba y siento como si estuviera en medio de una gran campanada ensordecedora.

—Toma —dice Ronoks, tendiéndome en la palma de su mano la mitad de una de las píldoras que les entregó a Kaie y Drix. 

No hubo necesidad de explicar para qué era o por qué me lo estaba dando, la tomé y agradecí en el acto, también sentía el leve ardor en mis brazos por la mordida que ambos me dieron para neutralizar las secuelas de los pétalos de esa planta, por lo menos será de ayuda por un tiempo más en esta lucha, junto a otros pequeños dolores que he minorizado por todo este ajetreo.

Si es la mitad de ese medicamento, supongo que debe ser bastante fuerte de lo que imaginaba y no puedo creer que Kaie haya tenido que consumir dos de esas píldoras, eso solo me hace recordar lo tanto que necesita descansar su cuerpo y la duda sobre cuánto más podrá resistir me carcome por dentro.

Kaie acaricia mi cabeza dándome su hombro como apoyo mientras la medicina va haciendo su efecto como una potente anestesia hasta que siento mi cuerpo como si no tuviera ninguna herida infringida o grabada en mi piel. Seguimos tras el rastro de Dacaeh y en un momento ambos se detienen abriendo sus fosas nasales como si estuvieran identificando un olor familiar.

—Ariks y Rhay están cerca —anuncia el regente sin perder vista de los alrededores con unos ojos que reflejan lo listo que está para atacar.

—Drix, Rheia y los otros dos humanos también —me susurra Kaie para calmar mis nervios por saber de ellos.

Y como si con solo nombrarlos los hubiéramos invocado, aparece Drix clavando sus enormes y afiladas garras en el pecho de un traidor mientras que con la otra mano sostiene a Lizzie para nada conmocionada por la escena sangrienta que tiene a escasos centímetros. Como una copia de su hijo, el regente Rhay da su aparición unos segundos después bañado en sangre y evalúa el lugar en el que estamos hasta toparse con la mirada de Ronoks y ambos se acercan aclarando lo sucedido por ambas partes a una velocidad y precisión notable.

—El tercer pilar perdió un brazo y ha sido llevado al clan Lambda para aminorar los daños causados por pasar tanto tiempo en las tierras de fuego...

Llego a escuchar aquel dato sobre Shaon y la tensión en Kaie aparece y desaparece por unos segundos tan rápidos que dan a pensar que nunca sucedió. Rheia es la tercera en hacer presencia llevando consigo a Dave que no deja de mirarla con el entrecejo marcado por la preocupación, entonces me percato que el aspecto que ella traía no era bueno, se veía adolorida por más que su porte erguido demostrara lo contrario. 

La escaneé por completo porque sabía que algo tenía que haberle infligido una gran herida para estar así y suelto un respingo cuando lo hallé. Parte de su cola estaba prácticamente casi, muy cerca, de ser partida. Las marcas de cinco garras a lo largo de un buen tramo es notorio y más porque sus claras escamas hacen un gran contraste con el color rojo de su carne desgarrada y la sangre morada que la envuelve.

Renacidos en OrloxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora