Kaie
La sensación de llevar cicatrices abiertas en mi propia piel aún ardía en mi memoria. Gracias a la medicina que Ronoks trajo de nuestro clan, el dolor ya no domina cada instante sin descanso, pero, como advirtió, que el dolor desaparezca no significa que las heridas también lo hagan. Lo sé bien, porque la pesadez en mi cuerpo persiste por demasiado tiempo. Sé que me exijo más de lo debido, que mi metabolismo se regenera lentamente porque no le concedo el reposo necesario, y aun así, no pienso detenerme. No puedo rendirme.
Aún puedo luchar.
No dudé ni esperé un solo segundo para levantar y aferrar a mi presa entre mis brazos antes de seguir tras los traidores. Drix hizo lo mismo con la otra humana, y el regente Rhay, sin mayor dificultad, cargó a Dave sujetándolo del estómago y apoyándolo contra sus costillas, como si transportara una presa recién cazada.
Pronto, el silencio y la desolación cubrieron el lugar que habíamos ocupado instantes atrás, mientras cada quien partía hacia su tarea asignada. Me apoyé en mi progenitor para rastrear la ruta que habían tomado los traidores y, cerca de la mitad del trayecto, encontramos un patrón que nos hizo confirmar nuestras sospechas. Pero antes de eso, mi pequeña presa también había descubierto aquello que tanto intentaba ocultarle a sus ojos.
—¿Qué es esto?
Sus manos recorren mi piel hasta donde alcanzan en mis hombros con presura, pero la detengo, aplicando algo de presión en su cintura para evitar que siga explorando lo que mi cabello ya no oculta. No tengo nada que cubra mis cicatrices y no imaginé que, tras su fuerte y cálido abrazo, las notaría de inmediato.
—Nada... —siseo casi con resignación—. No es nada de lo que debas preocuparte, mi dulce veneno. En serio, solo quédate a mi lado hasta que todo esto termine.
Cubro su cabeza con mi mano para que se recueste en mí, pero me lanza una mirada que dice más de lo que ya esperaba. Por eso quería evitarlo. Ese dolor en sus ojos al ver mi debilidad hecha cicatrices, marcas que perdurarán en mi piel para siempre... me descompone por completo.
El poco orgullo que había logrado recuperar al tenerla finalmente conmigo se tambalea ante la voz siseante en mi mente, recordándome que no soy más que una farsa, una sombra de lo que prometí ser para ella y de lo que me aseguré a mí mismo que podía llegar a ser.
—No, déjame ver —repone con firmeza, insistiendo en sus movimientos para liberarse de mi agarre.
No me queda más opción que ceder. La suelto, y ella se alza con su pequeño cuerpo hasta que sus muslos quedan cerca de mi rostro. Instintivamente, los cubro con mis brazos para que Ronoks no la vea, aunque mi padre se ha mantenido al margen y se ha adelantado un poco más, dándonos espacio en esta conversación.
Aun así, puedo sentir su interés latente, atento a mis reacciones con mi presa. Está claro que tiene curiosidad y a su vez le parece divertido ver a su descendiente en esta posición.
—¡Dioses! Kaie... ¿cómo has soportado todo? —Su respiración se entrecorta, ahogada en el pánico de su voz—. ¿Por cuánto...?
El sollozo la quiebra antes de terminar. Parece ser ella quien recibe los golpes, y no yo. No me queda más que sostenerla, traerla de vuelta a su posición, hasta que sus ojos, velados por lágrimas en las que mi reflejo se dibuja con cada gota que cae por sus mejillas, se encuentran con los míos. Y en ellos solo deseo seguir viendo mi reflejo, en todo lo que ella ve del mundo ante sus pies.
Limpio con mi lengua una lágrima que resbala por su mejilla. El sabor salino me recibe como ya lo esperé. Alguna vez creí que esas pequeñas gotas serían tan dulces como mi presa, pero eso ya no importa. Fue en otro tiempo, cuando aún podía afirmar con certeza quién era.
![](https://img.wattpad.com/cover/320654179-288-k866114.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Renacidos en Orlox
ФэнтезиVarada en un planeta desconocido, infestado con bestias de todo tipo, sin esperanzas y con todos los planes estropeados para sobrevivir. Y, entre esas criaturas, está un Naga... Un hombre mitad serpiente como en la mitología o cualquier fantasía que...